15 de enero de 2025
Comentario destacado
How to solve dns problem
–¿Qué día es hoy? -pregunté para conjurarla. –Ah, imposible. Después las llamo por teléfono. Ahora tengo que cortar. –¿Cómo? -dijiste. –Eso es lo que vos crees. Siempre van juntos. Lo que de paso me recuerda que al Jardín no nos van a dejar entrar con mujeres. Perdía el aliento y de su pecho salía un coro de silbidos. La enfermera preparó una inyección calmante e hizo señas de que todo había terminado. Era mejor dejar al viejo en paz. –No me gusta. Sentí unrasdrás que me subía todo por dentro, y traté de disimular, hablando con calma: -Tiene que haber un líder. Es necesario que haya disciplina, ¿no es así? -Ningunoscasó una palabra, y ni siquiera asintió. Por dentro másrasdrás , por fuera aparenté más calma.- Hace mucho -dije- que estoy al frente. Todos somosdrugos , pero alguien tiene que estar al frente.¿No es así? ¿No es así? -Todos asintieron, aunque de mala gana. El Lerdo estabaosuchándose elúltimo resto decrobo . Y fueél quien habló: Cruzar una calle puede ser algo más que cruzar una calle. La segunda vez que lo pensaba esa mañana. Tener cuidado, pensé, obrar con mucho cuidado. Tocar apenas tu cintura al cruzar esta calle. Contacto tan imperiosamente leve que no podías dejar de sentirlo más allá de la piel. Un cuerpo ahí, otro cuerpo acá. Y entre esas dos islas, la casi inexistente complicidad del tacto. Volvíamos de algún lugar de La Cañada, del fantasma de un murallón español que, hace tres siglos, protegía a la ciudad de las inundaciones y hoy es un nombre y un montón de piedras. El Calicanto, dijiste, la ruina de la ruina de lo que fueun dique. Cruzamos. En dirección opuesta a la nuestra, venía caminando un muchacho. Un adolescente delgado, alto, de ojos oscuros y grandes. Sonreía con familiaridad; es decir: te sonreía. Había un ligero matiz de burla en su cara. Lo vi un segundo más tarde de lo necesario, pero fue suficiente. Sólo quiere pedirle explicaciones, entender por qué ella lo rechaza sin considerar quién es Camargo. No cree, por supuesto, que siga atraída por el editor colombiano, porque lo ha despedido tan implacablemente como a él. Y no puede concebir que una insignificante llamada suya a los medios de Buenos Aires, insinuándoles que la proscriban, la haya ofendido como si fuera un insulto. Una vez más, la mujer olvida que el único interés de Camargo es protegerla: ¿acaso alguna vez fue tan plena y tan feliz como en El Diario? Le ha ofrecido casarse con él: ¿eso le parece poco? Si lo aceptara, sería más importante de lo que era antes de esos malditos viajes a Temuco y a Caracas. Ni siquiera necesitaría escribir una Inca más en la vida. En vez de la señorita Remis sería la señora de Camargo: ¿cómo no puede darse cuenta de la diferencia? El se lo explicará. Para eso se está tomando el trabajo de viajar más de cuarenta kilómetros hacia un haras remoto del sur. ¿Cómo puede permitir que la persona destinada a casarse con él se entretenga en oficios ruines? El viernes, sin ir más lejos, Sicardi le ha contado que la mujer va a trabajar en una agencia de resúmenes informativos. El dato lo ha llenado de indignación. La sola idea de que ella recorte y pegue lo que otros escriben en una oficina estrecha y sucia, junto a tres o cuatro aprendices babosos, le parece un ultraje a todo lo que él, Camargo, le ha inculcado: orgullo, confianza en sí misma, capacidad de asombro; sí, orgullo más que nada. De inmediato ha llamado al dueño de la agencia y le ha dicho que, si contrata a Reina Remis, hará lo que esté en sus manos para que no le quede un solo cliente. Ni siquiera ha necesitado dar explicaciones. Debió ser aún más violento con una revista electrónica que se disponía a publicar parte del ensayo sobre los mesías gemelos. El editor era un joven testarudo que ya había montado la página y estaba a punto de distribuirla. No sabe cómo, Sicardi consiguió que unas pocas decenas de suscriptores se retiraran del servicio: ése fue el fin de la aventura. –¡Ah! -exclamaba el desquiciado con resoplido de alivio. Jamás sospeché que una poesía tan luminosa se me albergara en las tripas. Y aunque mi deseo era acabar en las de los gallinazos para alzar con ellos el vuelo, no se me dio. Aquí no hay gallinazos. Aquí lo que hay son priístas: aves carroñeras que se arropan con la bandera tricolor y se alimentan de los despojos de México. –Mi león. -Ahora te reías. -Soy ambigua y terriblemente misteriosa y no me canso de decir mentiras. Desde chica me recuerdo inventando las mentiras más fantásticas. Cantilo dijo las veces que habremos hecho diabluras, de jóvenes. Diabluras con Roberto. Comportamiento diabólico que si no hubiera bastado para hundir en la melancolía la juventud de cualquier ser humano, a un hombre de genio lo habría sepultado en la más negra desesperación. Aventuras dantescas, ni bien se pensaba que cuando Arlt tenía veinte años el doctor Cantilo andaría por los tres. Tomé dos whiskies y soporté a pie firme la parte en que Roberto Godofredo, con sus planos bajo el brazo, requería la opinión del pequeño Roque sobre la fábrica de galvanizar medias o la Rosa de Cobre, y, al llegar el electrizante momento en que la vida se pone injusta y el narrador debe pagarle un café con leche a Aquel Idealista Incorregible, sentí, de golpe, que algo muy raro estaba pasando. Miré hacia el costado. Sonreíste y dijiste que intentara. Después tomaste los paquetitos de azúcar de mi plato y, cuidadosamente, comenzaste a desenvolverlos. Parecías absorbida por aquella operación. Satisfecha, echaste uno de los terrones en mi taza. Yo dije que mi intención había sido llamar a tu casa pero que ya tenía el teléfono en la mano cuando recordé que no sabía tu número (movimiento afirmativo de cabeza), lo cual me puso en una situación incómoda ante el señor de la caja registradora (gesto de no entender el problema) porque soy de esas personas enfermizamente tímidas (mirada neutra) que no loparecen. Nadie pide prestado un teléfono, levanta el tubo y vuelve a colgar sin marcar ningún número. Vos dirías que mucha gente lo hace (afirmación), ya que uno tiene todo el derecho del mundo de arrepentirse, pero justamente mi problema es que no soy como mucha gente (mirada neutra) de modo que cuando tengo un teléfono en la mano y alguien me mira, o hasta si nadie me mira, siento el impulso irrefrenable de hacer algo con él (¿por ejemplo?), metérselo en el culo a la señora de esa mesa que no se pierde palabra de lo que digo (tos en la otra mesa) de modo que llamé al único número de Córdoba que recordaba, el de mi hotel, y pregunté por mí, calculando que me dirían que no estaba y todo volvería a la normalidad. –Sí, señor -dice distraído-. Por supuesto. Y en el momento en que dejabas caer elúltimo terrón en mi taza supe que si yo tenía algo que decir, debía hacerlo ahora, porque todo el tiempo que me quedaba para hablar iba a terminarse apenas dejaras de hacer lo que habías comenzado a hacer en este preciso instante, de modo que en cuanto tomaste la cucharita y comenzaste a revolver lentamente mi café me zambullí de cabeza en el minúsculomaestrómnegro y dije que sí, que no tenías ni la más remota idea de la verdad que estabas diciendo, pero que sí; sólo que por casa cómo andábamos ¡mirada de sorpresa o dicho de otro modo, ¿vos habías estado viviendo realmente el acto de ir poniendo terrones de azúcar en mi taza, estabas de veras revolviendo mi café? Pero no debía interrumpirte, debías seguir haciéndolo, de lo contrario corríamos el riesgo de desvanecernos en el aire, en serio te lo estoy diciendo, y sobre todo y ahora espero que ir seas vos la que se enoje, cómo podías hacerme creer que estabas conmigo con tanta intensidad, pasión, entrega naturalidad, inocencia vital o como se llame tu modo de estar conmigo si al mismo tiempo podías percibir que yo estaba buscando algo (mirada de no entender), no digo buscando en la vida, digo en los bolsillos, muy bien, y que eso era exactamente lo que me pasaba a mí sólo que multiplicadopor cien mil, por un millón, cosa que de ninguna manera me parecía una virtud o un privilegio sino una desdicha, una tara, y puesto que habíamos llegado a este punto de la condición esencial de Esteban Espósito, pero no por mi voluntad quede bien claro, debía confesarte que yo había buscado como nadie una sola cosa en mi vida, la felicidad, hasta que una mañana o una noche me desperté en el infierno o en una cama ajena enfermo de una curiosa pestilencia que se llamatristitiaaunque le caben casi infinitos nombres y que desde ese día no pude volver a estar nunca ligado a mi propia vida, ni a la de nadie, y comencé a ser una especie de espectador de los otros y aun de los que amé y sobre todo de mí, sobre todo de mí, como si tuviera en la cabeza un fantástico ojo de mosca (gesto de leve repulsión) y al mismo tiempo viviera dentro de un ojo poliédrico, y entonces te ves, por supuesto que te ves, pero porque no podes dejar de verte, te ves riendo, amando, hablando por teléfono a tu hotel, y el único momento en que no te ves (dejaste de revolver el café y me miraste) es cuando te sentás a escribir diez rengloncitos de mierda sobre lo que imaginas que has visto, revolvé otro poquito por favor, y ahí es cuando te empiezan a ver los otros, los que dictaminan si tus diez rengloncitos sirven para limpiarse el culo o qué. Y esto se llama cantarChe gélida maninaen búlgaro. –Oíme -repitió Bastián. A Mercedes Casanovas, Esa historia delÑato que he contado fue la última cosa bella que viví con Wílmar. Después el destino se nos vino encima como esa carroza fúnebre y sus dos motos, atropellándonos envenenado..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar