15 de enero de 2025
Comentario destacado
How to write good essay
–No sé si me interesa. ¿Y tu marido? -pregunto casi sin darme cuenta, mientras veo que los grupos se disgregan y que ya casi no queda nadie en la casa. –Antes -pensó- Colombia se dividía en conservadores y liberales. Hoy se divide en asesinos y cadáveres. –¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí? –En qué quedaste pensando -preguntaste. Dije que en Poe, en que Poe afirmaba que, en la antigüedad clásica, no había modelo para los ojos de Ligeia. –¿Me mandaste espiar? -te dice, alzando la voz-. Si alguno de tus policías anduvo pisándome los talones, no entiendo por qué seguiste el juego todo este tiempo. Nosotros, los mejores cebadores de mate con espuma de la Tierra. –Uno está expuesto a romperse la cabeza contra un árbol, hijo mío. Menos mal que ahí viene alguien con un farol. A ése lo conozco bien. -Se oyó un bufido, una tos estrepitosa y algo que parecían palabras. El profesor Urba me guiñó un ojo. -El jodido quiere imitar a los hombres. Pensó que debía de estar muy mal en el fondo, porque vio que la cara se le convertía en una nuez llena de arrugas. Habría seguido demacrándose si él, llevando la mano a la barbilla, no le hubiera devuelto la compostura. El Purgatorio, se dijo Reina. Fui elegida para esto, per lui campare; y no hay otro camino. Se le encogía el corazón. Ángela, Ángela, si fueras mi melliza te salvarías. Una mañana me despertó el sol, que entraba por las terrazas y los balcones a raudales, llamándome. Y una vez más, obediente, obsecuente, le hice caso a su llamado y me dejé engañar. Me levanté, me bañé, me afeité y salí a la calle. Camino al parque del barrio de La América por la Avenida San Juan, en una cafetería que tenía el radio prendido me tomé un café. ¿Cuántos meses habrían pasado, cuántos años? Semanas si acaso porque seguía el mismo presidente, la misma lora gárrula leyendo con su vocecita inarmónica los mismos discursos zalameros, embusteros, que le hicieron. Repitiéndose, como si se hubiera detenido el tiempo. Cuando paró de retransmitirse el pajarraco deslenguado, el radio, reconfortante como un café caliente, oficioso y mañanero, pasó a darnos las noticias de la noche que acababa y las cifras de los muertos. Que anoche no habían sido sino tantos… La vida seguía pues. –Graciela Oribe -dijo la señorita Etelvina. –Tu abuela -dije. Eso es repulsivo e innoble. –En casa. La sospecha de un segundo atrás se transformó en una certeza absoluta. ¿Por qué se te ocurría que una cosa tan natural necesitara explicaciones? ¿Qué derecho tenía yo? Nuestro encuentro ya ni siquiera me pareció una casualidad. Yo había estado esperando verte pasar por ese café de la calle San Jerónimo, y no por cualquier otro, lo que tal vez significa que algo me llevó a elegirlo: un comentario de la noche anterior, una palabra, un ademán inconsciente mientras caminábamos hacia el teatro o a la salida del teatro, algo que vos podías recordar y te hizo buscarme. Pero aunque todo este razonamiento fuera una locura, ya que tu ausencia de la Ciudad Universitaria era una prueba algo sólida contra la hipótesis de esa búsqueda, siempre quedaba la casa del marqués, tu gesto de silenciosa complicidad al mostrarme la vidriera de este cambalache. Vidriera en la que ahora estoy viendo algo indescriptible. Una catacumba. Una catacumba de cartón pintado en la que unos soldados romanos de yeso flagelan y martirizan a un hombre casi desnudo. Del techo, suspendido por un hilo demasiado delgado, baja, volando, un ángel que trae una espada rutilante en la mano derecha. Ese hilo está a punto de cortarse. Claro que, si se cortara, el universo entero podría estar contrayéndose, simultánea y catastróficamente, con todos nosotros dentro. La resistencia de un hilo no es proporcional a su sección. El hilo se cortó y el ángel se descabezó contra el piso dela catacumba, y San Esteban, ya que el flagelado no era otro, quedó a merced de esas bestias, ante la mirada hipnótica del ojo de los Rivarola. Me llamo Esteban Espósito, no es un buen nombre. –Eso -dijo elveco del cuello ancho- es una ambulancia. Seguramente para tu anciana víctima, repugnante y perverso granuja. Cuando mi niño cayó en la acera me seguía mirando desde su abismo insondable con los ojos abiertos. Traté de cerrárselos pero los párpados se le volvían a abrir, como los de ese muñeco lejano que otro día, en otro sitio, en virtud de otro muerto también recordé. Ojos verdes, incomparables los de mi niño, de un verde milagroso que no igualarán jamás ni siquiera las más puras esmeraldas de Colombia, esas que se llaman "gota de aceite". Pero los muertos, muertos somos y en esencia todos iguales, de ojos negros, cafés o azules, y el corrillo empezaba a cercarnos: con sus rumores, sus murmullos, su tumulto, con su infamia. Entonces entendí lo que tenía que hacer: llevármelo, substraerlo de la curiosidad infame pretendiendo que estaba herido antes de que nadie dijera que estaba muerto. Brenda jamás deja nada librado al azar. La casa de San Isidro estará llena de invitados esa noche y lo mejor, ha dicho, es servir platos fríos. El verano ha vuelto a ser atroz en Buenos Aires, y quizá deba poner la mesa fuera, en la galería, pero sería imprudente exponer a Camargo, que no puede moversede la silla y se niega a que la gente advierta su invalidez. –Reina -dijo Camargo, con una dulzura que le pareció ajena-. Tenés que salir ya. Si hay el menor inconveniente, llamó a mi celular. Llamó de todas maneras..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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