15 de enero de 2025
Comentario destacado
Mount pinatubo case study
Inyectar el fenobarbital en los cartones de jugo te toma veinte o veinticinco minutos: más de lo que has calculado. A través de la ventana descubrís al asistente de Sicardi, que va y viene desde un viejo restaurante inglés, ahora en decadencia, hasta una casa de numismática, donde la calle Corrientes cae en declive. A Momir lo has perdido de vista: ha de estar esperándote junto a la entrada de la casa de la mujer, desalentado ya, creyendo que nunca volverá a su aldea, cerca de Pranjani. El espíritu, eso si, lo tenía Leonel intacto, con su alegría de siempre y su optimismo risueño, en do mayor. Amaneció y vino un empleado de banco a dar fe de que papi nos traspasaba el dinero de su cuenta bancaria y de que ante su imposibilidad de firmar lo hacía mi hermano Carlos por él. Concluida la diligencia y cuando el empleado se iba llegó Víctor. Lo hice pasar y nos quedamos un instante en silencio en el vestíbulo, junto a la escalera, sin saber qué hacer. En la fugacidad de ese instante desolado pude leer sus pensamientos: estaba pensando en papi y en lo mucho que habían vivido juntos. –Los pobres jamás compran -comenté-: Roban. Roban y paren para que vengan más pobres a seguir robando y pariendo. Menos mal papi que ya te vas a morir y a escapar de ver tumbada tu casa. El bandoneón deslizó la melodía de Griseut. La cara de Reina estaba bañada en lágrimas. Pero la melodía estaba bien, como lo supe cuando me despertaron dos o diez minutos o veinte horas o días o años después, pues me habían quitado el reloj. Ahí estaba unmilitso, como a kilómetros y kilómetros más abajo, y me pinchaba con un garrote que tenía un clavo en el extremo, al tiempo que decía: "No va a poder volver a caminar -le dije a Alexis-. Si lo sacamos es para que sufra más. Hay que matarlo". "¿Cómo?" "Disparándole". El perro me miraba. La mirada implorante de esos ojos dulces, inocentes, me acompañará mientras viva, hasta el supremo instante en que la Muerte, compasiva, decida borrármela. "Yo no soy capaz de matarlo", me dijo Alexis. "Tienes que ser", le dije. "No soy", repitió. Entonces le saqué el revólver del cinto, puse el cañón contra él pecho del perro y jalé el gatillo. La detonación sonó sorda, amortiguada por el cuerpo del animal, cuya almita limpia y pura se fue elevando, elevando rumbo al cielo de los perros que es al que no entraré yo porque soy parte de la porquería humana. –Siempre se exceden -dijo el veco, secando un plato con aire distraído-. Pero la intención esencial es el pecado real. El hombre que no puede elegir ha perdido la condición humana. –No quiero meterme, pero ¿ha pasado algo entre ustedes dos? Yo hasta pensé que en algún momento se iban a casar. Germán encendió un cigarrillo en el otro extremo del porche y le sonrió, con una mezcla de compasión y complicidad. Ella lo miró como si estuviera dentro de él y pudiera oír las destilaciones de su pensamiento. Lo oyó como si en la realidad no hubiera otro sonido que el de ese pensamiento. Cuando él la abrazó preguntándole «Jodo está bien?» y la besó en la boca con una fiebre invasora, ella lo dejó hacer. Dejó que la llevara a su cuarto y la desvistiera y la tocara. Era todo tan natural, tan fácil, que por un momento le extrañó que aquel cuerpo fuera el de ella y no el de otra, porque había dejado que su cuerpo se fuera y no imaginó que, al volver, iba a pertenecerle tanto. Hicieron el amor sobre una cama que crujía sin que les importaran los vapores calcinados de la noche, el asedio de las moscas ni nada de lo que sucedía en el mundo. Durmieron una hora y volvieron a sentir la urgencia de penetrarse y lamerse, y así habrían seguido sin darse tregua si a las seis de la mañana el gula guerrillero no los hubiera llamado para decirles que el Mono Jojoy y Tirofijo estaban esperándolos en el abismo de la selva. De hecho ya está cayendo, y desde hace mucho, pero el problema es que no acaba de caer. Somos un moribundo terco que insiste en no morirse. –Ah… -dije y entonces recordé que diez días antes, en Bogotá, habíamos ido a un laboratorio a hacernos el análisis-. ¿Y qué resultó?.

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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