15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Salí de su pieza y entré en la mía. Una hora después, salté de la cama pensando: Tengo que verla. No estaba dormido, sin embargo cuando oí el tumulto y el último galope formidable fue como despertar. Pero donde vaya ahora, oh hermanos míos, tengo queitearodinoco, no podéis acompañarme. Mañana es todo como dulces flores y la tierravonosa que gira, y allá arriba las estrellas y la vieja luna, y vuestro viejodrugo Alex buscandoodinoco una compañera. Y toda esacala. Un mundograsño yvonoso, realmente terrible, oh hermanos míos. Y por eso, un adiós de vuestrodruguito. Y para todos los demás en esta historia, un profundochumchum de música de labios: brrrrr. Y pueden besarme losscharros. Pero vosotros, oh hermanos míos, recordad alguna vez a vuestro pequeño Alex que fue. Amén. Y toda esacala. –Bien, bien, bien -dije-. Qué tal,brato .¿Qué pasa en esta hermosa mitad de lanaito? –Oh, así que no quieres más problemas, ¿no es así, Archibolas? -Entonces habló Jojohn, magro, enjuto y nudoso: 103015 Sumidos en el mar de brumas, coronada la montaña, los faros del Studebaker horadan la noche ahuyentando los fantasmas. Abajo, en la oscuridad, se abre Colombia inmensa, y aunque no la veamos sentimos cómo palpita -tibio, acogedor, seguro- su corazón. Seguro hasta en la muerte misma que nos aplicará algún día, lo pronostico. –Quién -pregunté. Un tumulto llegaba los martes a Sabaneta de todos los barrios y rumbos de Medellín adonde la Virgen a rogar, a pedir, a pedir, a pedir que es lo que mejor saben hacer los pobres amén de parir hijos. Y entre esa romería tumultuosa los muchachos de la barriada, los sicarios. Ya para entonces Sabaneta había dejado de ser un pueblo y se había convertido en un barrio más de Medellín, la ciudad la había alcanzado, se la había tragado; y Colombia, entre tanto, se nos había ido de las manos. Éramos, y de lejos, el país más criminal de la tierra, y Medellín la capital del odio. Pero estas cosas no se dicen, se saben. Con perdón. Lo apreté fuertísimo contra el corazón y sentí que volvíamos a ser niños y que acampábamos en el patio en una tienda de exploradores armada con palos de escoba, cobijas, colchas y sábanas, convencidos de que caía la noche en África. –No te vayas -dijo Esteban-. No quiero quedarme solo. -Pensó, con asombro, que era la verdad, aunque resultara un poco descomunal dicho así, en una reunión donde había por lo menos cien personas. -Tengo una intriga con ese soldadito. –Oh, Alex, Alex. Ouuuuuu. -Y mi papapa continuó: Las puestas de sol en ese balneario chileno, que gozan de justa fama, alcanzan su máximo esplendor en la pequeña bahía que se abre justo frente a la casa amarilla. Gente de Santiago y Valparaíso acude los fines de semana a contemplar ese portento, que Brenda y yo teníamos a nuestro alcance en el balcón de la casa. No recuerdo por qué decidimos bajar a la orilla del mar el domingo 23 de febrero de 2003, cuando más infernal era la romería de visitantes. Nuestra hija Diana se había marchado a Buenos Aires, los dos nos sentíamos solos y melancólicos y, aun sin decirlo, estábamos sedientos de compañía En la playa corría un aire cálido y transparente. Los turistas, con pañuelos atados a la cabeza y cestas de picnic, se habían tendido entre las rocas inmóviles coma lagartos. El graznido de las gaviotas desentonaba con la calma sin fin. A eso de las seis y media, cuando el sol iniciaba su caída, un avión pasó frente a nosotros a una velocidad tan inverosímil que el rugido de las turbinas nos llegó cuando ya se había perdido de vista. Al cabo de un rato volvió, y era como si flotara. Volaba a trescientos o cuatrocientos metros sobre el mar y cortaba el globo del sol con perfectas líneas horizontales. Era un Cessna Citation para cuatro pasajeros, pero luego se supo que la única persona a bordo era el piloto enloquecido. Lo que vos dijiste fue: II.

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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