15 de enero de 2025
Comentario destacado
How to write a cover letter with no experience
Esto, por lo tanto, es el puente, el viejo puente de piedra. Era la primera vez que lo veía, y sin embargo lo supe con naturalidad. Nadie me había hablado antes de él, ni, hasta ese mismo momento, había imaginado que en algún suburbio de la ciudad existiese un puente de piedra, pero verlo entre los árboles me pareció natural, una fatalidad o una predestinación. El futuro ya estaba construido desde entonces con su recuerdo: una ruina contra el crepúsculo y tu silueta larga, Graciela, tus brazos lentos y tu pelo apenas moviéndose en la dorada ceniza de esa hora como si te alejaras de mí caminando bajo el agua. Estás de espaldas. Me he detenido y te he dejado caminar para poder mirarte: para acordarme algún día de tu cuerpo en este sitio. Porque un recuerdo se prefigura, se construye con cuidado, se trabaja como un tapiz minucioso hecho de un material muy liviana y transitorio. Y la trama de este puente es tu espalda y tu pelo de ahogada, el sonido de tu voz entre el rumor del agua y los sonidos de la tarde, el color de aquel humo, esta sensación de frío en la palma de mi mano apoyada en la piedra. Un tapiz que tiene la fugacidad de la arena y que se deforma y se borra al primer contacto. "Porque los recuerdos son de la misma materia que los sueños", estás diciendo allá adelante, como si contestaras a mis pensamientos. "Pero de un color más claro." También puede ser que estés más o menos loca dije yo. Te diste vuelta y te acercaste sacudiendo a uñó y otro lado la cabeza hasta que tu pelo me golpeó la cara El viento trajo una ráfaga de música; un fox-trot. Me pregunté si vos también lo oirías. Y pensé que eso tan difícil de describir que es el recuerdo se parece a la música, no sólo a ciertas melodías melancólicas y sencillas que nos evocan historias o lugares reales y hasta inexistentes (no sólo aEl boulevard de la Desilusión,pensé), sino a la naturaleza misma de la música, a esa condición inaprensible y fluyente de la música que la condena a ir desapareciendo a medida que transcurre, de modo que aquello que llamamos música siempre es algo que aún no ha ocurrido o que ya dejó de escucharse para toda la eternidad. Un disco rayado hasta lo imposible: la melodía devastada deEl boulevard de la Desilusión,una noche, en Buenos Aires. Música que entonces me recordó bailes de un pueblo, y ahora, en la tarde que agonizaba sobre el puente, los árboles de la calle Neuquén y nuestras sombras, la de ella y la mía, Graciela, no la tuya, y más allá los focos de la Plaza Irlanda. "Desde hoy esa música es nuestra música, y esta calle y estos árboles son nuestro primer recuerdo." Dos muchachos besándose y corriendo de la mano hacia la plaza. "Y esos dos somos nosotros", dijo ella después. La mole cegadora de un sobrerrelieve de mármol se alzó de la tierra como si fuera una lápida. ¿Que si tiene el país cosas buenas? Pero claro, lo bueno es que aquí nadie se muere de aburrición. Va uno de bache en bache desquitándole al atracador y al gobierno. Compañero, amigo y paisano: no hay ave más hermosa que el gallinazo, ni de más tradición: es el buitre del español milenario, el "vultur" latino. Tienen estas avecitas la propiedad de transmutar la carroña humana en el espíritu del vuelo. Mejores pilotos nadie, ni los del narcotráfico. ¡Mírenlos sobre el cielo de Medellín planeando! Columpiándose en el aire, desflecando nubes, abanicando el infinito azul con su aleteo negro. Ese negro que es el luto de los entierros… Y aterrizan como los pilotos de don Pablo: en un campito insignificante, minúsculo, cual la punta de este dedo. El vacío de la vida de Alexis, más incolmable que el mío, no lo llena un recolector de basura. Por no dejar y hacer algo, tras la casetera le compré un televisor con antena parabólica que agarra todas las estaciones de esta tierra y las galaxias. Se pasa ahora el día entero mi muchachito ante el televisor cambiando de canal cada minuto. Y girando, girando la antena parabólica al son de su capricho y de la rosa de los vientos a ver qué agarra para dejarlo ir. Sólo se detiene en los dibujos animados ¡Pías! Caía un gato malo sobre el otro y lo aplastaba: lo dejaba como una hojita finita depapel que entra suave por el rodillo de esta máquina. –Pasó algo trágico, doctor -le dijo-. Habíamos impreso ya la mitad de la edición cuando nos avisaron que se mató el senador Valenti. Quería ser cínica y brutal, aunque a él nada le hacía daño. Tampoco esta vez cambió su expresión de niño desconcertado. Un cardenal afeminado no es un príncipe de la Iglesia, es un travesti, y su sotana una bata: así la siente. Bueno, lo último que quería hacer aquí esta eminencia nuestra pontificable antes de que se tuviera que escapar a Roma, era venderle al narcotráfico los predios de la Universidad Pontificia Bolivariana, que no era suya pero que valen una millonada, para comprárselos en joyas. Más joyas para él. Yo me lo imaginaba poniéndoselas ante un espejo de cristal de roca renacentista para irse luego a divisar, todo enjoyado, a la ciudad santa desde Villa Borghese. A ver volar palomas sobre las cúpulas, y entre esas palomas el Espíritu Santo. ¡Él allá disfrutando de semejante espectáculo, y yo aquí viendo volar gallinazos sobre los botaderos de cadáveres! No podía dormir de la indignación, no podía conciliar el sueño, no podía pegar un ojo. Desde un punto de vista estrictamente religioso, para acabar con este espinoso tema, yo prefiero a un cardenal cínico perfumado un cardenal humilde maloliente, que huela a rayos, que huela a diablos. Pulcro, agrónomo. Correctas rayitas jaspeadas. Cuarenta y tantos años. Roque Cantilo, esposo de Verónica. Especialista en algo que entendí como posturas intensivas, pero que resultó ser pasturas. Sin ningún esfuerzo imaginé que se sujetaba las medias con ligas. Gordura discreta, reloj y corbata discretos. Todo haciendo juego y en el lugar exacto. Anteojitos. Nada de marcos negros; color carey. En vez de saludarlo daban ganas de decirle qué limpio está usted. Mi primera impresión fue que se parecía a una farmacia o a un inodoro flamante. –Cómo puedo estar seguro? -replica en su media lengua. –No voy a abrir -dice ella-. Sea quien sea, no pienso abrir. –No -repliqué-. Sólo se muere una vez, y el Lerdo murió antes de nacer. Esecrobo colorado parará muy pronto. -Porque en realidad no le había cortado los cables principales, y sacando untastuco limpio delcarmano le vendé laruca al pobre, viejo y moribundo Lerdo, que aullaba y gemía, y elcrobo paró como yo había dicho, oh hermanos míos. Así que ahora sabían quién era el amo y líder, o así lo creía yo. Hermana de esta furia es la Loca de que aquí tratamos, una mujer impredecible, mandona, irascible, que nos hijueputiaba. –Crecí. Entiendo por qué no pudiste venir. Entiendo codo. –¿Cambiar ideas? -dijo-. Yo ya no tengo ningún interés en cambiar ideas. Estoy muy cómodo con las mías. No, no -dijo de inmediato-, es una broma, lo que pasa es que casi no recuerdo nada de lo que dije anoche. Si es que dije algo. Y además tengo sed.Enfrente hay un bar -dije yo. –Darío. Ramírez, pensó el abuelo. Y mandó un estafeta para que se cerciorara. Ramírez, pensaba como quien reza, y en el sonido de esa sola palabra cabían legiones de pensamientos, de símbolos, de imágenes puestas en el futuro y de visiones del pasado, que se habían ido acumulando en su cabeza a lo largo de los últimos diez años. La autonomía de las provincias, las palabras de Belgrano, los caballos atados en la reja de la Pirámide, no por barbarie o desdén a Buenos Aires como habían inventado los porteños, sino porque en algún lugar había que atarlos y esa plaza estaba llena de carretas. Ramírez quería decir el cumplimiento del tratado del Pilar y la autonomía y la libertad plena de las provincias, y acaso, una vez que los ganaderos y leguleyos de Buenos Aires se comportaran como argentinos, también quería decir patria y nación. Porque el abuelo estaba loco, como había dicho Verónica en el parque, y en el más secreto recodo de su corazón todavía pensaba que hasta iba a tener vida para volver a unirse al ejército grande para pelear a las órdenes del General o de Güemes, y murió esa misma noche sin saber que a Güemes le habían pegado un tiro por la espalda en la oscuridad de las calles de Salta y sin querer recordar que Belgrano, sin mando, despreciado por todos, hidrópico y casi imbécil de dolor, había muerto hacía un año en una cama de Buenos Aires. La llegada del estafeta le cortó los pensamientos. Llegó casi al galope hasta donde estaba Laureano y cuando el caballo se detuvo rodó de la montura y cayó boqueando a los pies del viejo. Le habían volado la mitad de la cara de un balazo y alcanzó a decir que no con la cabeza. No era Ramírez. Eran mil quinientos hombres del ejército de Bustos, al mando de ese animal de Bedoya, según pudoconstatar el abuelo. Reunió a sus oficiales y les habló. Ellos dijeron que sí. Volvió a dar instrucciones para que cincuenta montoneros escoltaran a la muchacha por el camino de los bolsones, y en eso estaba cuando la chica se le apareció por detrás. Aasta golpeó el suelo con el pie, y sin saberlo, habló con las mismas palabras que la Delfina. Curitas salesianos apologéticos, eminentísimos, profundísimos señores: ¿Que mis críticas son superficiales, triviales? Pues para mí, mula que pisa firme y no da traspié porque calcula paso por paso antes de ir a meter la pata, toda religión es insensata. Si uno las considera así, desde el punto de vista del sentido común, de la sensatez, se hace evidente la maldad, o en su defecto la inconsubstancialidad, de Dios, para decirlo con una palabreja escurridiza como un conejo que me saco de la manga de mi toga de prestidigitador escolástico para designar su no existencia..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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