15 de enero de 2025
Comentario destacado
Writing an effective research proposal
–No hagas caso de lo que dice. Usted habla por hablar, ¿no es cierto? A veces Camargo creía estar viviendo entre fantasmas. Ya en quinto grado, la casa estaba siempre sola cuando volvía de la escuela y, como no tenía nada que hacer, repasaba las lecciones una y otra vez. Los maestros le escribían notas de felicitación, pero él no tenía a quién mostrárselas. Lo único que comía eran los guisos de lentejas que cocinaba una vecina y que entregaba en viandas de tres cazuelas, con carbones en el hornillo. El niño los dejaba enfriar y se iba sirviendo de a poco, a cualquier hora. –A caminar un poco -le contesté- y a videar qué pasa, oh hermanitos míos. –La vida entera, decís. –Está bien, está bien -dijo muyscorro el del Inferior Interior-. Me habla como a un amigo,¿no es así, hijo? Dejando el Salón Versalles que de Versalles no tiene un aplique, un carajo, tomando por Junín abajo rumbo a ninguna parte se soltó a llover. Estábamos frente a la iglesia de San Antonio, que no conocía. ¿O sí? ¿No la había visto pues en sueños con Alexis vuelta un cementerio en brumas? Le dije a Alexis, perdón, a Wílmar que entráramos. De pronto, Reina empezó a sentir unas enloquecedoras punzadas en la cabeza cada vez que iba a pasar la noche en la casa de geranios. Pensaba que sería el polen, o el olor a podredumbre que llegaba del río, o el vapor sulfúrico que despedían las cagadas de pájaros en el jardín. Ni una sola vez se le ocurrió que podía ser el tedio de las horas hipnóticas que pasaba junto a Camargo ante el televisor de la casa, y el desgano que se le escurría por todo el cuerpo cuando iban a la cama. No podía decir que lo amaba menos, porque sus sentimientos seguían sin tener forma ni medida; sólo se atrevía a decir -sólo a veces, sólo así misma-que cuando estaba lejos no lo extrañaba y cuando lo tenía cerca no concebía el modo de separarse. Por supuesto, lo que entoncessluchó fue que mis compañeros de celda se despertaron y se unieron a la pelea,tolchocando un poco a ciegas en la semioscuridad, y elchumchum pareció despertar a todo el pabellón, de modo que se podíanslusar los gritos y los golpes de los recipientes de hojalata contra la pared, como si todos losplenios de todas las celdas hubieran creído que se iniciaba una gran fuga, oh hermanos míos. Se encendieron las luces y vinieron loschasos vestidos con camisa, pantalones y gorros, sacudiendo los bastones. Pudimosvidearnos loslitsos enrojecidos, y los puños que se alzaban, y todoscrichaban y maldecían. Entonces formulé mi queja, y todos loschasos dijeron que de cualquier modo Vuestro Humilde Narrador era el que había empezado, pues no tenía ni un arañazo, salvo elcrobo colorado de ese horribleplenio; le caía de larota, donde yo le había clavado laruca. Me puse realmentebesuño. Dije que no dormiría allí otranaito si las autoridades de la cárcel estaban dispuestas a permitir que esosprestúpnicos horribles,vonosos y pervertidos se me echaran encima cuando yo no podía defenderme. -Espera hasta la mañana -me dijeron-. ¿Su alteza quiere un cuarto privado con baño y televisión? Bien, ya lo arreglaremos por la mañana. Pero ahora, pequeñodrugo, hunde lagolová ensangrentada en lapoduchca de paja, y que nadie nos venga con problemas.¿De acuerdo? Toqué y me abrió el Gran Güevón, el semiengendro que de último hijo parió la Loca (en mala edad, a destiempo, cuando ya los óvulos, los genes, estaban dañados por las mutaciones). Abrió y ni me saludó, se dio la vuelta y volvió a sus computadoras, al Internet. Se había adueñado de la casa,de esa casa que papi nos dejó cuando nos dejó de paso este mundo. Primero se apoderó de la sala, después del jardín, del comedor, del patio, del cuarto del piano, la biblioteca, la cocina y toda la segunda planta incluyendo los cuartos los techos y en el techo la antena del televisor. Con decirles que ya era suya hasta la enredadera que cubría por fuera el ventanal de la fachada, y los humildes ratones que en las noches venían a mi casa a malcomer, vicio del que nos acabamos de curar nosotros definitivamente cuando papi se murió. –De bueyes perdidos -dijo Cantilo. A las diez, después de verla dejar en la cocina la taza de té que acaba de tomar, Camargo llama a la puerta. –No era la hija. -Habías agachado la cabeza y buscabas algo en la cartera. No pude verte la cara. -Pero es cierto, hay historias peores… -Te mirabas en un espejito de mano. Lo que veías no pareció gustarte. -Qué monstruo -dijiste inexpresivamente, pero no hablabas de tu cara, ni conmigo-.Voy a pintarme. Bien, a la mañana siguiente tuve que decirle adiós a la viejastaja, y me sentí unmalenco triste, como siempre le ocurre a uno cuando tiene que irse de un lugar al que ya se acostumbró. Pero no fui muy lejos, oh hermanos míos. A puñetazos y puntapiés me llevaron al nuevo edificio blanco que se levantaba después del patio donde hacíamos ejercicio. Era una construcción muy nueva y tenía un olor nuevo, pegajoso y frío que lo estremecía a uno. Me quedé de pie en el horrible ybolche vestíbulo desnudo y mi sensiblecluvo olfateó otrosvonos nuevos. Eran comovonos de hospital, y elcheloveco a quien me entregaron loschasos tenía puesta una chaqueta blanca, como un empleado de hospital. Firmó el recibo por mí, y uno de loschasos brutales que me había llevado dijo: -Cuidado con éste, señor. Un bruto bastardo ha sido y será, pese a todos los halagos y lisonjas al capellán de la prisión y la lectura de la Biblia. -Pero este nuevocheloveco teníaglasos azulesjoroschó que reían cuandogoboraba. IV –Me parece que esta conversación ya la tuvimos -dijo Verónica. El aire es la parodia del agua. Y eso fue todo. Los tres autos que venían a la zaga tuvieron que frenar y clavaron, frenéticos, las bocinas. Reina bajó sin volver la cabeza. Ni una palabra mis, ni una queja. En seguida se le acercaron los halcones que revoloteaban en la puerta del McDonald's. Ella los esquivó, subió al primer taxi que pasaba y se alejó por Corrientes hacia el este. Camargo la siguió y la siguió hasta que la luz de un semáforo lo contuvo. –Pásame la damajuana y rispondeme. Tas peliando o querés perorarme algo trascendente?.

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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