15 de enero de 2025
Comentario destacado
Nature vs nurture essays
Jamás sospeché que una poesía tan luminosa se me albergara en las tripas. Y aunque mi deseo era acabar en las de los gallinazos para alzar con ellos el vuelo, no se me dio. Aquí no hay gallinazos. Aquí lo que hay son priístas: aves carroñeras que se arropan con la bandera tricolor y se alimentan de los despojos de México. Muerto el gran contratador de sicarios, mi pobre Alexis se quedó sin trabajo. Fue entonces cuando lo conocí. Por eso los acontecimientos nacionales están ligados a los personales, y las pobres, ramplonas vidas de los humildes tramadas con las de los grandes. –Muy bien, muchachos, comenzaremos demostrándole que también nosotros conocemos la ley, pero que conocerla no es suficiente. -Tenía unagolosa de caballero y hablaba con aire muy fatigado; y al hacerlo asintió con sonrisa dedrugo a un bastardo grande y gordo. El bastardo grande y gordo se quitó la túnica, y uno podíavidear que tenía una panza grande ystarria; y entonces se me acercó no muyscorro, y cuando abrió larota en una mueca lasciva y muy cansada, le olí elvono delchai con leche que había estadopiteando. Para sermilitso no tenía la cara muy bien afeitada, y uno podíavidearle parches de sudor seco en la camisa, bajo los brazos, y despedía ese olor parecido a cera de oídos. De pronto cerró laruca roja y hedionda y me la descargó justo en la barriga, lo que no estuvo bien, y todos los demásmilitsossmecaron con ganas, excepto el jefe, que conservó la sonrisa como cansada y aburrida. Tuve que apoyarme en la pared encalada, de modo que losplatis se me mancharon de blanco, y traté de recobrar el aliento, sintiendo un dolor agudo, y me pareció que iba a vomitar el pastel pringoso que había tragado por la tarde. Pero no pude soportar la idea de vomitar sobre el suelo, de modo que me contuve. Entonces vi que el matón gordo se volvía hacia losdrugosmilitsos para festejar realmentejoroschó lo que había hecho, así que levanté lanoga derecha, y antes que pudierancricharle aviso le apliqué un puntapié limpio y claro en la espinilla.Crichó como unbesuño, y se puso a dar saltos de un lado a otro. –La guerra -dijo la Austin. Un porroncito de ginebra pareció materializarse en la otra mano del jujeño. Con toda naturalidad bebió un trago. Después se cebó un mate. –Aire que es lo que comemos aquí -me contestó y nos echamos a reír. –Como un lago de aguas cristalinas, señor -dije-. Claro como un cielo azul en lo mejor del verano. Puede confiar en mí, señor. -Y le ofrecí una simpática sonrisa mostrando los subos. Algo debía de andar mal entre ella y su protector porque hace un par de meses, en una reunión de editores de O Estado, Pimenta se quejó de que Sandra estaba descuidando su trabajo y anunció que le había pedido la renuncia. En la redacción del diario vieron al director investigando en el correo privado de la computadora de Sandra para leer los mensajes que ella habría recibido de un empresario ecuatoriano, del cual -creía Pimenta, acaso sin razón- la joven estaba enamorada. Inició entonces una persecución tenaz: llamó a los directores de todos los medios de información, en San Pablo y en Río de Janeiro, y les pidió que rechazaran a Sandra cuando fuera en busca de empleo. La acusó de recibir coimas de una empresa de aviación y de mentir a sus jefes. El resto del día anterior había sido muy agotador, con las entrevistas grabadas para los telenoticiosos y las fotografías flash flash flash y nuevas demostraciones de cómo me repugnaba la ultraviolencia, y toda esa basuracalosa. Y luego me tumbé en la cama, y en seguida, según me pareció, me despertaron para decirme que me fuese, que me marchase, que no querían ver más a Vuestro Humilde Narrador, oh hermanos míos. Y ahí estaba yo muy muy temprano en la mañana, con ese dineromalenco en elcarmano izquierdo, haciendo sonar las monedas y preguntándome: De prontoslusamos las sirenas y supimos que losmilitsos se acercaban con laspuschcas apuntando por las ventanillas de los automóviles policiales. La pequeñadébochca lloriqueante seguramente les había pasado el dato, como que había una cabina para llamar a losmilitsos poco más allá de la central eléctrica municipal. -No temas, ya te atraparé -grité-, cabrón maloliente. Te cortaré dulcemente losyarblocos. -Se alejaron lentos y jadeantes, en dirección al río, excepto el número uno, Leo, que se quedó durmiendo la mona en el suelo, y nosotros nos fuimos para el otro lado. A la vuelta de la esquina más próxima había un callejón, oscuro y vacío y abierto en los dos extremos, y allí tomamos aliento, al principio jadeantes y después mástranquilos, hasta que al fin pudimos respirar normalmente. Era como descansar entre los pies de dos montañas terroríficas y muy enormes, que eran los bloques de casas, y por las ventanas podíavidearse un bailoteo de luces azules. Seguramente la tele. Esa noche pasaban lo que solían llamar un programa mundial, porque todos los habitantes del mundo podían ver si lo deseaban el mismo programa; y el público era casi siempre losliudos de edad madura de la clase media. Presentaban a algún famoso cómico, uncheloveco perfectamente estúpido, o una cantante negra, y todo esto, hermanos míos, lo soltaban al espacio exterior usando satélites especiales para la tele. Esperamos jadeantes, y alcanzamos aslusar las sirenas de losmilitsos que se alejaban hacia el este, y entonces vimos que todo estaba bien. Pero el pobre y viejo Lerdo miraba sin parar las estrellas y los planetas y la luna, y tenía larota abierta como un chico que nuncavideó nada igual, y de pronto dijo: El aire es la parodia del agua. –No sé si te entiendo. Lo que me gusta de las mujeres es su locura, pensó Espósito. Ahí estaba esa princesa, la del cuadro. Prisionera del dragón, unida al monstruo por una piolita, que ella llevaba en la mano y él al cuello: parecía que lo hubiera sacado a pasear un rato entre los almacigos. San Jorge arremetía como loco en su caballito de juguete; pero el instinto maternal de ella estaba de parte del dragón. Ese dragón es bueno. O se siente solo. O es como un niño de corta edad. No hay más que ver sus alitas de mariposa para darse cuenta. "Todo lo que significó para mí", estabas diciendo. ¿Significó? Contado de esa manera, el crimen parece uno de tantos. No lo es. Pimenta Neves era uno de los periodistas más poderosos de Brasil. De modales cautos, formales, reflexivos, nadie habría dicho que era capaz de una pasión violenta. y largo es este momento de prueba. La pieza que la radio alquiló para ellos, cerca de Retiro, había sido la enfermería para las apestadas de un viejo burdel. En el mismo espacio de seis metros por ocho se amontonaban una litera de dos pisos, una tina que servía tanto para bañarse como para lavar los platos y un hornillo Primus que despedía un olor infernal a kerosén. Abajo vivían unas mujeres que iban y venían todas las tardes por los pasillos con batas transparentes y estelas de perfumes ácidos que atraían a las ratas. Daban fiestas casi a diario, con la música a todo volumen, y la única vez que Camargo se atrevió a protestar las mujeres se le rieron en la cara. Una de ellas golpeó esa noche a su puerta para que le cuidara el hijo, y se lo entregó descalzo y en camisón. Al amanecer siguiente se lo llevó dormido, y regresó por la tarde con la bata desprendida, con la intención de pagarle el servicio, pero a Camargo se le quitaron las ganas apenas vio que tenía unos lunares blancuzcos de sarna en el vello de la entrepierna..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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