15 de enero de 2025
Comentario destacado
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–Estás pensando en qué edad tengo. –No estuve haciendo nada prohibido, señor -dije-. Losmilitsos nada tienen contra mí, hermano, quiero decir señor. Cruzamos hacia el negocio. Visto de cerca, aquello no era simplemente feo: era casi malvado. Ponchitos. Mates con virolas de plata. Rebenques liliputienses con la inscripción recuerdo de córdoba en la lonja. Una basílica con un tintero en el atrio, en forma de aljibe, al que no hacía falta llenar con tinta pues se trataba de una doble ilusión: era el mero sostén o receptáculo de un bolígrafo forrado en cáñamo de la India. Varios modelos de la difunta Correapara turistas que no pudieran viajar más hacia el poniente; diversas aves y felinos momificados, bolas de cristal dentro de las que se desataban ínfimas tormentas de nieve, sólo que no se desataban sobre una casita del Tirol, sino sobre el general Paz al cruzar Colonia Abrojo; radios a pila, hábilmente ornamentadas para que parecieran loros. Un pie. Un considerable pie izquierdo de terracota con una ranurita en el empeine y el lema la pata llama a la plata. Y, sobre un terciopelo púrpura, una colección que no entendí del todo: un anillo sin piedra, una flor de jade, y un ojo de vidrio que, según informaba una tarjeta amarillenta, perteneció a la ilustre familia Rivarola. –Cómo voy a saberlo. No sé. Todo es posible. Apenas sé quiénes eran los valentinianos. Leí mal, ya le dije. –Queenie, sos vos la que no entiende. -No me llamés así. Soy Reina. Andate o voy a tener que denunciarte. –¡Ay doctor, no sea ingenuo, a quién! En ese país nadie compra: todos roban. Y para que un pobre le acepte a uno unas naranjas regaladas, uno se las tiene que llevar a su casa. Mientras se las baja uno del carro, otro pobre del tugurio le roba a uno el carro. Dejemos mejor la cosa así. ¡Y que se pudran las hijueputas naranjas! La luz de los televisores subrayaba el contorno de lo que ella era, o de lo que Camargo quería que fuera. Podía adivinar los muslos firmes debajo del blue jean, la ondulación de los pechos, la suavidad del vello de los brazos. Parecía que la silueta fuera un acuario y el cuerpo navegara dentro de ella, esquivo. Y su manera de mover las palabras de un lado para otro: eso sí era inesperado. No sabía que la inteligencia de las mujeres pudiera ser escurridiza como los peces. –A la improvisación, más bien. Soy ordenada. Torpe para improvisar. Me llamo Esteban Espósito. El cielo raso, los muebles, el empapelado de luces de las paredes, todo absolutamente inocuo. Ni manchas ni rajaduras. Leonardo da Vinci, ante un espectáculo así, hubiera sentido una fuerte desolación. Leonardo da Vinci es una excusa, las frases son una excusa; no hay público, ser sincero, cabrón. Esto es Córdoba de la Nueva Andalucía, en Sudamérica, el ombligo, el mándala, o tal vez el culo del mundo, y yo soy Esteban Espósito, argentino, estado civil soltero, un grandísimo hijo de puta en el más cabal y nada metafórico sentido del concepto, profesión: escritor. Soñé toda mi vida con llegar a un hotel y en el registro de pasajeros del señor Ripul gusano gelatinoso zambulléndose con lentitud dentro de sus pantalones, estampar junto a mi nombre la palabra Escritor. Qué portento, quérareza,oh. Niñas nubiles de vestidos vaporosos rodeándome y cantando Sanctus, sanctus Stephanos qui erat, et qui est, et qui venturus est, algo así. Me dejaba crecer el pelo, por ejemplo, larga melena heroica primero; más tarde, los versos vienen solos. El mayor peligro que se corre jugando a ser un genio, llegar a serlo. Es fatal, es Ibsen. No. Todo otra vez, payaso. Hundirse usted, meterse bien adentro hasta el límite cloacal de tu podrida almita, bello espíritu llamado Esteban Espósito, no olvidarlo: se acabó el juego, voi chentrate lasciate ogni speranza, arder y comer caca, nadie prueba en joda los famosos y nada románticos y más bien con un siniestro sabor a acumulado sufrimiento ajeno, hermanos míos, los mundialmente conocidos Elixires del Diablo. Fue mi cuñada Nora la de la idea de traer a un matrimonio de médicos conocidos suyos especialistas en ayudarnos a bien morir. –Y -agregó el ministrobolche y bien vestido- aliviar la espantosa congestión de las prisiones. –Estaba pensando -dijo- cómo se las va a arreglar Graciela cuando vuelva de la casa con otro chal, y yo le muestre el que traía puesto. –Estás muy linda, Reina -dijo. Las palabras tropezaron unas con otras, como si no fuera eso lo que quería decir. La otra llamada te importuna: es Reina Remis, que necesita verte cuanto antes. Tan sólo un minutito, ruega, soy víctima de un malentendido y quiero disiparlo cara a cara. No vas a recibirla, ya lo has resuelto. Someterás su caso a la justicia de Sicardi y no moverás un dedo en su favor. –No. Yo quiero experimentar por mí mismo lo que es viajar en Metro en Medellín. –Te llevo. Y hablaste un rato en la jerga de los monos. Un diciembre en Santa Anita, siendo nosotros niños, se nos apareció Leonel con un globo de ciento veinte pliegos, inmenso. Inmenso, inmenso, inmenso, el más inmenso que hubieran visto mis ojos y los cielos de Antioquia, un regalo colosal. En el corredor delantero de la finca lo elevamos. Sesenta manos de cristiano se necesitaron para sostenerlo y veinte mechones para llenarlo. Cuando el último mechón le acabó de llenar la insaciable panza de humo y empezó a tirar, le encendimos la candileja y soltamos. Y dejando abajo la humana especie, la alta palma y los gallinazos, el globo se fue, se fue, se fue, y subió, subió, subió hasta llegar al cielo de mi señor Diosito desde donde ahora está Leonel mirándome. –¿Y a quién le piensan vender tantos apartamentos? -le pregunté a papi..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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