15 de enero de 2025
Comentario destacado
Sample research papers
Y como el segundo año el tercero y como el tercero el cuarto: en un inmenso fulgor in crescendo. ¿Se diría el último resplandor de la llama? sí, pero lo diría usted porque yo no hablo con lugares comunes tan pendejos. Y si a eso vamos Darío no fue una llama, fue un incendio. –Un temperamento, cómo le diré, novelesco -dijo Patricio. –Papi está prácticamente muerto. Los médicos le recetaron cáncer del hígado, y que ya no hay nada que hacer. Que dizque tiene para unas horas o días, si acaso. Te lo venimos a avisar para que estés enterado. –¿Usted también se va ya, señor? -dijo-. Hay café caliente y bollos. Debería probar los bollos con esta miel. No hay flores, pero las abejas siguen trabajando. La semana que viene nos van a traer reinas nuevas. Tendría que venir a verlas, señor. Las reinas cantan, ¿sabía eso? Cuando cantan, todo lo que usted ve acá se pone amarillo, vaya a saber por qué. –Pero soy yo el que decide. Y decido que no voy a ir a Buenos Aires. Si me quieres como has dicho, te espero mañana en Río. Y si no es así, ya nos cruzaremos en otra parte. Tenemos la vida entera por delante. –Viejoveco perverso -dije, y comenzamos a jugar conél. Pete le sostuvo lasrucas y Georgie consiguió abrirle larota , y el Lerdo le arrancó lossubos postizos, arriba y abajo. Los tiró al suelo, y yo se los machaqué con las botas, aunque eran más duros que una piedra, como que estaban hechos con un nuevo yjoroschó material plástico. El viejoveco empezó a refunfuñar no sé qué chumchum- uuf aaf uuf -de modo que Georgie le soltó lasgubas y le descargó una buena en larota desdentada con el puño anillado, y entonces el viejoveco comenzó a quejarse de lo lindo y le brotó la sangre, hermanos míos, y qué hermosa era. Así que nos limitamos a sacarle losplatis , y lo dejamos en chaqueta y calzoncillos largos (muystarrio ; el Lerdo casi se enferma de tanto reír), y finalmente Pete le encajó una cariñosa patada en el culo y lo soltamos. Se alejó tambaleándose, a pesar de que no había sido untolchoco tan impresionante, peroél gimoteaba oh oh oh, sin saber dónde estaba o qué pasaba, y nosotros nos reímos con ganas; después le vaciamos los bolsillos, mientras el Lerdo bailaba una danza con el paraguas raído; pero no encontramos gran cosa. Había unas pocas cartasstarrias , algunas de 1960 que empezaban«Mi muy querido», y todas esaschepucas , además de un llavero y una lapicerastarria que perdía. El Lerdo acabó su danza del paraguas, y naturalmente no se le ocurrió nada mejor que empezar a leer en voz alta una de las cartas, como para demostrar a la calle desierta que sabía leer. «Querido mío», recitó congolosa muy aguda,«pensaré en ti mientras estás lejos, y espero que recuerdes abrigarte bien cuando salgas de noche». Aquí largó unasmeca muychumchum -. Jo, jo, jo -haciendo como que se limpiaba elyama con la carta-. Bueno -dije-. Basta, hermanos míos. -En los pantalones delvecostarrio sólo encontramosmalenco dinero, apenas tresgolis , así que tiramos esa porquería de moneditas, comida para pájaros comparadas con lo que teníamos encima. Después rompimos el paraguas y lerasreceamos losplatis, y tiramos los pedazos al aire, hermanos míos, y así acabamos con el asunto delvecostarrio de aire profesoral. No era gran cosa, ya lo sé, pero no por eso voy a pedir disculpas a nadie, y además la noche apenas comenzaba. Los cuchillos de la leche-plus ya estaban descargando pinchazos fuertes yjoroschós . Era mucho hablar para unamalencaptitsa como ella, y quise decírselo, pero losslovos no se formaron, y sólo salió algo como er er er. La enfermera se marchó y me dejóodinoco, y entonces pudevidear que estaba en unmalenco cuarto para mí solo, y no en una de esas salas largas como la que conocí cuando eramálchico muy pequeño, llena devecosstarrios moribundos que tosían, de modo que uno deseaba sanarse pronto. Difteria era lo que yo tenía entonces, oh hermanos míos. –En qué quedaste pensando -preguntaste. Dije que en Poe, en que Poe afirmaba que, en la antigüedad clásica, no había modelo para los ojos de Ligeia. –Ya no llueve -dijiste, mirando hacia la calle. –¿Por qué te casaste con Cantilo? Claro, murmuró. –No -dije-. Pero una vez vi un mamboretá. Un mamboretá comiéndose una mariposa. Verde y esquelético, parecía comulgar. Se la comía con una parsimonia que helaba la sangre. Era casi sagrado. Yo estaba más o menos a dos centímetros. Tienen la cabeza como una esmeralda muerta. De golpe giró sus ojitos de marciano en el extremo del pescuezo y me miró. –Me parece que Verónica la está llamando -dijo Espósito, y la señorita Cavarozzi pareció despertarse. Colorada todavía como un pinzón. Dio un saltito y ya no estaba más. Un pinzón que se equivocó de rama, -Querés que te diga una cosa, Bastían. Fuimos y volvimos vivos, sin novedad. La ciudad se estaba como desinflando, perdiendo empuje.¡Qué va! Amaneció a la entrada del edificio un mendigo acuchillado: les están sacando los ojos para una universidad… El señor Ripul pareció sumergirse con lentitud dentro de sus pantalones. Desde ahí, muy abajo, emergió una mano semejante a un molusco, a un pulpito, y me alcanzó la llave. Me produjo un vago horror y desvié los ojos. –Oh, ojalá pudiera creerlo. -Y se podíavidear que el director lo miraba como diciéndole que no ascendería en la religión carcelera tan alto como él creía. Aquí recomenzó la discusión a gritos, y entonces pudeslusar elslovo Amor que iba de un lado para otro, y el propiochaplino de la prisióncrichaba tan alto como los demás sobre el Amor Perfecto que Destruye el Miedo, y el resto de esacala. Y aquí el doctor Brodsky dijo, sonriendo con todo ellitso: Después, como el guarda se ha quedado mirándolo, comprende que debe dar las gracias. Las da. Y agrega sonriendo que tenga la amabilidad de avisarle cuando lleguen al Cerro. Un cruce de calle que yo olvidaré con el tiempo y desde el cual se ve, nomás al bajar, la iluminada quinta de Verónica adonde ahora necesito llegar rápidamente porque de pronto sentí que Graciela me está esperando, inerme, en medio de grandes peligros, a merced de alguien llamado Patricio, a merced de la mirada de Mariano a quien no hay más que verle la cara para comprender que es capaz de proponerle cualquier burrada,y yo también soy capaz, proponerle que se venga conmigo a Buenos Aires, que me espere, que nos ahorquemos juntos esta misma noche, mientras el guarda asiente cortésmente con la cabeza y me vuelve la espalda, circunstancia que aprovecho para clavarle la mirada en la nuca, justo donde termina la gorra, y concentrar toda mi atención allí, casi con ferocidad. El guarda se detiene, se da vuelta y me observa. ¿Cómo es posible que den resultado estas pavadas? Será que me vio cara de extraviado y lo impresioné. Esteban elige la segunda hipótesis y mira por la ventanilla. ¿Qué ve? Mi antigua cara, transparente; el fantasma de mi cara en primer plano y detrás las casas, los árboles, las luces del Automóvil Club Argentino que en realidad son un reflejo porque están a su espalda, y, a espaldas del fantasma del vidrio, yuxtapuesta a sus ojos, a las luces, a un balcón colonial y en ángulo recto al ómnibus que ahora dobla por Humberto Primo, la sombra poderosa de un bosque. Una plaza. Seguramente con una estatua ecuestre en honor del manco Paz, boleado inmortal, puesto que por su calle veníamos, plaza no vi ninguna y, no siendo ésta, el monumento se lo habrán hecho en el agua porque o me desorienté o más allá está el río. Y la palabravoland,súbita. Un cartel con la palabravoland.¡Fasschaff! Iluminándose. Esteban trata de olvidar que el señor Voland es el apodo de alguien, ji, ji, despejad que aquí vuelve el ominoso señor Voland. Despejad, amable canalla, despejad. La luz de un automóvil que avanza en dirección contraria al ómnibus da de lleno sobre el cartel de Elixir Voland, lo cual será una casualidad, ahijadito, pero por dónde diablos andábamos, dice y se ríe en medio del silencio, promete sumisión y, por lo tanto, está aquí, en el ómnibus. –Estás cansado. Vamos, si querés..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar