15 de enero de 2025
Comentario destacado
How to write a journal paper
III –Y si de paso, doctor, me puede cortar un tramo del intestino grueso o del delgado, mejor, así le rebajamos las posibilidades de cáncer. Durante algunos segundos, vaciló entre ordenar que despidieran a Reina o llamarla a su oficina para que explicara por qué había introducido esa información tan fuera de lugar. La chica le despertaba una vaga curiosidad intelectual. En un par de minutos, podría conocerla mejor. Llamó por la línea interna a Sicardi, el jefede personal, y le pidió que le llevara las fichas de ingreso. Remise no, repitió. Remis. Reina Remis. Confiaba en Sicardi a ciegas. Era retacón y tenía la nariz grande, cruzada por retículas de vasos capilares. Sus informes eran siempre metódicos, prolijos, sin una palabra de más. Esanaito yo estaba tendido en la cama, completamente solo, después de mi cena de guiso de cordero, pastel de frutas y crema helada, y pensaba para mí: Demonios, demonios, demonios, habría tiempo aún si pudiese salir ahora. Pero yo no tenía armas. No me permitían usarbritba, y día por medio me afeitaba unveco gordo y calvo que venía a mi cama antes del desayuno, y dosbrachnos de chaqueta blanca estaban ahí cerca,videando si yo me comportaba como un buenmálchico no violento. Me habían cortado y limado las uñas casi al ras, así que ni siquiera podía arañar. Pero todavía era muyscorro en el ataque, aunque, hermanos, me habían debilitado casi a una sombra de lo que había sido en mis buenos tiempos demálchico libre. Así que ahora bajé de la cama y fui a la puerta cerrada con llave y comencé a descargar golpes fuertes yjoroschós,crichando a la vez: -Oh, socorro, socorro. Estoy enfermo, me muero. Doctor doctor doctor por favor, rápido. Oh, me muero. Socorro. -Tenía elgorlo de veras seco y dolorido antes que apareciese alguien. De pronto oínogas que venían por el corredor y unagolosa gruñona, y reconocí entonces lagolosa delveco de chaqueta blanca que me traía lapischa y me escoltaba a mi condenación cotidiana. Gruñó a través de la puerta: –Muy bien, hijo -dijo mi papapa-. Las cosas se harán como tú digas. Pero ahora cúrate. Fue como si el aire se enrareciera de golpe. Era algo que podía sentirse en la piel y hasta olerse en la mañana, lo sentí como dicen que los animales presienten y olfatean un peligro. Estaba en la ciudad. Era algo que desde la noche anterior parecía modificar la consistencia de la realidad y las relaciones entre las cosas y yo, algo que tenía que ver con el tiempo y que ahora instalaba de otro modo tu cuerpo en esa calle, le daba un color distinto al balcón en ruinas, a los árboles de la plaza, a la casa del marqués. Un vago e impreciso color sepia de vieja fotografía. Como si de algún modo misterioso, la ciudad, mucho antes de mi llegada, yahubiera dado formapara siemprea cualquier cosa que pudiera suceder con nosotros y yo no tuviese más remedio que acatar ciegamente su desenlace. O tal vez no se trataba de la ciudad y de nosotros, sino del mundo, de nuestro florido y buen planeta viejo, como había dicho sonriendo el jujeño esa mañana en el Pabellón España, de nuestro florido manicomio que cualquier día, zacate, se queda sin resto y sin vino riojano y se nos vienen por esas pampas del cielo los Cuatro Jujeños del Apocalipsis. No se me rían, había dicho Santiago, que es para llorar a gritos viendo cómo se nos puso inútil el futuro; porque cómo escribir, con qué cara sentarse esta noche a escribir nuestro librosereno y antiguo si a lo mejor mañana no nos va a quedar tiempo ni para santiguarnos; antes uno podía dejar tranquilo que los vándalos invadieran Europa y siempre le quedaba una parva de siglos llenos de arte gótico, silogismos, catedrales, para ir ordenando las cosas del cielo y el infierno como un largo poema bien medido; pero si la otra tarde, en Jujuy, me acosté a dormir la siesta en los Tiempos Modernos, y cuando mi mujer me recordó con el mate ya habíamos dejado atrás la Era Atómica y entrábamos en la Edad Interplanetaria. Ustedes se ríen, muchachas, y hacen bien, pero yo cómo hago para ponerlo en verso, había dicho Santiago. Eso es una frase. –Las mujeres están siempre tristes -dijo él-. A veces con razón, a veces no. Los hombres, en cambio, no tenemos nunca tiempo para la tristeza. –Cómo podes decir que no te gusta algo que no sabes. Estás oyendo el cuarteto en re mayor de César Franck. Cuando el allegro final cesa de atravesar tormentas y arrancar árboles, la melodía se despereza en una larga llanura. Esas ráfagas de melancolía te sosiegan, pero la mujer, con sus ademanes triunfales, parece decidida a sacarte de quicio. Se ha parado ante el espejo y vuelve a mecerse. Agita las tetas insignificantes y procaces como si buscara algún recuerdo. Deja encendidas las luces y se exhibe ante la ventana, ¿no es increíble todo ese descaro? No le importa que alguien la esté observando, como vos en este instante, asfixiado porel deseo. –Me acuerdo, te juro que me acuerdo. (como el deGunga-Din) Que qué va, que qué iban a matar a nadie, que dejara ese fatalismo. ¡Fatalismo! Esa palabra, ya en desuso, la aprendimos de la abuela. Viene del latín, de «fatum», destino, que siempre es para peor. ¡Raquelita, madre abuela, qué bueno que ya no estás para que no veas el derrumbe de tu nieto! Como su rabia impotente de niño no podía alcanzarnos (con un cuchillo de carnicero, por ejemplo, para degollarnos), cual alacrán que al verse cercado por el fuego vuelve la cola contra si mismo y la ley de Dios y se clava la ponzoña, así Gonzalito Rendón Rendón se partía contra el embaldosado duro y frió de Santa Anita la cabeza, su cabecita dura, dura, loca, loca. Entonces le gritábamos:.

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar