15 de enero de 2025
Comentario destacado
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–Se llama Cantilo. Sí señor. La lucha implacable es a muerte, esta guerra no deja heridos porque después se nos vuelven culebras sueltas. No señor. "Sigue tú matando Solo -le dije a Alexis-, que yo ya no quiero vivir". Y me llevé el revólver al corazón. Entonces, otra vez, como meses atrás en mi apartamento, Alexis desvió el tiro, que fue a salpicar el agua. En el forcejeo acabamos de caer al caño hundiéndonos por completo en la mierda, de mierda como ya estábamos hasta el alma. Creo recordar que Alexis también lloraba, conmigo, sobre el cuerpo del animalito. Al día siguiente, en la tarde, en la Avenida La Playa, lo mataron. –Puterío -dije. Eso es lo que va a pasar ahora, hermanos, ahora que llego al final de este cuento. Habéis acompañado a vuestrodruguito Alex allá donde ha ido, habéis sufrido con él y habéisvideado algunas de las acciones másbrachnas ygrasñas del viejoBogo, todas sobre vuestro viejodrugo Alex. Y todo se explicaba porque era joven. Pero ahora, al final de esta historia, ya no soy joven, ya no. Alex ha crecido, oh sí. Otro ejemplo de Rendones: mi tío materno Argemiro, que engendró en una sola santa mujer treinta y nueve vástagos reproductores: mellizos, trillizos, cuatrillizos… En cada parto se ganaba una lotería, en hijos. ¡Y cómo no en un planeta despoblado donde lo que falta es gente! –Cómo se te ocurre. Tiene más de noventa años, ¿no te dije? Lo cuida una enfermera. Lo lava, lo limpia, le da de comer. Sicardi viene a cada rato para que no le falte nada. Pero cuando se huboucadido y yo estaba preparándome esa taza muy fuerte dechai, me reí para mis adentros pensando en lavesche que tanto preocupaba a P. R. Deltoid y a susdrugos. Pues bien, me porto mal, con lascrastadas , lostolchocos y los juegos con labritba y el viejo unodós unodós, y si melovetan , tanto peor, oh hermanos míos, y a decir verdad no puede gobernarse un país si todos loschelovecos se comportan como lo hago yo de noche. De modo que si melovetan y son tres meses en estemesto y otros seis en aquél, y luego, como tan bondadosamente me lo advierte P. R. Deltoid, la próxima vez, a pesar de la gran ternura de mis veranos, hermanos míos, es el propio y gran zoo del Más Allá, yo digo: «Lo justo es justo, pero una lástima, señores míos, porque ocurre que no puedo soportar el encierro. Mi empresa será, en ese futuro que extiende unos brazos nevados y prístinos ante mí, antes de que elnocho se imponga o la sangre entone un coro final en el metal retorcido y los vidrios aplastados del camino, que no meloveteen otra vez». Hermoso discurso. Pero, hermanos, este morderse las uñas acerca de lacausade la maldad es lo que me da verdadera risa. No les preocupa saber cuál es la causa de labondad,y entonces,¿por qué quieren averiguar el otro asunto? Si losliudos son buenos es porque les gusta, y ni se me ocurriría interferir en sus placeres, así que lo mismo deberían hacer en el otro negocio. Y yo soy cliente del otro negocio. Además, la maldad es cosa del yo, del tú o el mí en elodinoco de cada uno, y así es desde el principio para orgullo yradosto del viejoBogo. Pero el no-yo no puede tener lo malo, de modo que losvecos del gobierno y los jueces y las escuelas no pueden permitir lo malo, pues no pueden admitir el yo.¿Y acaso nuestra historia moderna, hermanos míos, no es el caso de los bravos ymalencos yoes peleando contra esas enormes maquinarias? Todo esto lo digo en serio, oh hermanos. Pero lo que hago lo hago porque me gusta. …de lo que quieras, ahijadito. Con ellos, de lo que quieras. Y mientras tanto, escuchar. Hablar con ellos y escucharme a mí. –No era un saludo -dije-. Es mi plegaria matutina. Dame un mate. –Gracias. Usted es un amigo. Había en Santa Anita un naranjal y en el naranjal un naranjo que producía unas naranjas fantásticas, las «ombligonas», así llamadas por un botón arrugado como un ombligo que tenían en la cáscara. Dulces, dulces, dulces. Según mi abuelo, que era un hombre necio, sólo se podían cortar con la«medialuna» (un alfanjito filudo encajado en un palo que guardaba en su cuarto), y al atardecer: no arrancándolas a tirones con la mano bajo el solazo porque se secaba el naranjo. Para probarle que no, que no se secaba, y de paso que no nos iba a imponer su voluntad, con la indicada mano las arrancábamos a tirones bajo el indicado solazo. ¡Ay abuelo, las iras que te hacíamos dar por cariño! Te sofocabas, te sulfurabas, te calentabas, se te subía la adrenalina y se te bajaba la bilirrubina. Y con la adrenalina arriba y la bilirrubina abajo, congestionada la cara, sudorosa la frente, perdida la cabeza, echando chispas por los ojos y babaza por la boca se te salía lo Rendón. En uno de esos berrinches tremebundos te dio la embolia que te paralizó el lado izquierdo. –Bine, qué guapo estás -te dice. –Bueno, papi, este negocio se acabó. Ya no vas a sufrir más, vete tranquilo, y no te preocupés por esta casa que ya sé quién la va a barrer en adelante. ¡El puto viento! –Hay mujeres que se casan con Cantilo o van a parar al altillo. La tía loca del altillo. A los dieciséis años me enamoré de mi profesor de Historia, casado y con un hijo. Me sentía Marlene Dietrich enElángel azul.A los dieciocho, de un chico de dieciocho. Quería salvarlo, no sé de qué. Él no bailaba; yo, como loca. Lo veía sufrir en las fiestas, mirándome, y me sentía feliz porque lo quería. –Me gustas porque sos un hijo de puta -murmuró en un tono extraño, demasiado sincero quizá-. Los locos, los desesperados y cierta clase de canallas, de ésos me enamoré cuando ya no estaba en edad de sentir ternura por los chicos tristes. Tal vez porque son los mismos. Después crecen, si no se matan o se amariconan. Envejecen rápido, ¿sabías? Y como defensa se vuelven locos, desesperados o cínicos. O consiguen una mujercita fiel, que borda en la ventana los días de lluvia, les pone un paño frío en la cabeza y les exorciza los recuerdos. Y ya no quieren ver más a Verónica porque les da vergüenza la historia aquella del baile..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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