15 de enero de 2025
Comentario destacado
Written research report
–No te permito -dice él. –Un momento -dijo Georgie-. ¿Qué es estavesche del lugar? Nunca oí decir que losliudos tienen que aprender cuál es su lugar. Hace una hora pusieron a la pobreÁngela en terapia intensiva, te ha dicho Brenda por teléfono en un castellano ya erosionado por el desuso. No le pueden controlar una infección respiratoria. Según el doctor Clarke, los glóbulos blancos que tiene se han vuelto inocuos. Le han hecho tantas transfusiones que no le queda una venasana. Ayer tuvieron que inyectarla en el dorso de la mano. El dolor no la deja en paz. Si la oyeras te partiría el alma. ¿Y el pecho? Pobre chiquita, el pecho es de una flacura que te espanta. Tendrían que empezar de nuevo con la quimioterapia, pero antes van a evitar que la infección siga invadiéndola. ¿Te das cuenta? ¿Cómo se puede sufrir tanto cuando se tienen sólo quince años? Ya no doy más, Camargo. No puedo verla así. Me le acerco a la cama y me pregunta ¿cuándo va a venir mi papá? Apenas le queda voz. Hace más de tres meses que no te ve. Has ido a Toronto, a Las Vegas, y no has tenido tiempo de pasar aunque sólo sea un día por Chicago. Es tu hija, ¿no? Tengo miedo, Camargo, miedo de estar sola, miedo de lo que pueda pasar. –No sé si te entiendo. –No tenemos tanto tiempo -dijo Camargo-. Cuando el Papa hable, si habla, ya el presidente se habrá embolsado dos o tres millones de votos candorosos. Va a ganar la elección que viene. Vamos a seguir nadando en la corrupción. –Probemos, ¿no? -le contesté, y Georgie medio encogió losplechos, poniendorota de sapo. Así que les dije a Pete y al viejo Lerdo: -Ustedes,drugos, uno a cada lado de la puerta.¿De acuerdo? -Asintieron en la oscuridad, cierto cierto cierto.- Bueno -dije a Georgie, y avancé derecho hacia la puerta de calle. Había un timbre, y apreté el botón, y brrrrr brrrrr sonó en el vestíbulo. Parecía que se habían parado aslusarnos, como si laptitsa y loscotos estuviesen con las orejas vueltas hacia el brrrrr brrrrr, preguntándose qué pasaba. De modo que apreté el viejosvonoco unmalenquito más urgente. Acerqué larota al agujero de las cartas y hablé congolosa refinada: -Auxilio, señora, por favor. Mi amigo acaba de enfermarse en la calle. Le ruego que me permita telefonear a un médico. -Ahí pudevidear que se encendía una luz en el vestíbulo, y luego oí lasnogas de la viejabábuchca y las chinelas que hacían flip flap flip flap, acercándose a la puerta, y se me ocurrió, no sé por qué, que llevaba un gato grande y gordo debajo de cada brazo. Me habló, y lagolosa era extrañamente profunda: –No, no, ahora no se trata de eso -dijo, y nos acomodamos cordiales ydrugos, y se oyó el viejo crac crac crac de los huevos y el crac crunch crunch de las tostadas oscuras, y frente a nosotros habíabolches tazas dechai con mucha leche-. No, estuve telefoneando a varias personas. Y me puse a renegar de Newton y a comerme el mango. En mala hora porque se le antojó a Darío. –¡No! -le contesté con un no más rotundo que el planeta Tierra. Pero también pensaba que el abuelo Laureano era un iluso y un irracional. Quién le había contado que Estanislao López o Ramírez querían sitiar Buenos Aires por una cuestión de ideas. En aquel tiempo, por no hablar de éste, todo el mundo acuchillaba a todo el mundo por una cuestión de vacas, y no estoy hablando de San Martín ni de Belgrano, aclaró cautelosamente Esteban. "Claro que el abuelo era un iluso", dijo Verónica, "no te digo que estaba loco, y seguramente por eso se distanció de López." y Esteban pensó que sí, que seguramente había sido por eso. Verónica siguió hablando pero Esteban ya no la escuchaba. El fuego semiapagado del vivac se reanimó de golpe, con un fulgor hipnótico y antiguo. Más allá de las lanzas, un cerro, iluminado por un relámpago, se instaló en la nada con la solidez sosegada de lo que siempre ha estado ahí. El tiempo es una ilusión, pensó Esteban, una ilusión humana. La naturaleza es pura contemporaneidad, es el testigo indiferente de los amores, los juegos y las guerras y las locuras de los hombres. Bastaría situarse en el mundo con la naturalidad de ese cerro, para saber de qué hablan en este mismo momento el abuelo y Estanislao López. El pie de Estanislao acaba de hacer rodar un tronco hacia el fuego, y el fuego se encrespa como el pelo airado de una mujer de sueño. El abuelo piensa que más le valiera estar en su cama con Aasta que conversando con este santafecino zaino y avieso. "Un tratado es un tratado", dice López, "yyo he firmado la paz con Buenos Aires." "Lo que vos has hecho es aceptar treinticinco mil vacas de Rosas", dice Laureano. "Las vacas no son para mí, sino para mi provincia", dice con mucha calma Estanislao, "ningún pueblo ha sido tan castigado como el mío en esta guerra." Laureano piensa en Jujuy, en las casas ardiendo, en el éxodo. Se lo dice. "Bueno", sonríe López, "vos sabes tan bien como yo que Jujuy no es lo que yo llamo una provincia, es como si dijéramos el norte de Salta, y Salta es una estancia de Güemes." El abuelo se pone de pie. "Era una broma", dice López, "sentate." "Vea, general", dice el abuelo, "va a ser mejor que dejemos de tutearnos." "No veo la razón", dice López. "Larazón",dice el abuelo, "es que yo no me tuteo con cabrones." –No estaba escuchando -dijo Santiago-. Perdón. –La vida es algo maravilloso -observó el doctor Branom con unagolosa muy solemne-.¿Quién conoce realmente esos milagros que son los procesos de la vida, la estructura del organismo humano? Por supuesto, el doctor Brodsky es un hombre notable. Lo que ahora te ocurre es lo que debiera ocurrirle a cualquier organismo humano normal y sano que observa las fuerzas del mal, el trabajo del principio de destrucción. Estamos curándote, te estamos devolviendo la salud. –De cierta clase de hijos de puta -dijo Esteban. Verónica pareció a punto de decir algo. Se limitó a sacar un cigarrillo de una cajita labrada que había sobre una mesa. Reina lleva una vida de inválida. No se baña, no despega la mirada del televisor y sólo se levanta para servirse un té, a veces con tostadas de queso. El miércoles por la mañana ha cumplido con una de las rutinarias visitas al ginecólogo. Aunque sale a la calle sin peinarse casi, el pelo recogido con una hebilla, y unvestido de algodón suelto, simple, se mueve con donaire, desafiando la hostilidad del mundo. Ah, no sabe cuánto pierde al privarse del amor de Camargo: él la tomaría por la cintura y, contándole historias felices, la haría olvidar sus tormentos. Ya todo ha pasado, Queenie, no sufras más. ¿Sentís cómo tu cuerpo está lavándose por dentro y tu sangre se rehace y el dolor se ha apagado tanto que ahora sólo requería una ceniza de dolor, una fatiga del dolor en la memoria? Caminarían juntos por la ciudad, llenos de dicha. –Facundito. Es descendiente de Facundo Quiroga. Las cosas que hace en el telar son una maravilla. La cara es el vivo retrato del Tigre, no me mire así que me hace tentar. De los ladrones, amigo, es el reino de este mundo y más allá no hay otro. Siguen polvo y gusanos. Así que a robar, y mejor en el gobierno que es más seguro y el cielo es para los pendejos. Y mire, oiga, si lo está jodiendo mucho un vecino, sicarios aquí es lo que sobra. Y desempleo. Y acuérdese de que todo pasa, prescribe. Somos efímeros. Usted y yo, mi mamá, la suya. Todos prescribimos..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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