15 de enero de 2025
Comentario destacado
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¡Ay, socorro! A mí se me hace tan ridículo pedir socorro. Será porque así se llamaba una sirvienta que tuvimos, Socorro, sucia y desdentada de tanto fumar y echar humo por la chimenea negra de hollín de su boca. Y si«economizar» era su verbo preferido, su gran frase era: «La humanidad es mala». ¿Y ella qué era? ¿Una coneja?, o qué. Aunque por su forma de proliferar se diría que si, por sus orejas y sus cuatro extremidades se diría que no. Y consecuente con su frase no era amiga de nadie. Amigas no tenía, los médicos le huían, las sirvientas la odiaban, los curas la detestaban, afuera de su casa nadie la quería, y adentro vaya Dios a saber. Germán encendió un cigarrillo en el otro extremo del porche y le sonrió, con una mezcla de compasión y complicidad. Ella lo miró como si estuviera dentro de él y pudiera oír las destilaciones de su pensamiento. Lo oyó como si en la realidad no hubiera otro sonido que el de ese pensamiento. Cuando él la abrazó preguntándole «Jodo está bien?» y la besó en la boca con una fiebre invasora, ella lo dejó hacer. Dejó que la llevara a su cuarto y la desvistiera y la tocara. Era todo tan natural, tan fácil, que por un momento le extrañó que aquel cuerpo fuera el de ella y no el de otra, porque había dejado que su cuerpo se fuera y no imaginó que, al volver, iba a pertenecerle tanto. Hicieron el amor sobre una cama que crujía sin que les importaran los vapores calcinados de la noche, el asedio de las moscas ni nada de lo que sucedía en el mundo. Durmieron una hora y volvieron a sentir la urgencia de penetrarse y lamerse, y así habrían seguido sin darse tregua si a las seis de la mañana el gula guerrillero no los hubiera llamado para decirles que el Mono Jojoy y Tirofijo estaban esperándolos en el abismo de la selva. Es lo mismo. Fidelidad. Fidelidad fanática, hasta la muerte. Lealtad al signo primordial regidor de la cabeza y del fuego. Todo lo que no tenga que ver con esto, vaderretro, evade el recto destino combustible de tu estirpe. Coexisten, en tu tipo astral, dos Esteban: el superior y el otro, el deleznable. Y como es obvio, amén de redicho, en ese microcosmos paradojal nosotros gobernamos al Esteban superior; él, el elegido para las tareas luminosas, es quien va a casa de Verónica, sonríe cuando no debe, irradia frescura cuando le arden las zonas del sentimiento y, para darte un ejemplo lastimoso de esto último, decide leer alcamarada Lenin en vez de armar una bomba casera, cuando descubre que Josefa Bartolotti lo que tiene es hambre. Él huye por las escaleras en calzoncillos, no honra al padre ni a la madre, codicia mujer e ideas ajenas, no ama a su prójimo ni mucho menos a sí mismo, se olvida de santificar sus propias fiestas, sus efemérides, motivo por el cual deja plantada a la niña de Plaza Irlanda junto a un alegórico relieve, añorando sus anillitos. No interrumpas. Me refiero al impuro, humano, vivo, contradictorio Esteban con antorcha. Porque el artista, fíjate bien, el artista, para sobrevivir en este mundo y en el que se avecina, ha de poseer una fuerte dosis de inmoralidad. De ahí lo de la falta de principios. Inmoralidad -y empleo nomenclaturas a nivel burgués para facilitarte la comprensión jesuíta de conceptos cuyo sentido, en los hechos, te resulta desde antiguo familiar- inmoralidad, o quizá amoralidad, que si bien permitirá a un gran artista obtener espléndidos resultados en la construcción de una catedral en homenaje a la Sagrada Familia, pongo por caso, y no al azar, le impedirá en cambio no ya salvar el alma, que para eso nunca hizo falta la divertida gente del subsuelo, sino también fundar una. Hermanos, lo que trajeron entonces fue una gran caja brillante, y vi en seguida qué clase devesche era. Era un estéreo. Lo pusieron al Iado de la cama y lo abrieron, y unveco lo enchufó en la pared. -¿Qué quiere oír? -preguntó unveco conochicos en la nariz, y tenía en lasrucas unosálbumes de música, hermosos y brillantes. ¿Mozart? ¿Beethoven? ¿Schoenberg? ¿Carl Orff? –Me suben ustedes cargado. La voz le salía de muy adentro, de unas honduras que ella no había visto ni adivinado. A veces le daban ganas de ponerle la cabeza sobre la falda y acariciarlo. –Sí -dice Verónica. Fincas tuvo varias, a cuál más mal negocio. Desde que tengo memoria lo recuerdo fantaseando con una finca, castillo de naipes, de sueños, de viento. La Esperanza se llamó una, otra La Cascada, otra La Solita que ya les dije, y otras y otras que ya olvidé. Les ponía agua, luzeléctrica, pesebrera, y trapiche si eran de caña o «beneficiadero» si eran de café. Les sembraba un platanal, un naranjal, un limonero, desyerbaba, fumigaba, abonaba, poseído por una furia maniática de construcción. Y cuando ya las tenía sembradas, desyerbadas, fumigadas, abonadas, instaladas, y veía que le iban a empezar a producir, las vendía por lo que le costaron o menos. ¿Mal negocio? ¡Qué mal negocio iba a ser! Eran el negocio de su vida puesto que se la llenaban y le mantenían encendida, como la veladora del Divino Rostro, día y noche, sin descanso, La Esperanza. Que pongo con mayúscula por su finca, en la que él había corporizado la segunda virtud teologal. Y me quedé petrificado. –Oíme -repitió Bastián. Cuatro años han pasado desde el análisis, y henos ahora aquí en este jardín de esta casa, en la placidez de esta hamaca rememorando, echándole cabeza a ver quién lo pudo contagiar, por el muy humano deseo de saber, de saber quién fue el que te mató. Descartada como fuente de contagio la comunión, quedaban los parias de la Terraza Pasteur de la Carrera Séptima de Bogotá, país Colombia, planeta Marte. ¿Pero cuál? ¿Cuál entre diez o mil o diez mil? L'anus rolaire –No te pongas histérica. Yo voy abajo, no mires, si él sube le decís que te estás cambiando para ir a la universidad, qué suerte, le decís, trajiste el auto, querido. –Lo que a vos te hace falta es ir a un gimnasio -dijo Maestro-. Mirame a mí. Con bicicleta, sauna y masajes bajé diez kilos en dos meses. Te dejan como nuevo y ni te das cuenta. tetolchocaremos en larota y patearemos Fidelidad. Fidelidad, digamos, a ciertos principios. Lo cual, considerado a la luz de los tuyos, podría resultar algo así como la más absoluta falta de principios. La verás llegar de un momento a otro: demolida por las tensiones del largo día y sin embargo impaciente por el encuentro con su amante. Sólo faltan setenta y dos horas, ha de pensar ella. Setenta y dos horas: le torcerás el cuello a ese deseo, le romperás las piernas y los ojos. Con su pluma de ganso detenida entre el cielo y la tierra, fray Fernando de Trejo y Sanabria me miraba con inquietud. Los primeros párrafos no estaban nada mal y fluían con tanta naturalidad que el lector avanzaba sin darse cuenta al párrafo siguiente. Había en ella una conciencia del lenguaje de la que carecían los periodistas más presuntuosos y mejor pagados. Empezaba con una evocación de la infancia huérfana de Mitchum en Bridgeport, enumeraba después los extravagantes oficios de su juventud -matón de cabaret, promotor de astrólogos-, y describía con un par de trazos certeros las siete semanas infamantes de cárcel en Los Ángeles por fumar marihuana, luego de haber sido candidato al Oscar. A Mitchum lo había desvelado siempre el problema del Mal, decía Reina. Era un calvinista en busca de personajes detestables como los deCape Fear yEncrucijada de odios, interesado en demostrar cuán imposible era para Dios salvar a sus criaturas más ciegas. Reina dedicaba veinte líneas desafinadas, en el centro de la necrología, a comentarLa noche del cazador, en la que el difunto había desplegado todos los registros de su complejo arte. Camargo las leyó con alarma. Esas líneas confirmaban sus presentimientos..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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