15 de enero de 2025
Comentario destacado
Proposal for research paper
–Nunca más -casismecó el enfermero-. Por los siglos de los siglos, amén. Ahora te las arreglarás solo, muchacho. Irás con tus propios pies a la cámara de los horrores. Pero todavía te atarán y te obligarán a ver. Vamos, pues, mi tigrecito. -Y tuve que ponerme la bata y lostuflos y bajar por el corredor almesto de las películas. –¿Y este semiengendro por qué no me saluda, o es que dormí con él? –No, es imposible -dije. Y entonces Billyboy, elmilitso Billyboy en quien yo no podía creer, dijo al jovenmilitso que me sujetaba, y a quien yo no conocía. –Alcánzame ese carrito -dijo Lalo esa noche. Lo puso con extrema delicadeza cerca del mangrullo. ¿La noche anterior? ¿En el Paraninfo? Yo no recordaba en absoluto que Santiago hubiera hablado de algo la noche anterior. Claro que la realidad no suele ser como yo la percibo. Con un gran esfuerzo pensé en el Paraninfo. Recordé un relámpago amarillo. Recordé, pero como si hubieran pasado siglos, la mirada de Inés y, de pronto, la belleza taciturna de tu rostro sobre un puro fondo de niebla. Miré a Santiago; a juzgar por su expresión, tampoco recordaba mucho. Durante toda aquella experienciaóptica, Esteban, en efecto, había estado buscando una cápsula de Dexamil. Andaba suelta por algún bolsillo. Se le había caído del frasco esa tarde. Lo recordaba perfectamente. Y a los hechos me remito. Una semana antes de que yo llegara de México a encargarme de él se fueron todos de vacaciones a la Costa dejándolo en manos de la Loca. Si se moría, que se muriera que hartas cagadas les hizo en vida. ¡Por un moribundo de sida se iban a perder unas vacaciones en la Costa! ¡Ve! Solidarios si somos, pero no pendejos. Desde esta altatribuna a Colombia entera le aseguro que fuimos siempre una familia unida. Ejemplar. El jujeño parecía pensativo. Maestro es astuto como J. Edgar Hoover, maniobrero como Kissinger, cínico como Fouché, pero por las mañanas, cuando aún no ha terminado de digerir las glotonerías de la noche, puede ser cándido como Rudolf Hess. Ha cometido el error de autorizar la expedición de Reina pero la lealtad lo mueve a preguntarte si estás de acuerdo antes de ordenar la compra de los pasajes. Trataré. Yo estaba aturdido, oh hermanos míos, y no podíavidear muy claro, pero me parecía que había conocido antes en algúnmesto a estosmilitsos. El que me sostenía, diciendo: -Vamos, vamos, vamos- en la puerta principal de labiblio pública, era unlitso nuevo, aunque parecía muy joven para estar con losmilitsos. Pero los otros dos tenían unas espaldas que yo habíavideado antes, estaba seguro. Repartían golpes a loschelovecosstarrios y lo hacían con mucho placer y alegría, y losmalencos látigos silbaban, y lasgolosascrichaban: -Vamos, muchachos desobedientes. Esto les enseñará a no provocar desórdenes perturbando la paz del Estado, individuos perversos-. Así empujaron de regreso a la sala de lectura a losstarrios vengadores, jadeantes, gimientes y casi moribundos; luego se volvieron,smecando todavía, luego de tanta diversión, y mevidearon. El mayor de los dos exclamó: al cerro. Mi voz mientras subo alómnibus. Al Cerro de las Rosas. Mi voz como si fuera de otro. O la voz de Esteban Espósito como si fuera la mía. Ya da lo mismo. Lo que no debería ser contado de ninguna manera puede contarse por fin de cualquier manera. Espósito le da sus últimos cincuenta pesos al guarda y sin recoger el boleto o esperar el vuelto se sienta en la oscuridad. El astrólogo también está en el ómnibus. Viaja conmigo al Cerro. Conmigo o con nosotros. O Esteban con ellos. El guarda está mirando con gesto ambiguo. Mezcla de conmiseración y asco que inspira en la gente normal la gente enferma. Hay una cofradía de la salud. La especie se defiende de los tipos como Espósito, y hace lo justo, no son confiables. Debo de tener fiebre. Los ojos me arden y estoy tan cansado que si el guarda no me trae el vuelto no se lo pido. Desnudo vine al mundo y, por lo menos hasta hoy, me las arreglé bastante bienpara seguir vivo. ¡ La Luna! Rodando vertiginosamente sobre las casas, luna loca, luna muchacha purísima desnuda desvelada novia de los campanarios. El burrito de Belén está en la Luna, lleva al Niño y a María huyendo del rey Herodes. Todo eso, Esteban, se ve en la Luna si uno mira con atención y sobre todo si es un buen nene y toma toda la nutritiva sopa de cereales. El Universo es horrible, madre mía que me obligas a tomar toda la asquerosa cucharada de Quaker Oats, no ves mujer sin alma mis transparentes lágrimas como platos cayendo sobre el plato. Soy un niño apenas. Para dejar de serlo glup. Toma y daca. Para ser grande y fornido, glup. Coma caca. Para dejar de ser niño y venir grande y ver cosas entre los astros. Siempre lo mismo. Dejar y. O esto o lo otro. Estoy podrido de este pueblo, harto hasta la agonía del hermoso río de San Pedro y de sus atardeceres volcados a paladas sobre la arena y del campanario de la iglesia del Socorro. Único en el mundo, creo. Único campanario del mundo levantado en la parte de atrás de un templo. Como mirando el río. Todo en este pueblo mira hacia el río. La estatua de Fray Cayetano Rodríguez mira al río. Tus ojos, esta tarde, miran mirando el río. Hay que irse. Expulsarse a sí mismo de los paraísos de la infancia o el tiempo nos transforma en árbol, en agua, en atardecer, en piedra de la memoria. ¿Cuándo lo decidiste? Ayer a la siesta, en casa. Cuando te vi entre los árboles comiendo una naranja. Glup. Cara o ceca. Siempre. Estaba vestida con la misma ropa deslucida de la mañana: un suéter de cuello volcado y un blue jean demasiado estrecho. Camargo le indicó una silla al otro lado del escritorio y volvió la mirada hacia los televisores. La paseó por las calles de Steglitz, cerca de Berlin, donde Franz Kafka vivió los meses más felices de su vida junto a Dora Diamant, poco antes de morir. «He terminado la obra y me parece bien lograda», recitaba Camargo en alemán, repitiendo las primeras líneas del cuento que Kafka había escrito en el 2526 de la calle Heide, sobre una mesa junto a la estufa, bajo una lámpara de petróleo que arde maravillosamente. Kafka imaginaba que, al llegar a Berlin -eso era en setiembre de 1923-, se alejaba de idas fuerzas demoníacas)), cuando, en verdad, su movimiento era inverso: los demonios -o «el enemigas, como lo llamaba él-le habían tendido un cerco de galerías subterráneas y allí, en Berlin, se le acercaban, dibujando, ellos también, un laberinto gemelo al de su vida, coma se narra en ese penúltimo cuento, «La construcción»,. La mujer lo ola extasiada y luego, en los trenes enque recorrían Europa de un extremo a otro, leía los otros relatos que Kafka había esbozado antes del final, mientras Camargo recitaba en alemán, de memoria, el comienzo y el fin de «Josefina la cantante», que era el último y el más conmovedor de todos. Y ahora viene lo insólito: bajaron por la falda una carroza de funeraria y dos motocicletas dando chumbimba a toda verraca, ametrallando la fachada de la casa del Ñato. ¿Para qué le disparaban si no era una fachada de cartón, si era una fachada de cemento? Las balas no podían pasar rumbo a los deudos del interior… No, es que no era para que pasaran, era por su valor simbólico. Una especie de gesto de afirmación. Y que casi nos cuesta la vida de paso a Wílmar y a mí porque por un pelo no nos llevan, nos arrastran, en su bajada endemoniada el carro fúnebre y sus dos motos. Lo más preocupante de esto es que: Que aquí te disparan desde donde menos lo piensas. ¡Hasta desde un carro de funeraria! –Te dije que no quería empezar esta historia para que no nos hiriéramos. No hay nadie en mi vida, Camargo, nadie. sería mejor que tampoco estuvieras vos..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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