15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Entramos al cuarto donde papi agonizaba. Sus ojos vidriosos me miraron desde el fondo de la muerte. Me acerqué a la cama, lo besé en la frente y le ausculté el corazón: seguía con su ritmo obstinado contando el tiempo. Luego le palpé el abdomen y sentí una inmensa piedra dura. Al salir del cuarto, en voz baja, diagnostiqué: –Muchachitas, me voy, hasta más tarde. A las diez viene una belleza del Central Park a visitarnos. ¡Y dejen la pichadera que ya no caben y se acabó el arroz! Yo admití con naturalidad que era buen mozo. En efecto. Pero nada más que lo necesario, tanto como para que mi talento resultara chocante. Y que eso era todo Verónica se reía; después me miró con asombro. –El Lerdo -dije- tiene que aprender a quedarse en su lugar. ¿Es así? –Yo soy el amigo de todos -dije-. Excepto de mis enemigos. De los oscuros rincones del recinto, acudiendo a mi llamado iban surgiendo. Venían de sus moradas de desdicha, las humildes alcantarillas del subsuelo adonde llega la mierda humana pero no la misericordia de Dios. ¿A qué venían? A verme, a saludarme, a quererme. Religiosamente, equitativamente, sin permitir que me armaran tumultos, guardando el orden, arrodillado en el suelo, les iba repartiendo el arroz granito por granito, que les iba dando en las bocas (y oigan que dije «bocas», no «hocicos»), de las que iban saliendo lenguas: las lengüitas húmedas de mis comulgantes a recibir la Divina Forma. Y cierta noche en que estaba en esto, una que se distinguía porlo cariñosa, Maruquita, que se sube, para quedar a mi altura, a la base de hormigón armado sobre la que descansaba Sam, y que se pone a lamerme la mejilla. –Acaso he dado yo alguna orden de que me compren pasajes? -dijo-. Que Sicardi los devuelva va mismo. –Vos no eras verdadera. No eras otra.-Para tu padre sí, en ese momento. -¿En ese momento? No, nunca. No puede distinguir una persona de un micrófono.-Claro que sabe. Las personas somos para los demás no como somos sino como nos quieren ver. –Bueno -dijo Santiago-. Las langostas suelen comer de todo. Mientras uno esté sobrio y la cosa esté realmente ahí… El tercer hombre no la miró ni estiró una mano para saludarla. No se movió. Dejó el aparato de radio sobre la mesa y dijo: En ese momento me enteré de que un año atrás, mientras papi se moría, la Loca había llamado en un descuido mío a uno de estos buitres ensotanados para que le administrara la extremaunción. el culograsño yvonoso… Ni siquiera recordaba que Diana debía llamarlo cuando sonó el teléfono a las siete de la tarde. La mujer seguía en la misma posición: sólo una vez había flexionado la pierna derecha, acercándola al abdomen. Apenas oyó la voz de Camargo, la hija soltó el llanto. él trataba de imaginar alguna frase de consuelo, pero no se le ocurría ninguna. HOGAR, decía, y tal vez aquí encontrase unveco que me prestara ayuda. Abrí la puerta del jardín y a los tumbos recorrí el sendero, y parecía que la lluvia se convertía en hielo, y luego llamé a la puerta con un golpe leve y patético. No vino ningúnveco, así que golpeé unmalenco más largo y más fuerte, y entonces oí elchumchum de unasnogas que se acercaban. La forma de mi pregunta no sólo era ilógica, sino agresiva. El hombre me miró con timidez, como si se disculpara. Dijo: No le disgusta que la mujer piense con audacia, o que sólo lea lo audaz. Le incomoda, sí, que pierda el tiempo. Nadie va a publicar un ensayo con esas ideas a contramano. A la vez le sorprende que, mientras los demás papeles de su escritorio están impresos en los caracteres uniformes de la computadora, Times New Roman cuerpo 12, las notas sobre Jesús hayan sido tomadas con un bolígrafo de tinta verde, como la que usaba Pablo Neruda para escribir sus poemas, y que al final de la página la mujer haya repetido, una vez más a lápiz, la frase que lo desconcertó la primera vez que revisó los cajones: «El extremo mayor de la soberbia es creerse hijo de Dios». –A vos qué te parece. –Y no sólo a mí. Ya hubo uno que a los siete había descubierto su alma negra. Pero no fue la mano de una prima, sino la de su hermana. Es una sospecha que tengo sobre la locura de Nietzsche..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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