15 de enero de 2025
Comentario destacado
How to demonstrate problem solving skills
–Sobrino -dijo. Le hice una seña con el vaso al mozo. No me vio. Mal augurio cuando los mozos enceguecen. Empezó a dolerme la cabeza, lo que me faltaba. –¿Para qué metiste la historia de los mesías gemelos, Remis? ¿Qué tenían que ver con Robert Mitchum? ¿Sabes que una cagada de ésas te puede costar el puesto? Lalo lo mira como si estuviera por dejarlo a merced de la gorda. Guerri agrega que el problema es otro, el problema es que no debería haber misiles soviéticos en Cuba. Lalo dice que es verdad, claro que tampoco debería haber misiles norteamericanos en Turquíay,hablando en general, no debería haber misiles en ninguna parte. Tiene más chance el elefante de un safarí que cualquier hombre en una guerra actual. Espósito suspende por el momento su tercer whisky. Hay algo que no es del todo como debería ser en esa conversación. Guerri no le gusta. No tiene en absoluto aspecto de haber andado a los balazos en el monte. O comiendo pestífero lorito. Lalo tampoco tiene mucha apariencia de matador de leones, pero no cuesta ningún trabajo imaginarlo en el Yukón o en Tanganika, con una tremebunda escopeta. Lord Jim. Hay en Lalo algo de suicida y cierta invulnerable fragilidad. Un tipo capaz de jugar a la ruleta rusa. En los cubículos de la secciónCultura, cerca de los baños, una jovencita trabajaba de pie en uno de los monitores y se roía las uñas. Camargo apreció de lejos el porte airoso, el culo redondo y menudo, las tetas insinuándose bajo el suéter apretado. A los pocos días, Camargo peleó con dos compañeros de la escuela y se le abrió una herida en el cuero cabelludo que lo cubrió de sangre. Con la ropa destrozada, llorando a mares, corrió a su casa. La madre estaba sentada en un sillón de la sala, hojeando revistas con las manos enguantadas. ¿Puedo abrazarte, mamá? le preguntó Camargo. ¿Te puedo dar un beso? Y se le acercó con los brazos abiertos. La madre lo observó de arriba abajo con una mueca de disgusto y lo apartó con firmeza.»No se te ocurra tocarme, Gatito», le dijo. «¿No sabés que, por mucho que me lave, siempre me queda pegado en el cuerpo el aliento de los enfermos? A mí eso ya no me hace nada, pero los que me tocan se pueden contagiar.» –Aquí -dijo Georgie- hay algo que me parece una verdadera porquería. Aquí veo unslovo que empieza con p y otro con c. -Tenía un libro llamadoEl milagro del copo de nieve. –Hablábamos de los autodidactas -dije sorpresivamente, retornando de golpe una cuestión que parecía terminada, como quien finge atarse los zapatos y levanta del suelo un adoquín, y lo muestra-. Este hombre, fíjate, adivinó que no soy universitario. Me dio justo en el complejo. Tomemos un café en el barcito. –Nada, mamita, lo que vas a ver. –Todo esto es muy raro -dijiste. Te pregunté por qué lo decías. Mitchum, escribía Reina, trató de ilustrar esa idea al exhibir, en una prodigiosa escena deLa noche del cazador, las falanges de sus manos tatuadas con las palabras Love y Hate, Amor y Odio, entrecruzándolas para explicar las batallas eternas entre el Bien y el Mal. Camargo sabía que el dato era falso: los gnósticos habían inspirado no a Mitchum -hombre de lecturas precarias-, sino a Charles Laughton, el director del film. De todos modos, la digresión era inoportuna y de ningún modo iba apublicarla. A Camargo le daba lo mismo que Jesús hubiera tenido un gemelo o una hermana melliza, o tres. Ya nadie podría cambiar la dirección en que se había movido la historia de la especie humana. Y además, en plena guerra con el presidente, no era momento para abrir otro frente de conflictoirritando a los obispos de la Iglesia, que llamarían blasfemia a lo que era sólo una cándida provocación. Yo estaba aturdido, oh hermanos míos, y no podíavidear muy claro, pero me parecía que había conocido antes en algúnmesto a estosmilitsos. El que me sostenía, diciendo: -Vamos, vamos, vamos- en la puerta principal de labiblio pública, era unlitso nuevo, aunque parecía muy joven para estar con losmilitsos. Pero los otros dos tenían unas espaldas que yo habíavideado antes, estaba seguro. Repartían golpes a loschelovecosstarrios y lo hacían con mucho placer y alegría, y losmalencos látigos silbaban, y lasgolosascrichaban: -Vamos, muchachos desobedientes. Esto les enseñará a no provocar desórdenes perturbando la paz del Estado, individuos perversos-. Así empujaron de regreso a la sala de lectura a losstarrios vengadores, jadeantes, gimientes y casi moribundos; luego se volvieron,smecando todavía, luego de tanta diversión, y mevidearon. El mayor de los dos exclamó: –¿Y ahora qué le vamos a dar a Víctor? -le pregunté a Marta enfurecido. –Quítele ya el sonido, doctor Camargo -dijo Reina-. Revuelve el estómago. ¿Oyó cuando hablaban de chacras feraces? ¿Usted fue allí alguna vez? ¿Vio lo que es eso? Seis leguas cuadradas de tierra arenosa, cortada por pantanos. Casi no hay ganado. A los treinta años, los indios parecen desetenta. Y cual impulsada por un resorte de colchón se levantaba disparada de su mecedora y en medio del zangoloteo entonaba el Magnificat: «Glorifica mi alma al Señor y mi espíritu se llena de gozo al contemplar la bondad de mi Dios y Salvador porque ha puesto la mirada en esta humilde sierva suya…». Nosotros nos atacábamos de risa, balanceándonos felices en el columpio cósmico. Una bandada de loros cruzaba volando sobre las palmas, y luego pasaba por la carretera una recua de mulas. –Entonces nadie -dijiste..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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