15 de enero de 2025
Comentario destacado
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–Eso mismo nos leyeron -contestó el Lerdo-. El jefe nos leyó todo. Dijo que era un sistema magnífico. –Sobre todo asambleas públicas. Será tremendamente útil exhibirlo en reuniones públicas. Por supuesto, hay que considerar la presentación en los diarios. Tocaremos el tema de la vida arruinada. Tenemos que inflamar los sentimientos. -Mostró lossubos desparejos, muy blancos contra ellitso de piel oscura, y me pareció que debía ser medio extranjero. Yo le dije: Tal como Camargo ha previsto, Reina no recurre a la policía. A las seis de la mañana despierta a su madre y le pide que la auxilie. –Era. Ahora no importa. Verónica, en cambio, parecía haber nacido para pervertir la noche de un arcángel. Lo que no comprendí, lo que aún hoy no puedo imaginar sin alguna molestia, es que esta mujer fuera esposa del doctor Cantilo. ¿Qué le podía encontrar Verónica a ese lechón? Nada. Eso estaba muy claro. Pero, entonces, ¿dónde residía el secreto del agrónomo?, lo que fuera, aquello que hacía soportar a Verónica un cuerpo como el de Camilo, su barriga, la pelusa rubia de la barriga del doctor Roque Cantilo. Rubia o ligeramente pelirroja. Variedad de abejorro boca arriba. Lleno de erres roncando con fragor. Bebe agua y agua sin poder saciarse. Demora hasta las ocho y cuarto la salida al laboratorio de análisis, con la esperanza de que Germán se despierte y conteste a su llamado. ¡Qué tonta! No se ha dado cuenta de que en Bogotá es dos horas más temprano que en Buenos Aires y que Germán tal vez haya trabajado hasta el amanecer. Lo peor sería que estuviera de viaje, pero eso es imposible. SiReina lleva bien las cuentas, al día siguiente van a encontrarse en Río y él no seguirla dos rumbos a la vez. A menos que se le haya adelantado y ya esté en Brasil, esperándola, pero en tal caso la había llamado por teléfono. El contestador no registra más llamadas que las de Sicardi, amonestándola por no haber ido a trabajar, y una advertencia cortés de Maestro: «Ay niña, niña, ¿dónde te has metido?». Iban a cruzar la calle y abrazó a Reina por la cintura. La sintió estremecerse primero y tensarse luego. Era un cuerpo difícil, con mareas que se iban antes de llegar. Y entonces yo dije: -Ah, al demonio. Que se lo paguen ellas. -No sabía por qué, pero en aquellos últimos tiempos me había vuelto algo tacaño. Se me había metido en lagolová el deseo de guardar todos esos preciosos billetes para mí, de atesorarlos por alguna razón. –Vení, vení -me dicen y con el índice me jalan, arrastrándome hacía su negra noche con una cuerdita invisible de eternidades. –Que vos reducís todo a una cuestión estética -dijo irónicamente Bastían. Mi hermana Gloría es una mujer fantástica, de armas tomar. A su primer marido, un borrachín de siete suelas, culibajito y grosero, lo tomó una noche del cuello de la camisa, lo llevó al balcón, y desde el penthouse de su edificio de apartamentos de siete pisos del que ella es dueña (y que en un país de indigentes le produce una millonada al mes) lo soltó al vacío como un calzón cagado. ¡Tas! Cayó el borrachito de culos pataleando. Sobrevivió. Y por ahí anda con otra mujer, borracho y descaderado, engendrando hijos y más hijos y bebiendo aguardiente y más aguardiente que es lo que hacen allá. Dizque ésa es la felicidad. De pronto, Reina empezó a sentir unas enloquecedoras punzadas en la cabeza cada vez que iba a pasar la noche en la casa de geranios. Pensaba que sería el polen, o el olor a podredumbre que llegaba del río, o el vapor sulfúrico que despedían las cagadas de pájaros en el jardín. Ni una sola vez se le ocurrió que podía ser el tedio de las horas hipnóticas que pasaba junto a Camargo ante el televisor de la casa, y el desgano que se le escurría por todo el cuerpo cuando iban a la cama. No podía decir que lo amaba menos, porque sus sentimientos seguían sin tener forma ni medida; sólo se atrevía a decir -sólo a veces, sólo así misma-que cuando estaba lejos no lo extrañaba y cuando lo tenía cerca no concebía el modo de separarse. Bueno, otra vez lastarria guerra de 1939-1945, y era una película toda manchada, con rayas y grietas, y se podíavidear que había sido hecha por los alemanes. Comenzaba con las águilas alemanas y la bandera nazi y esa cruz toda retorcida que a losmálchicos de la escuela les gusta dibujar, y había oficiales alemanes muy altaneros ynadmeños caminando por calles polvorientas, entre agujeros de bombas y edificios caídos. Después se vieron unosliudos fusilados contra la pared, oficiales dandoórdenes y también horriblesplotosnagos tirados en las alcantarillas, todos como jaulas de costillas peladas y lasnogas blancas y delgadas. Después aparecían otrosliudos quecrichaban, pero eso no se oía en la banda de sonido, oh hermanos -el único sonido era la música-, y los oficiales lostolchocaban mientras se los llevaban a la rastra. Y en eso, a pesar de todo el dolor y las náuseas, comprendí que la música que resonaba y crepitaba en la banda de sonido era de Ludwig van, el último movimiento de la Quinta Sinfonía, y entoncescriché como unbesuño: -¡Basta! -criché-. Basta,sodosgrasños y asquerosos.¡Un pecado, sí, eso, eso, un sucio e imperdonable pecado,brachnos! -No suspendieron en seguida la filmación, porque sólo faltaban un minuto o dos- unosliudos apaleados ycrobosos, más pelotones de fusilamiento, luego la vieja bandera nazi y FIN. Pero cuando se encendieron las luces, este doctor Brodsky y también el doctor Branom estaban de pie frente a mí, y el doctor Brodsky decía: –No entiendo. Radio Diez lo ha visto en Jáchal, en la cabaña del guardaparque. Los de Mitre repiten que se ha refugiado acá, en La Unión. Me llamo Esteban Espósito. El cielo raso, los muebles, el empapelado de luces de las paredes, todo absolutamente inocuo. Ni manchas ni rajaduras. Leonardo da Vinci, ante un espectáculo así, hubiera sentido una fuerte desolación. Leonardo da Vinci es una excusa, las frases son una excusa; no hay público, ser sincero, cabrón. Esto es Córdoba de la Nueva Andalucía, en Sudamérica, el ombligo, el mándala, o tal vez el culo del mundo, y yo soy Esteban Espósito, argentino, estado civil soltero, un grandísimo hijo de puta en el más cabal y nada metafórico sentido del concepto, profesión: escritor. Soñé toda mi vida con llegar a un hotel y en el registro de pasajeros del señor Ripul gusano gelatinoso zambulléndose con lentitud dentro de sus pantalones, estampar junto a mi nombre la palabra Escritor. Qué portento, quérareza,oh. Niñas nubiles de vestidos vaporosos rodeándome y cantando Sanctus, sanctus Stephanos qui erat, et qui est, et qui venturus est, algo así. Me dejaba crecer el pelo, por ejemplo, larga melena heroica primero; más tarde, los versos vienen solos. El mayor peligro que se corre jugando a ser un genio, llegar a serlo. Es fatal, es Ibsen. No. Todo otra vez, payaso. Hundirse usted, meterse bien adentro hasta el límite cloacal de tu podrida almita, bello espíritu llamado Esteban Espósito, no olvidarlo: se acabó el juego, voi chentrate lasciate ogni speranza, arder y comer caca, nadie prueba en joda los famosos y nada románticos y más bien con un siniestro sabor a acumulado sufrimiento ajeno, hermanos míos, los mundialmente conocidos Elixires del Diablo. –Nada. Se me heló hasta el alma. –Yo iba peinada con dos trenzas. Acordate, por favor. Y me asomé a la ventanilla del coche al pasar. Verónica se retira un paso del caballete. Hace un trazo rápido y habla con la Cavarozzi. Curitas salesianos apologéticos, eminentísimos, profundísimos señores: ¿Que mis críticas son superficiales, triviales? Pues para mí, mula que pisa firme y no da traspié porque calcula paso por paso antes de ir a meter la pata, toda religión es insensata. Si uno las considera así, desde el punto de vista del sentido común, de la sensatez, se hace evidente la maldad, o en su defecto la inconsubstancialidad, de Dios, para decirlo con una palabreja escurridiza como un conejo que me saco de la manga de mi toga de prestidigitador escolástico para designar su no existencia..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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