15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Le hice una seña con el vaso al mozo. No me vio. Mal augurio cuando los mozos enceguecen. Empezó a dolerme la cabeza, lo que me faltaba. Arriba me dejó, en Santo Domingo Savio o Villa del Socorro o El Popular o El Granizal o La Esperanza, en uno de esos mataderos, solo con mi suerte. Hasta allá subí a buscar a la mamá de Alexis y de paso a su asesino. Vi al subir los "graneros", esas tienduchas donde venden yucas y plátanos, enrejados ¿para que no les fueran a robar la miseria? Vi las canchas de fútbol voladas sobre los rodaderos. Vi el laberinto de las calles y las empinadas escaleras. Y abajo la otra ciudad, en el valle, rumorosa… –Dieciocho -dije-. Recién cumplidos. –Usted no pensará… -dijo la señorita Etelvina. –Me lo imaginaba. Es peligroso. –Se llama Cantilo. –¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? –Necesito hablar con Mariano -dijo Graciela. Un vecostarrio que leía a mi lado dijo: -Shhhh- sin apartar losglasos de unabesuña revista, llena deveschesbolches y geométricas. El otrocheloveco dijo: Espósito se acercó y lo tomó por los brazos mientras el cuerpo de Bastían, tirando hacia abajo, iba haciéndose un ovillo y las venas de su cuello y de su frente se marcaban como cuerdas bajo la piel. Los músculos de sus brazos parecían de mármol. Tiene una fuerza inmensa, pensó asombrado Espósito. Lo soltó. Te detenés un momento a oler la ropa interior, que ha sido rociada con alguna esencia suave de limón o lavanda. Acercás la nariz al hueco de sus zapatos. Ella cubre todos sus pensamientos como una nube sin fin. Te sentás en la cama y enseguida te incorporás de un salto porque el suave vaho a café de tu ropa o tu peso de hombre mayor pueden delatar que estuviste ahí. Has pasado ya bastante tiempo a solas con sus objetos. Verificas que todo quede en el mismo orden en que ella lo dejó. Sin saber por qué, sentís, de pronto, que hay algo más por ver. Volvés a los cajones del escritorio. En el segundo, entre los papeles de una resma que, como parecía intacta, pasaste por alto, descubrís un recorte de la revista Veja publicada la semana anterior. Son seis páginas. En la primera ves a tu amigo Antonio Pimenta Neves en una foto que repite su gesto más característico: la cabeza ligeramente inclinada, el índice derecho posándose sobre una ceja, los ojos entornados, reflexivos, como los de un reptil enorme y bondadoso. El título es implacable: Poder de vida y muerte. Y debajo: El director de C) Estado de Sao Paulo contrata a su enamorada y la promueve. Después, ella lo abandona yél la asesina a tiros. ¿Por qué está la mujer interesada en esa historia? Te incomoda que se haya tomado el trabajo de buscar la revista en uno de los pocos kioscos de Buenos Aires donde la venden para recortar sólo ese artículo. Porque no hay otro, ya lo has revisado todo. Suspirás, intrigado. Y una vez más te ronda la idea de esconderte en el dormitorio y espiarla mientras duerme. Vas a hacerlo, vas a oír su humedad, a lastimar su pensamiento, a quemar su sombra, a despellejar el aire que respire. Vas a saltar dentro de su sueño y apoderarte de todo lo que encuentres. En lo alto de mi edificio, en las noches, mi apartamento es una isla oscura en un mar de luces. Lucecitas por doquiera en torno, en las montañas, palpitando en la nitidez del cielo porque aquí no hay smog: lo tumba la lluvia. Al atardecer nuestras montañas son tan nítidas, tan resaltadas, que haga de cuenta usted que las recortó un niño con tijeras de una foto del Colombiano. (El Colombiano es el periódico de Medellín, el que dalos muertos: tantos hoy, ¿mañana cuántos?) Sí señor, Medellín en la noche es bello. ¿O bella? Ya ni sé, nunca he sabido si es hombre o mujer. Lo que sea. Como esas lucecitas ya dije que eran almas, viene a tener más almas que yo: tres millones y medio. Y yo una sola pero en pedazos. "Virgencita niña de Sabaneta, que vuelva a ser el que fui de niño, uno solo. Ayúdame a juntar las tablas del naufragio". Las veladoras de María Auxiliadora palpitaban al unísono como las lucecitas de Medellín en la unánime noche, rogándole al cielo que nos hiciera el milagro de volver a ser. A serlos que fuimos. "Yo ya no soy yo, Virgencita niña, tengo el alma partida". Habías hablado por teléfono con Pimenta el viernes antes del crimen. Voy a ir a San Pablo el martes 22, le dijiste. ¿Podríamos cenar ese día o el siguiente? –¿A quién le estás hablando? -me preguntó Marta asombrada-. ¿Se te corrió la teja? En el auto, mientras la oprimían la llanura y la noche, sintió que nada de lo que había pasado durante aquel largo día le importaba. No le importaba la crónica que había escrito sobre los sucesos del convento, porque eso ya era pasado y olvido. Lo único que le importaba era, quizá -su vida era una repetición de quizás-, el interés con que había imaginado el viaje de Camargo por la ruta en tinieblas, siguiéndolo desde Luján al manicomio de Open Door y a los maizales de Chacabuco, imaginando lo que decía y lo que pensaba, pero, sobre todo, sintiendo el desplazamiento de su cuerpo a través de las lucecitas perdidas del camino. Otra víctima de los tiempos modernos. Te traeré un poco de whisky, y después trataremos de limpiarte las heridas. -Eché una ojeada a la habitaciónmalenca y cómoda. Ahora estaba casi totalmente llena de libros, y había una chimenea y un par de sillas, y no se sabía por qué, pero unovideaba que allí no vivía una mujer. Sobre la mesa había una máquina de escribir y un montón de papeles, y recordé que esteveco era unveco escritor.La naranja mecánica,sí, así se llamaba. Extraño que me hubiese quedado en la memoria. Pero yo no debía abrir larota, pues ahora necesitaba ayuda y bondad. Los horribles ygrasñosbrachnos de aquel terriblemesto blanco me habían hecho así, obligándome a necesitar bondad y ayuda, e imponiéndome el deseo de dar yo mismo bondad y ayuda, si alguien quería recibirlas. –Te quiero, Germán. Por eso. Te quiero sin preguntas y sin condiciones. Nada sería tan fácil como decirte lo que ha pasado, pero tenés que confiar en mí. Si te pido que vengas es porque tiene que ser así, ni más ni menos..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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