15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Y con una varilla de hierro que mantenía siempre a la mano para estos efectos, una varilla ad hoc, le aplicaba al relapso en inglés un varillazo en la cabeza. –Eso es lo que quiero saber. ¿Quéesesto?¿Qué quieren aquí? Salgan antes que los eche. Eso no es una respuesta. Bastián seguía sentado. Me miraba torciendo la cara. Santiago le puso entre las manos la cantimplorita y fue hacia la puerta. Bastián no hizo un gesto. Sin dejar de mirarme, dijo: Pasando elDuque de Nueva York,en dirección al este, se levantaban edificios de oficinas, luego lastarria y carcomidabiblio y elbolche edificio llamado Victoria, seguramente por alguna victoria; y luego se llegaba a las casasstarrias de la llamada ciudad vieja. Aquí se levantaban algunos de los antiguosdomos realmentejoroschós , hermanos míos, habitados porliudosstarrios, viejos coroneles ladradores armados de bastones y viejasptitsas enviudadas y damas sordasstarrias aficionadas a los gatos y que, hermanos míos, no habían sentido el toque de ningúncheloveco en todos los días de la purísimachisna . Y en esas casas había, es cierto,veschesstarrias que valían dinero en el mercado turístico: cuadros y joyas y otrascalasstarrias de la misma clase, de laépoca anterior al plástico. Así que nos acercamos discretamente aldomo llamado Manse, y afuera había focos de luz sobre postes de hierro, como guardando los dos costados de la entrada, y también una luz más penumbrosa en uno de los cuartos de abajo, así que buscamos un lugar oscuro en la calle para mirar por la ventana dentro de la casa. Esta ventana tenía barrotes de hierro, como una prisión, pero pudimosvidear claramente lo que pasaba adentro. Veinticinco operaciones le conté antes de perder la cuenta. Batió en operaciones su marca en hijos. Al dentista le hizo ver su suerte, al psiquiatra lo dejó de psiquiatra, y al cardiólogo le contagió las palpitaciones. Yo odio a los médicos, pero como para mandarles una alhajita de éstas, tanto no. Que hágame, doctor, otro electrocardiograma para confirmar. –Oh, sólo avidear que sucede en el gran exterior -dije. Pero por alguna razón, hermanos míos, me sentí enormemente aburrido y algo desesperado, y esos días me había sentido así a menudo. De modo que me volví alcheloveco sentado junto a mí en el largo asiento de felpa que corría alrededor delmesto, uncheloveco somnoliento que barboteaba, y le aticé unos puñetazos en el estómago, ac ac ac, realmentescorro. Peroél ni los sintió, hermanos, y barbotó: «Carretea la virtud, ¿dónde en el extremo de las colas yacen las palopalomitas?» Así que nos largamos a la gran noche invernal. –Te llamé para decirte que voy a contratar a Enzo Maestro. Sos la primera que lo sabe. Papi: hemos vivido y muerto en el error, hemos sido limpios, claros, honrados. En premio sigue el cielo. Será sentarnos pues a oír cantar con sus arpas los querubines. A vos que te toquen tu pasillo «Tierra Labrantía». A mí la «Gran Cantata de Satán». Carlos graduó la nueva botella, y las goticas que en un principio cayeron rápido se dieron a desgranarse pausadamente, calmadamente, al ritmo incesante y seguro de un rosario. HOGAR, decía, y tal vez aquí encontrase unveco que me prestara ayuda. Abrí la puerta del jardín y a los tumbos recorrí el sendero, y parecía que la lluvia se convertía en hielo, y luego llamé a la puerta con un golpe leve y patético. No vino ningúnveco, así que golpeé unmalenco más largo y más fuerte, y entonces oí elchumchum de unasnogas que se acercaban. –Qué sé yo, sobre todo tulipas -dijiste vos. –No hablo de él -dijiste-. Hablo de Patricio. Después de la conversación con Brenda salís en busca de los sin techo: el tiempo te muerde los talones. Son las diez de la noche y hace ya semanas que las rutinas han cambiado en el departamento de enfrente, quizá porque la mujer está enamorada y prefiere no distraerse de sí misma. Llega temprano de la oficina, rara vez acepta invitaciones a cenar, y desde el alba pasa muchas horas escribiendo. Los domingos, sin embargo, sus hábitos son los de siempre: monta a caballo y regresa cuando oscurece. Oye música, se desnuda ante el espejo. Está más interesada que antes en el cuidado de su cuerpo: la ves estirarse en una barra cuando se levanta, hacer flexiones, untarse cremas en las piernas y en el pecho antes de ir a la cama. Y a propósito, cuál era la idea del abuelo al intentar unirse a Ramírez. A ver si no había entendido mal. Salvar la Confederación, hacer fuertes a las provincias amenazadas por el centralismo de Buenos Aires, consolidar desde adentro el país real, mientras los generales se hacían la gran fiesta corriendo a los últimos gallegos que ya no sabían quién gobernaba España ni qué estaban haciendo en este infierno. "No te voy a permitir que hables así de la campaña de San Martín", dijo violentamente Verónica, con una pasión tan sorprendente y repentina que Esteban creyó intuir por un segundo qué clase de mujer había sido la abuela Aasta y qué era realmente lo que quería el abuelo Laureano. Consolidar a sangre y fuego el sueño de la Confederación, poner sitio a Buenos Aires si hacía falta, ir a sacarlo a Juan Manuel de Rosas de los Cerrillos y obligarlo a decidirse entre sus achuras y la patria federal. "Algo así", dijo resentida Verónica, "lo mismo que vio San Martín que había que hacer cuando volvió del Perú". Y Esteban iba a decir algo al respecto, pero prefirió callarse. "Qué porquería estás pensando", dijo Verónica. Nada, nada. Ninguna cosa mala contra nadie. –Qué le pasa -dijo Verónica. –Vos seguí mezclando esas porquerías con whisky -esto sí lo dijo- y voy a tener que ir con mi libretita a visitarte al Neuropsiquiátrico, como al Viejo Poeta..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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