15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Caminamos en silencio alejándonos del centro por veredas húmedas y cada vez peor iluminadas. Ya no lloviznaba. Viva Cristo Rey, leí. Frondizi Judas. Viva la Mazorca, comunistas y judíos a la horca. Después este boulevard arbolado, las agujas góticas de Santa Lucía, que esa noche era sólo una imponente y grave silueta innominada contra el ciclo negro, y en el centro de la calle un largo acueducto con sombrías parejas besándose, sentadas sobre el borde del parapeto. Gente apasionada a la que no afecta la humedad. ¿Y por qué me estás llevando por allí? La luz de un relámpago te sobresaltó y dejaste de hablar. Mamer, habías dicho. La Madre Superiora. Lo cual significabama mere, ysobre todo significaba que lo del paseo en silencio era más bien una impresión mía. ¿Has vuelto a oír el llamado del Señor, Oribe? No, madre. Ábrete a Él y escúchalo con el corazón, y sobre todo no vayas tanto al cine. Sí, madre, buenas noches y viva Jesús. Viva María, hija. Cuando el hippie se desplomó pasaba en ese instante una moto. "¡Ahí van!" le señalé a una señora, el único transeúnte que pudo haber sido testigo del suceso. "¡Lo mataron!" exclamó la vieja. "Aja", contesté: era una constatación evidente. Torpezas tales sólo se oyen en el cine mexicano, que suele poner en boca de los personajes obviedades, simplezas. Era evidente que estaba muerto: muerto está el que no resuella. ¿Pero quién lo mató? "¡Cómo que quién, señora! ¡Pues los de la moto! ¿No los vio?" Claro que los había visto, y que siguieron hacia la plaza de la América. Unos niños entre tanto se apuraban unos a otros: "¡Corran! ¡Corran! ¡Vengan a ver el muñeco!" El "muñeco" por si usted no lo sabe, por si no los conoce, es el muerto. El vivo de hace un instante pero que ya no. Todo lo alcanzó a ver la señora,yasí se lo contaba al corrillo que se formó en torno al muerto y su protagonismo callado, una empalizada humana de curiosidad gozosa. Alcanzó a ver incluso ella que uno de los de la moto llevaba una camiseta estampada con calaveras y cruces. Fíjense nomás… –No voy a abrir -dice ella-. Sea quien sea, no pienso abrir. Colgó con alivio. La vida le parecía recta y simple. Cuanto más hablaba, con la mirada fija en el cuerpo tenso y desnudo de la mujer, más firme le parecía su razón. Si hubiera podido contarle a Maestro los detalles de la historia, sin duda lo habría entendido. Pero también él estaba enredado en un tejido de apariencias y confusiones. Maestro no había sido testigo del principio de la relación, por ejemplo, de la época en que la mujer era nadie y él la había educado lentamente en un oficio donde todo la desorientaba: el misterio de los títulos, el cortejo de las fuentes, el minué delos adjetivos y de la sintaxis. No sabía distinguir el rumor de la verdad, Maestro: no sabía discernir cuál era la mejor de dos verdades que parecían decir lo mismo. Apenas Camargo le abrió los brazos, ella se le clavó como una hiedra. Le copió hasta la manera de respirar, anotaba en un cuaderno las ideas que él descartaba y las frases que dejaba por la mitad para desentrañar qué saberes diferencian a un periodista genial de un periodista del montón. A Camargo lo halagaba que lo oyeran, y hablaba, hablaba, sin darse cuenta de que, cuanto más conocimiento le cediera, menos lo iríanecesitando ella. Desde hace días, Camargo ha prescindido del chofer que lo llevaba de un lado a otro. Ahora maneja él mismo los automóviles del diario, para disimular sus visitas a la calle Reconquista. En verdad, podría caminar las pocas cuadras que separan su despacho del departamento. Pero, yendo a pie, no podría darsecuenta de quién lo sigue. –A tu edad no podés saber de veras quién fue Robert Mitchum. ¿Cuántos años tenés? ¿Veintidós, veinticinco? –Vos hablas de Mariano. Te pregunto de veras. Estás hablando de Mariano. –Bajá y decile a tu papá que ponga la lavadora, que él sabe -me mandaba a mí, que pasaba. La gorda trata de no penetrar el significado letal de esas palabras y se come un palmito. El ex combatiente saca del bolsillo una curiosa cigarrera hecha de maderas incrustadas y reparte habanitos. Son cubanos. En algún otro bolsillo debe tener una fotografía suya con Errol Flynn, los dos de garibaldina. O tal vez con Hemingway. Espósito recuerda que la envidia y la mezquindad son malas consejeras y admite que Guerri, aunque esté en esta casa, pudo haber estado en la Sierra. Yo estoy acá, piensa. Y encima no estuve en ninguna sierra. También admite que Guerri es buen mozo, no hay más que observar a Miguta para darse cuenta. La japonesita también es buena moza, y Lalo es apuesto. Hasta Bastían es atrayente. Todos somos lúcidos, intensos y preciosos. Guerri y Errol Flynn, abrazados repartiendo habanitos, son regios. Lástima que Bastían esté cerca, lástima que ahora mismo me esté mirando y hable de mí. Momento en que la Austin se da vuelta y pregunta: –Lo comprendo, joven -dijo el doctor Cantilo-, no crea que no lo comprendo. –Entre comillas. Uno PRIMERA PARTE. MAPA DE LA CIUDAD El que no me pudo adormecer en las noches que siguieron nada: ni somníferos, ni bendiciones, ni maldiciones, ni cabezazos Rendones contra la pared. Simplemente se me había ido para siempre el sueño. Y sobre el desierto del insomnio, la zarabanda endemoniada de los zancudos que armaba noche a noche el perro López con sus ínclitos. Tratando de escaparme de ese horror, me iba entonces de recuerdo en recuerdo con Darío al pasado, y así volvía, por ejemplo, de su mano, al Admiral jet de la Calle 80 del West Side de Nueva York, un edificio de réprobos donde vivimos, a dos cuadras del Central Park y su orgía continua de maricas entre los árboles, un verano. ¡Qué temporadita, Su Santidad, tan desgraciada pero tan maravillosa! Será que todo tiempo pasado fue mejor. –Y con demasiada imaginación. Un temperamento novelesco, diría yo. Así es, Espósito. A los dieciséis años, en Córdoba, la mitad de nuestras niñas de familia sueñan con ser carmelitas. –Hay alguna referencia sobre los reclinatorios? -dijo Reina..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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