15 de enero de 2025
Comentario destacado
Individual business plan
En algún momento de 1997 se enamoró de Sandra Gomide, editora de la sección Empresas amp; Negocios en Gazeta Mercantil; cuando pasó a O Estado se la llevó consigo. En pocos meses, Sandra vivió ascensos de vértigo. Su salario de redactora especial, mil dólares, subió casi cinco veces. Era una mujer llamativa y sensual y, al parecer, no menos altanera que Pimenta. Desde la infancia la llamaban Bambi, por sus movimientos cautelosos y elegantes, que recordaban los de un ciervo. Estaba haciendo estudios de posgrado en el Instituto de Investigaciones de San Pablo y sus artículos sobre las fusiones en las empresas brasileñas de aviación fueron citados por toda la prensa del país a comienzos de año. En cuanto a la humanidad, en todas partes sería la misma, la misma mierda, pero distinta. Aceptó. Simplemente tenía que ir antes a su barrio a despedirse de su mamá y a constatar que de veras le hubieran enviado la nevera, y a mi apartamento a sacar su ropa. Le pedí que se olvidara de la ropa y la nevera, que nos fuéramos de inmediato yque se despidiera de su mamá por carta que el correo era tan milagroso que hasta el mismísimo barrio de La Francia llega. Que no era en La Francia, que era en Santa Cruz y que a ninguna de las dos llegaba cartero: de una cuadra a otra los "bajan", los "quiebran". Hermanos, dormí toda la noche realmentejoroschó, sin ninguna clase de sueños, y la mañana amaneció clara y fría, y sentí el agradablevono del desayuno que estaba friéndose allá abajo. Me llevó cierto tiempo saber dónde estaba, como ocurre siempre, pero pronto recordé, y entonces me sentí caliente y protegido. Pero mientras estaba tendido en la cama, esperando que me llamaran a desayunar, pensé que tenía que conocer el nombre de esteveco bondadoso, protector y casi maternal, así que caminé por el cuarto con lasnogas desnudas buscandoLa naranja mecánica,que seguramente tenía escrito elimya delveco, ya queél era el autor. En mi dormitorio no había más que una cama, una silla y una lámpara, de modo que caminé hasta una puerta que daba al dormitorio delveco, y allí vi a la mujer en la pared, unabolche foto ampliada, de modo que me sentí unmalenco enfermo recordando. Pero también había dos o tres estantes de libros, y tal como lo había pensado, encontré un ejemplar deLa naranja mecánica,y en el lomo del libro, como en la columna vertebral, estaba elimya del autor: F. Alexander. GranBogo, pensé, es otro Alex. Recorrí las hojas del libro, de pie, en piyama y con lasnogas desnudas, pero no sentía nada de frío pues la casita estaba tibia. Yo no podía entender de qué trataba el libro. Parecía escrito en un estilo muybesuño, de Ah Ah y Oh Oh y toda esacala, pero lo que se sacaba en limpio era que ahora estaban convirtiendo en máquinas a todos losliudos, y que en realidad todos -usted y yo yél y bésame losscharros- tenían que ir creciendo de manera natural, como una fruta. Según parece, F. Alexander pensaba que todos crecemos en lo que él llamaba el árbol del mundo y el jardín del mundo, que el mismoBogo o Dios había plantado, y así estábamos allí, porqueBogo o Dios nos necesitaba para satisfacer el amor ardiente que tenía por nosotros, o algunacala por el estilo. No me gustó elchumchum de todo eso, oh hermanos míos, y me pregunté hasta qué punto estaríabesuño este F. Alexander, quizá porque la mujer habíasnufado. Pero en eso me llamó desde abajo con unagolosa de tipo en sus cabales, con mucha alegría y amor y toda esacala, y abajo fue Vuestro Humilde Narrador. Mientras en las comunas seguía lloviendo y sus calles, ríos de sangre, seguían bajando con sus aguas de diluvio a teñir de rojo el resumidero de todos nuestros males, la laguna azul, en mi desierto apartamento sin muebles y sin alma, solo, me estaba muriendo, rogándoles a los de la policlínica que le cosieran, como pudieran, aunque fuera con hilo corriente, a mi pobre Colombia el corazón. –No voy a publicar todo lo que tengo, Maestro. Sólo una parte. Decile a tu jefe que no me obligue a publicar lo peor. –Oh -dijo, todo agitado-. ¿De veras? Ah, comprendo. -Y siguió mirándonos, y se encontraba en medio de un grupo muy sonriente y cortés. Esa noche, Brenda ha decidido servir vichyssoise, la sopa helada de papas y puerros; un pavo asado con salsa de frambuesas, ensaladas, y la torta de hojaldre con jalea real que venden unos apicultores de San Isidro. Cuando la repostera lleva la torta, a mediodía, entrega también, de regalo, unos fragmentos de panal impregnados de miel espesa y "Caro magister, patere quam ipse faciste legem", está diciendo, o tengo yo la impresión que está diciendo el padre Cherubini, se pone de pie y agrega que pa' sufrir han nacido los varones. "Ti vedo in festichola?" –Virgo. –Estaba pensando -dijo- cómo se las va a arreglar Graciela cuando vuelva de la casa con otro chal, y yo le muestre el que traía puesto. Pero el viejo Lerdo, apenasslusó el pedazo de canción como unlontico de carne roja arrojado sobre el plato, soltó una de sus vulgaridades, que en este caso fue un trompeteo labial, seguido de un aullido perruno, seguido por un doble silbido con los dos dedos en la boca, y rematado por una risotada de payaso. Sentí que me atacaba la fiebre, como si me ahogara en sangre roja y caliente,slusando yvideando la vulgaridad del Lerdo, y dije: -Bastardo. Inmundo bastardo sin modales. -Me incliné para evitar a Georgie, que estaba entre el horrible Lerdo y yo, yscorro descargué un puñetazo en larota del Lerdo. El Lerdo pareció muy sorprendido, enjugándose elcrobo de laguba con laruca , y observando rotiabierto elcrobo rojo, y mirándome.- ¿Por qué hiciste eso? -preguntó, torpe como siempre. No muchosvidearon lo que yo había hecho, y a los quevidearon no les importaba. El estéreo tocaba de nuevo y ahora seslusaba una repugnante guitarra electrónica. Le contesté: Al alma. –No, joven, no -dijo Cantilo-. Yo quise decir todo lo contrario. ¿Por qué semejante berrinche, semejante escándalo tan desmedido por tan poca cosa? ¿Qué le molestaba del apodo cariñoso? ¿La «a» del femenino? Pero «Sasha» es nombre de hombre en ruso y termina en «a», y porque le digan a un tus¡to «Sasha» no se va a romper la crisma a topetazos. ¿Con diminutivo también? Entonces, por experimentar: –Haces bien, qué joder. En este mundo, estallamos como petardos o nos arrastramos como ciempiés..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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