15 de enero de 2025
Comentario destacado
Me talk pretty one day essay
–Soy periodista, se supone. He oído. Un territorio del tamaño de Suiza, gobernado por guerrilleros. Me hubiera gustado saber quién era el marqués. Caminamos otra cuadra y llegamos a la esquina de la plaza San Martín. Sin decir una palabra, señalaste una casa colonial de la vereda de enfrente. Sólo quedaban el gran balcón y la desolación de la portada; lo demás había que imaginarlo, o quizá soñarlo, pero era de una belleza angustiosa. Y, sin embargo, no es la casa del balcón lo que me estás mostrando. No es la casa sino lo que han hecho con ella. Un negocio de souvenirs, suponiendo que ésa sea la palabra adecuada. Un cambalache. Entonces creí comprender algo: me habías llevado allí para que lo viera. Tu gesto en silencio, al mostrármelo, era como un puente entre la noche anterior y este encuentro. La casa del marqués, eso también había sido un puente. Una broma a costa mía, pero al fin de cuentas conmigo. Y el obispo o la marquesa desconocidos no reaccionan así cuando el energúmeno les pregunta por qué no han viajado a Marte, lástima que ahora se hacía cada vez más difícil iniciar un diálogo razonable y el silencio amenazaba separarnos con la consistencia de un vidrio blindado. –Mi hijo no puede haberte traído. Hace rato que no quiere saber nada de vos. Ves que andás siempre con mentiras, siempre fingiendo? Verónica se ríe. –¡Pa que sepan que aquí estoy yo! Cuando eructé erc erc un par de veces para aliviar mi pobre e inocente estómago, me puse a elegir losplatis del día en el guardarropa, al mismo tiempo que encendía la radio. Había música, un hermoso ymalenco cuarteto de cuerdas, hermanos míos, por Claudius Birdman, una pieza que yo conocía muy bien. Pero no pude menos quesmecar, recordando lo que habíavideado cierta vez en uno de esos artículos sobre la Juventud Moderna, sobre cómo ella estaría mucho mejor si pudiese fomentarse Una Viva Apreciación de las Artes. Se decía que la Gran Música y la Gran Poesía tranquilizarían a la Juventud Moderna y conseguirían Civilizarla. Civilización de misyarboclos sifilíticos. La música siempre me excitaba, oh hermanos míos, haciéndome sentir como si fuera el propio y viejoBogo en persona, listo para descargar rayos y centellas y tener a losvecos y lasptitsascrichando en mi ja ja ja poder. Y una vez que mechisté un poco ellitso y lasrucas y terminé de vestirme (misplatis de día se parecían al traje estudiantil: los viejos pantalones azules con suéter con la A de Alex) me pareció que tenía tiempo al menos deitear a la disquería (y tambiéndengo , pues me abultaba en los bolsillos) y ver si había llegado la obra pedida y prometida hacía mucho tiempo, la Número Nueve de Beethoven (es decir, laCoral) en estéreo, registro Masterstroke por la Sinfónica Esh Sham conducida por L. Muhaiwir. Y para allí marché, hermanos. Y en el momento en que dejabas caer elúltimo terrón en mi taza supe que si yo tenía algo que decir, debía hacerlo ahora, porque todo el tiempo que me quedaba para hablar iba a terminarse apenas dejaras de hacer lo que habías comenzado a hacer en este preciso instante, de modo que en cuanto tomaste la cucharita y comenzaste a revolver lentamente mi café me zambullí de cabeza en el minúsculomaestrómnegro y dije que sí, que no tenías ni la más remota idea de la verdad que estabas diciendo, pero que sí; sólo que por casa cómo andábamos ¡mirada de sorpresa o dicho de otro modo, ¿vos habías estado viviendo realmente el acto de ir poniendo terrones de azúcar en mi taza, estabas de veras revolviendo mi café? Pero no debía interrumpirte, debías seguir haciéndolo, de lo contrario corríamos el riesgo de desvanecernos en el aire, en serio te lo estoy diciendo, y sobre todo y ahora espero que ir seas vos la que se enoje, cómo podías hacerme creer que estabas conmigo con tanta intensidad, pasión, entrega naturalidad, inocencia vital o como se llame tu modo de estar conmigo si al mismo tiempo podías percibir que yo estaba buscando algo (mirada de no entender), no digo buscando en la vida, digo en los bolsillos, muy bien, y que eso era exactamente lo que me pasaba a mí sólo que multiplicadopor cien mil, por un millón, cosa que de ninguna manera me parecía una virtud o un privilegio sino una desdicha, una tara, y puesto que habíamos llegado a este punto de la condición esencial de Esteban Espósito, pero no por mi voluntad quede bien claro, debía confesarte que yo había buscado como nadie una sola cosa en mi vida, la felicidad, hasta que una mañana o una noche me desperté en el infierno o en una cama ajena enfermo de una curiosa pestilencia que se llamatristitiaaunque le caben casi infinitos nombres y que desde ese día no pude volver a estar nunca ligado a mi propia vida, ni a la de nadie, y comencé a ser una especie de espectador de los otros y aun de los que amé y sobre todo de mí, sobre todo de mí, como si tuviera en la cabeza un fantástico ojo de mosca (gesto de leve repulsión) y al mismo tiempo viviera dentro de un ojo poliédrico, y entonces te ves, por supuesto que te ves, pero porque no podes dejar de verte, te ves riendo, amando, hablando por teléfono a tu hotel, y el único momento en que no te ves (dejaste de revolver el café y me miraste) es cuando te sentás a escribir diez rengloncitos de mierda sobre lo que imaginas que has visto, revolvé otro poquito por favor, y ahí es cuando te empiezan a ver los otros, los que dictaminan si tus diez rengloncitos sirven para limpiarse el culo o qué. Y esto se llama cantarChe gélida maninaen búlgaro. ¿Gusto? ¿Pero habráse visto mayor descaro? Sólo en una cabeza perturbada y cínica podía caber semejante mentira. ¡Cuánto no hizo una vida entera por separarnos, amontonando hijos y más hijos en el manicomio furibundo de su casa como si el espacio se estirara! ¡Qué se va a estirar el hijueputa, ésas son marihuanadas de Einstein! Hasta que un día (tanto golpea la gota de agua la roca que al fin la rompe), se salió por fin con la suya y parió al Gran Güevón, el engendro de Cristoloco en que conjuntaba en él solo, sin mezcla alguna y con una pureza absoluta por desquiciamiento de la genética, todos los genes rabiosos de la imbecilidad Rendón. La Loca se puso un vestidito presentable, y bajando, oh milagro, la escalera, aterrizó en la sala donde estaban el par de bestias doctoradas, a hacerse la graciosa, a darles la impresión a los visitantes de que aunque se muriera su marido ella seguía siendo la de siempre, un roble incólume, el personaje inolvidable. Y hable y hable y hable y hable. Pero el viejo Lerdo, apenasslusó el pedazo de canción como unlontico de carne roja arrojado sobre el plato, soltó una de sus vulgaridades, que en este caso fue un trompeteo labial, seguido de un aullido perruno, seguido por un doble silbido con los dos dedos en la boca, y rematado por una risotada de payaso. Sentí que me atacaba la fiebre, como si me ahogara en sangre roja y caliente,slusando yvideando la vulgaridad del Lerdo, y dije: -Bastardo. Inmundo bastardo sin modales. -Me incliné para evitar a Georgie, que estaba entre el horrible Lerdo y yo, yscorro descargué un puñetazo en larota del Lerdo. El Lerdo pareció muy sorprendido, enjugándose elcrobo de laguba con laruca , y observando rotiabierto elcrobo rojo, y mirándome.- ¿Por qué hiciste eso? -preguntó, torpe como siempre. No muchosvidearon lo que yo había hecho, y a los quevidearon no les importaba. El estéreo tocaba de nuevo y ahora seslusaba una repugnante guitarra electrónica. Le contesté: –Ah… No se ve como bien. –Antes, usted decía que las batallas las ganan las entrañas de un jefe. –Le prometí a tu madre que íbamos a volver a una hora discreta. Las tres te parece bien. Hacías trabajosamente, con la mano izquierda, dibujos en una servilleta de papel. Unas flores, Malvinas, leí al revés. –¿Curado? -pregunté-. ¿Atado así a esta cama y dicen que estoy curado? Bésenme losscharros, es lo que yo digo. En la sífilis, en la bíblica sífilis, noble enfermedad de los abuelos. La de Maupassant, Pío Quinto, Baudelaire y tantos otros ilustrísimos de que con tanta propiedad trata el padre Acosta en su documentada monografía «Estragos del Mal Gálico». «Pío Quinto» es Pío Quinto Rengifo, ex gobernador de Antioquia, y digo «noble» no tanto por la calidad de los afectados (pues la mayoría eran bellacos, que son la mayoría en este mundo), sino por el comportamiento de su causa agente, la espiroqueta: después de medio siglo de estarle dando nosotros los médicos con penicilina en la testa, esta gentil bacteria sigue respondiendo a ella y a infinidad de antibióticos de la primera, segunda y tercera generación. No como otras bacterias mal nacidas que desarrollan resistencia. La sífilis hoy, Darío, se cura con cualquier antibiótico para la gripa. Así infinidad de buenos cristianos queno han tenido más que gripa, pescada en misa, han sido sifilíticos sin saberlo. Tú tuviste suerte, hermano, porque a ese medicucho tuyo, al genio que te diagnosticó hipoglucemia, se le ocurrió mandarte a hacer la prueba del VDRL para la sífilis y te salió positiva; si no, jamás habrías tenido enfermedad de tanta prosapia. Esa sola dosis de amprolio le alcancé a dar: fue como gasolina rociada sobre un incendio: la diarrea se le exacerbó y su extenuación llegó a tal punto que no pudo en adelante ni siquiera levantarse de la cama para ir al inodoro. Nada que hacer. Darío se me estaba muriendo sin remedio. VIII –Encantado -dijo Esteban-. Una costumbre muy cordobesa mandar a las jóvenes de excursión al Viejo Mundo, para probar su fe religiosa. Los argelinos de Montmartre. Las ruinas de Pompeya. –¿Cambiar ideas? -dijo-. Yo ya no tengo ningún interés en cambiar ideas. Estoy muy cómodo con las mías. No, no -dijo de inmediato-, es una broma, lo que pasa es que casi no recuerdo nada de lo que dije anoche. Si es que dije algo. Y además tengo sed.Enfrente hay un bar -dije yo..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar