15 de enero de 2025
Comentario destacado
The creative writing process
–Estás aburrida. Lo que en la jerga del diario se llamaban«las fichas» eran un compendio de todas las informaciones que Sicardi había logrado reunir sobre los redactores del diario. Algunas páginas reproducían los interrogatorios a que él mismo los había sometido antes de entrar. Otras incorporaban números de teléfonos, borradores de cartas arrojadas al cesto de papeles, panfletos que mencionaban sus nombres, copias de sus afiliaciones a partidos políticos o a clubes de fútbol. A las fichas de Reina Remis se añadían también algunas fotos: de los padres, de un hermano mayor, de las sobrinas, de un músico de rock que había sido su novio. Camargo examinó el conjunto con delicadeza y curiosidad, como si el personaje fuera una miniatura y lo tuviera entre los dedos. Qué vida mínima: jamás había pasado allí nada importante. Cursos de inglés básico, bachillerato en un colegio de monjas, un par de viajes a Río y a San Pablo, en ómnibus, y otro a México, con mochila a la espalda. El padre era mecánico de automóviles en Adrogué, propietario de un taller. Había sobrevivido a todos los descalabros económicos de la Argentina y no se quejaba, según Sicardi. Le gustaba montar a caballo y ella lo acompañaba los fines desemana al Club Hípico. En 1995 se había mudado de la casa familiar de Adrogué a un cuchitril de dos ambientes en la calle Humberto Primo. Por supuesto, el padre le pagaba las cuentas, pero Remis quería ser independiente, recibirse de mujer, alcanzar la fama, escribir en los diarios. –No debés ser una hija fácil. III Sentí que me estabas mirando; pero no ahora: no mirándome en ese momento o desde hacía unos segundos, no Graciela Oribe en esta calle de Córdoba, que fue algo así como mi Piedra de Rosetta de la ciudad y desde donde se veía frente a la Universidad Mayor una placita que se llamaba Obispo Trejo y muchos años después, durante una semana, se llamó Camilo Torres, y hoy podría llamarse la Ruina de los Sueños; no vos desde tus ojos, sino un genero, una raza, una especie entera, dejándome hablar como a un chiflado inofensivo y mirándome desde hacía varios milenios. La mirada antiquísima y sosegada, los ojos inmemoriales de la Bona Dea. Momento en que me oí decir que tenía sacado el pasaje a Buenos Aires y que me iba al día siguiente. Hermanos, no podía creer a mis propios oídos. Me parecía que había estado en esemestovonoso toda una vida, y que me lo pasaría allí eternamente. Pero siempre había sido una quincena, y ahora decían que la quincena casi había terminado. Uno –Tal vez, pero ya estoy acá. A La Plaga lo conocí también en el cuarto de las mariposas, pero nuestro amor no prosperó: me dijo que tenía novia y que la pensaba preñar pa tener un hijo que lo vengara. "¿Y de qué, Plaguita?" No, de nada, de lo que fuera. De lo que no alcanzara él. Este sentido previsor de nuestra juventud me renueva las esperanzas. Mientras haya futuro por delante fluye muy bien el presente. En cuanto al pasado… Pasado es el que yo tengo y el que me mantiene así. Verónica, en cambio, parecía haber nacido para pervertir la noche de un arcángel. Lo que no comprendí, lo que aún hoy no puedo imaginar sin alguna molestia, es que esta mujer fuera esposa del doctor Cantilo. ¿Qué le podía encontrar Verónica a ese lechón? Nada. Eso estaba muy claro. Pero, entonces, ¿dónde residía el secreto del agrónomo?, lo que fuera, aquello que hacía soportar a Verónica un cuerpo como el de Camilo, su barriga, la pelusa rubia de la barriga del doctor Roque Cantilo. Rubia o ligeramente pelirroja. Variedad de abejorro boca arriba. Lleno de erres roncando con fragor. –Luego, el ministro del Inferior o el Interior me eligió para que probasen conmigo estavesche nueva de Ludovico. Entonces te vi. Llamé al mozo, pagué y crucé casi corriendo. –Brenda ha vuelto a llamarte? –Dónde almorzás -pregunté. El señor de la mesa de atrás se ha levantado. Debió correr su mesa hacia adelante para no molestarme pidiendo que yo corriera mi silla. Tan sigiloso y gentil que apenas alcanzo a verlo salir del café. Pienso algo absurdo y, por alguna razón, casi intolerable. La primera persona de la ciudad que desaparece para siempre de mi vida. Un padrecito ingenuo de la Facultad de Teología de cierta católica universidad me contó una confesión diciendo el milagro pero callando el santo. O sea, revelando el secreto pero sin violarlo. Hela aquí: Que un muchacho sin rostro se fue a confesar con él y le dijo: "Acúsome padrecito de que me acosté con la novia". Y preguntando, preguntando que es como se llega a Roma que es adonde ellos quieren ir, el padre vino a saber que el muchacho era de profesión sicario y que había matado a trece, pero que de ésos no se venía a confesar porque ¿por qué? Que se confesara de ellos el que los mandó matar. De ése era el pecado, no de él que simplemente estaba haciendo un trabajo, un "camello". Ni siquiera les vio los ojos… "¿Y qué hizo usted padre con el presunto sicario, lo absolvió?" Sí, el presunto padre lo absolvió. De penitencia le puso trece misas, una por cada muerto, y por eso andan tan llenas de muchachos lasiglesias. –Con esa cara no me vas a decir que tenés prejuicios sexuales. Salí, vos sos flor de reventado. Y éste también es un repodrido. ¿Quieren que les lea las manos?, traigan. Parece un casamiento. A ver. Nacho querría ser puto y no puede. Vos podrías y no queres. Che, qué fato jodido con la muerte y la locura tienen ustedes dos. Y esto, ¿con qué se come? Mamita querida -dijo de pronto-. Mamita querida. Así pensando, con lagolová gacha y lasrucas en loscarmanos del pantalón, recorrí la ciudad, hermanos, y al fin empecé a sentirme muy cansado y necesitado de unabolchechascha dechai con leche. Pensando en elchai tuve una súbita visión, como una fotografía de mí mismo sentado en un sillón ante unbolche fuegopiteandochai, y lo más divertido y a la vez extraño era que yo parecía haberme convertido en unstarriocheloveco, de unos setenta años de edad, porquevideé mi propioboloso , muy gris, y además llevaba patillas, que también eran muy grises. Pudevidearme como un anciano sentado junto al fuego y entonces la imagen se desvaneció. Pero fue una experiencia como extraña. Después explicó sonriendo que esto, naturalmente, debía tomarse como una interpolación destinada a evitar cualquier malentendido, pero que él estaba allí para tratar otro asunto. Se abrochó la bragueta. El efecto fue sorprendente. Como si la expresión de las caras, el movimiento de los cuerpos, el sonido de la música, regresaran a esta región de la realidad. Volvió a oírse el saxo de Paul Desmond. Verónica terminó de encender su cigarrillo. El alto señor de la ventana bajó su vaso y lo puso sobre una mesita. Bastían, muy pálido, miraba a Esteban y la mejilla volvía a temblarle con el mismo tic colérico de esa mañana. Otro asunto, repitió Lalo. La última batalla del abuelo Laureano y su degüello en los pantanos del sur. Despejen, por favor, la alfombra. Vos, Elena, alcánzame ese florero. Gracias. Este florero es el mangrullo donde el abuelo medita sobre el destino de la Patria y la muerte de las ilusiones. El campo de batalla tenía la forma aproximada de esta piel de oso, piel, dicho sea de paso, que perteneció a una bestia que cacé yo mismo en el Yukón, acá pueden ver el tiro. Vos, Graciela, ya que entraste, decile a Verónica que me dé las llaves del tallercito de Roque, preciso los coraceros y los blandengues, y una berlina. Y de paso que saquen esa música de mierda, pongan una zamba o aunque más no sea un tango. Mientras armo todo, ustedes pueden ir a dar una vuelta por el parque. Hay una tormenta eléctrica exacta a la de hace ciento cuarenta años..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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