15 de enero de 2025
Comentario destacado
Readymade business plan
Y ahora unveco de chaqueta blanca me ató lagolová a una especie de apoyo, y todo el tiempo cantaba unavonosa ycalosa canción pop. -¿Para qué es esto? -pregunté. Y el veco replicó, interrumpiendo un instante la canción, que era para mantenerme fija lagolová y obligarme a mirar la pantalla-. Pero -dije- yoquieromirar la pantalla. Me trajeron aquí paravidear películas, y eso es lo que haré. -Y entonces el otroveco de chaqueta blanca (eran tres, uno de ellos unadébochca sentada frente al banco, moviendo las llaves) mediosmecó al oír eso, y dijo: Palabras necias las mías. No había que decírselo. Mi hermano era marihuano convencido desde hacía cuando menos treinta años, desde que yo le presenté a la inefable. Con esta inconstancia mía para todo, esta volubilidad que me caracteriza, yo la dejé poco después. Él no: se la sumó al aguardiente. Y le hacían cortocircuito. El desquiciamiento que le provocaba a mi hermano la conjunción de los dos demonios lo ponía a hacer chambonada y media: rompía vidrios, chocaba carros, quebraba televisores. A trancazos se agarraba con la policía y un día, en un juzgado, frente a un juez, tiró por el balcón al juez. A la cárcel Modelo fue a dar, una temporadita. Cómo salió vivo de allí, de esa cárcel que es modelo pero del matadero, no lo sé. De eso no hablaba, se le olvidaba. Todo lo que tenía que ver con sus horrores se le olvidaba. Que era problema de familia, decía, que a nosotros dizque se nos cruzaban los cables. La intacta fuerza de voluntad por falta de uso previo se gastó en un año, exactito, como entran con exacta regularidad en Europa las estaciones. Para celebrar el aniversario, el milagro, Darío se tomó una medía de aguardiente ¡y adiós Panchita! A la medía siguió otra medía y a la entera otra entera y ése fue el comienzo de su acabóse. Yo digo quela voluntad es como el derecho, que se ejerce con la fuerza: por eso se llama «fuerza de voluntad», pero uno tiene que ejercerla desde chiquito. Si no, le coge a uno ventaja la pendiente y al fondo del rodadero va uno a dar. Ahora, en la calle, la desdentada examina los pasaportes y se declara satisfecha. Momir se ha echado bajo los jergones, macilento, corno un pájaro sin plumas. Tiene algunas manchas de sangre en el cuello de la camisa y la mujer le formula preguntas en un tono imperioso -casi dirías injurioso-, de las que sólo entendés unas pocas palabras. Ella parece decir: ¿Por qué no te cuidaste? ¿No le advertiste que estás enfermo? A lo que Momir responde: Gospodin Cro lo quiso así. Qué importa la enfermedad». La desdentada alza el puño y, por un momento, temés que empiece a golpear a su pareja. Está poseída, tal vez celosa. Como ha arrojado los pasajes y el dinero sobre los jergones, le hacés notar, por señas, que, si se descuida, el viento se los puede arrebatar. Sopla un aire helado y el cielo ha virado al gris, al rojo: tiene tal espesura que en cualquier momento podría desplomarse. Ubvatiti infekcíju, aúlla la desdentada. Antibiotike. Y de pronto caes en la cuenta de que no es su compañero quien la inquieta sino la mujer a la que acaban de abandonar varios pisos más arriba en su cama de suplicio, sobre las sábanas ensangrentadas por las llagas del chancro. Por la vieja carreterita de Rionegro, donde les dio por construir el aeropuerto nuevo para cagarse en el paisaje, bajaba el taxi de curva en curva camino de Medellín. Una curva, otra curva, otra curva, a la derecha, a la izquierda, pasando de tierra fría a tierra caliente, arrullándome en el vaivén de los recuerdos. Por esta misma carreterita subí y bajé incontables veces con Darío en nuestro Studebaker repleto de bellezas. ¿Cuánto hace? Años y años. Un carro de ésos hoy es pieza de museo y vale una fortuna. En cuanto a las bellezas, si es que viven, ay, no han de servir ni como carne para los leones del zoológico o para hacer salchichas. As¡ pasa. En el ajuste final de cuentas les va menos mal a los carros que a los cristianos. En fin, dejemos esto. Todo sucede tal como lo has previsto. La realidad nunca se te subleva, pero hay en ella intensidades que no debés descuidar. Si asoma alguna rebeldía en Momir, ya sabés cómo remediarla: bajo la manga de tu saco, sujeta por un tirante, llevás a tu alcance una navaja infalible. Más vale que no intente algún ardid porque vas a matarlo sin asco. Nadie lo echará de menos y la canalla que lo acompaña se cuidará de quejarse. Tampoco a la mujer de enfrente le has dejado margen para que se defienda: su destino está sellado y nada lo va a cambiar. –No hagás caso, Darío -le dije-, que ésas son cosas efímeras, bobadas y olvidáte que la vida es así, no nos deja sino cicatrices. Me mirabas, divertida. Esta devoción repentina de la juventud me causaba asombro. Y yo pensando que la Iglesia andaba en más bancarrota que el comunismo… Qué va, está viva, respira. La humanidad necesita para vivir mitos y mentiras. Si uno ve la verdad escueta se pega un tiro. Por eso, Alexis, no te recojo el revólver que sete ha caído mientras te desvestías, al quitarte los pantalones. Si lo recojo me lo llevo al corazón y disparo. Y no voy a apagar la chispa de esperanza que me has encendido tú. Prendámosle esta veladora a la Virgen y oremos, roguemos que es a lo que vinimos: "Virgencita niña, María Auxiliadora que te conozco desde mi infancia, desde el colegio de los salesianos donde estudié; que eres más mía que de esta multitud novelera, hazme un favor: Que este niño que ves rezándote, ante ti, a mi lado, que sea mi último y definitivo amor; que no lo traicione, que no me traicione, amén". En el siglo I, en el siglo II y en el III, toma partido por el paganismo e incita a los Césares en su defensa. Resultado: las Diez Persecuciones. Esa sola dosis de amprolio le alcancé a dar: fue como gasolina rociada sobre un incendio: la diarrea se le exacerbó y su extenuación llegó a tal punto que no pudo en adelante ni siquiera levantarse de la cama para ir al inodoro. Nada que hacer. Darío se me estaba muriendo sin remedio. Camargo, que andaba siempre encorvado y con el labio inferior saliente, despectivo, como en los retratos de Dante Alighieri, trató de caminar erguido cuando vio a Reina ya sentada bajo la escalera, con un vestido floreado de polleras anchas que le daba un aire campesino e inofensivo. En la mesa había dos pequeñas velas encendidas. La atmósfera era cálida, silenciosa. Al centro del restaurante se abría un claro que a veces ocupaba un dúo de bandoneón y violín, o alguna imitadora de Edith Piaf. Sin preguntar la opinión de Remis, Camargo ordenó una botella de cabernet. Aunque presentía algo así, lo inundan la indignación y la vergüenza. Ella escribe con más descaro que el editor colombiano, eso está a la vista: lo que para el editor es sólo un desgaire de la vida, el polvo de unas cuantas noches, para la mujer es un asunto de vida o muerte. ¿Soy otra desde que soy con vos? Qué frase tan impúdica. A él le ha bastado silbar, lanzar al aire el nombre de un hotel, para que ella se eche a correr en su busca como una perra hambrienta. Cuanto más lee los mensajes, más se indigna, no contra la mujer sino contra sí mismo. ¿Así le paga ella las noches que ha pasadoen vela recorriendo su cuerpo a través de las lentes del telescopio Bushnell, custodiándola de lejos, acechando el menor trastorno de su respiración? Se lo veía venir: tarde o temprano iba a traicionarlo. Le parece intolerable. Si quisiera, podría impedir el viaje a Río. Tiene el poder, los medios. Pensándolo bien, va a dejar que las cosas sigan su curso. Va a permitir que se vaya. Pero no como ella quiere. No como el editor colombiano espera. La va a dejar marcada, malherida. La va a destruir y ya se le está ocurriendo cómo. –Ceca -dijo. –Es raro -dijiste finalmente. –¡Qué! -le comenté a Glorita que estaba conmigo arriba-. ¡Le dieron vino de consagrar a esta cotorra, o qué, que se le soltó la lengua! –¿Qué noticias hay, m'hijo? -me preguntaba ansiosa cuando subía a saludarla de regreso..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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