15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Me despedí de El Difunto reconfortado por sus palabras aunque a la vez inquieto por la perspectiva insidiosa de que al Ñato, y en general al ser humano (pues a juzgar por su maldad sin duda era eso), lo pudieran matar dos veces. ¿Podía eso ser? Por la preocupación se me olvidó preguntarle al Difunto por sus vacaciones en La Costa. ¿Vacaciones de qué? El viejo retiró las manos con vigor y lo miró de arriba abajo. Estaba lleno de ira, de desprecio. Vaya a saber desde cuándo venía guardando esos sentimientos. El golpe ya no era sólo en las rodillas sino también en los codos cuando uno se trataba de enjabonar. –Vos tomaste demasiado -dice Verónica. –¡Fuera ropa! O a qué creen que subimos hasta aquí, bellezas, ¿a divisar el paisaje? –Pero, cómo, ¿realmente lo cree? –No me gusta hablar de mí -dije. Sonreías con aire burlón y adulto. –¡Jua, jua, jua! -se burlaba con una risa horrísona, que ni la cantata «Edipo Rey» de mi difunto maestro de armonía Roberto Pineda el sordo. Lo que sigue, dijo Lalo, es una total carnicería. Amanecimos en un charco de vómito: eran los demonios de Medellín, la ciudad maldita, que habíamos agarrado al andar por sus calles y se nos habían adentrado por los ojos, por los oídos, por la nariz, por la boca. Y así fue, y pudevidear muy claro lo que tenía que hacer, pero no sabía bien cómo hacerlo, porque antes nunca se me había ocurrido una idea como ésa, oh hermanos míos. En mi bolsita devesches personales yo llevaba labritba filosa, pero comencé a sentirme muy enfermo cuando pensé que yo mismo me haría suiiis, y que luego me saldría elcrobo rojo rojo. Yo quería algo que no fuera violento, y que me hiciera dormir dulcemente, y que ahí acabase Vuestro Humilde Narrador, y no más problemas. Se me ocurrió que si iba a labiblio pública, a la vuelta de la esquina, podría encontrar un libro sobre el mejor modo desnufar sin dolor. Me imaginé muerto, y cómo sufrirían todos, pe y eme y ese Joe podrido ycaloso que era un usurpador, y también el doctor Brodsky y el doctor Branom y el ministro del Interior Inferior, y todos los demásvecos. Y también el gobiernovonoso que tanto se vanagloriaba. Así que salí al frío del invierno, y ya era de tarde, casi las dos, como pudevidear en elbolche cuentatiempo público, así que mi viaje al paraíso con el viejomoloco-plus tuvo que llevarme más tiempo de lo que yo me había imaginado. Bajé por el bulevar Marghanita, y luego entré por la avenida Boothby, doblé otra vez y encontré labiblio pública. Había entrado por el otro extremo de la calle en dirección a esta puerta, a la puerta condenada. Caminaba hacia nosotros, pero sin vernos. Con las manos en los bolsillos del saco, mirando el suelo. Sin reparar siquiera en que de ese lado no había salida. El sábado, distraído, ha cruzado una de las esquinas más trajinadas de la calle Corrientes cuando el semáforo estaba en rojo. Un colectivo a toda velocidad golpeó su auto de costado y estuvo a punto de volcarlo. El vehículo quedó inútil pero él ha salido ileso. Es un signo de que la suerte sopla otra vez a su favor. El domingo al amanecer, cuando está ya por abandonar la vigilancia y cabecear un sueño ligero, advierte que la mujer, levantándose con inesperada agilidad, vuelve a vestir las ropas de montar: los breeches, las botas altas, la cazadora y el sombrero de fieltro. Antes de las siete, parte en un taxi con rumbo desconocido. Todo sucede tan rápido que Camargo no tiene tiempo de salir a la calle y seguirla en otro taxi. Lo consuela la novedad de que la mujer está regresando a sus costumbres. Ahora tiene la certeza de que las cosas volverán a ser como antes. Salimos de Sabaneta por la vieja carretera de mi infancia caminando, y caminando, caminando, conversando como en mis felices tiempos, Wílmar me preguntó que por qué si tenía una fábrica tenía que andar a pie como pobre, sin carro. Le expliqué que para mí el mayor insulto era que me robaran, y que por eso no tenía carro: que prefería mil veces seguir andando a vivir cuidándolo. En cuanto a la fábrica, ¿de dónde sacó tan peregrina idea? ¿Darles yo trabajo a los pobres? Jamás! Que se lo diera la madre que los parió. El obrero es un explotador de sus patrones, un abusivo, la clase ociosa, haragana. Que uno haga la fuerza es lo que quieren, que importe máquinas, que pague impuestos, que apague incendios mientras ellos, los explotados, se rascan las pelotas o se declaren en huelga en tanto salen a vacaciones. En México joden más, allá tienes que dar mordida (o sea soborno, coima) para que te dejen enterrar al papá. Y tienes que comprar ataúd así lo pienses cremar. Meten al muerto en el ataúd, y al ratito lo sacan para cremarlo en pelota. ¿Y el ataúd? ¿Qué pasa con el ataúd? Hombre, si no te lo quieres llevar a tu casa para usarlo como cama, lo donas para los pobres y se lo dejas a la funeraria. La cual, no bien sales con el rabo entre las patas, se lo vende como nuevo al próximo muerto que llega. ¿Y los pobres? Que coman mierda los pobres, que los entierre su madre. ¿Y el gobierno? ¿Nointerviene en semejante abuso el gobierno? ¡Claro que interviene! Manda a un funcionario a que vigile a la funeraria, y el funcionario le saca mordida a la funeraria. Para nacer y morir, para comer y cagar el ciudadano en México tendrá siempre enfrente a un funcionario extendiendo la mano. O a un policía. Pero el país funciona bien. Con mordida todo fluye: el tráfico de los carros, la venta de electrodomésticos, la circulación de la sangre, las putas del presidente, los pasaportes de los que viajan, los entierros de los que se van… La mordida es un invento genial. Como la rueda. –Uno setenta y dos, descalzo. –No me hablen en ese tono asqueroso -dije-. No me interesan esas repugnantes insinuaciones. Todo esto revela una naturaleza muy suspicaz, hermanitos míos. –Quién es Patricio..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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