15 de enero de 2025
Comentario destacado
How do we write an essay
Pero también pensaba que el abuelo Laureano era un iluso y un irracional. Quién le había contado que Estanislao López o Ramírez querían sitiar Buenos Aires por una cuestión de ideas. En aquel tiempo, por no hablar de éste, todo el mundo acuchillaba a todo el mundo por una cuestión de vacas, y no estoy hablando de San Martín ni de Belgrano, aclaró cautelosamente Esteban. "Claro que el abuelo era un iluso", dijo Verónica, "no te digo que estaba loco, y seguramente por eso se distanció de López." y Esteban pensó que sí, que seguramente había sido por eso. Verónica siguió hablando pero Esteban ya no la escuchaba. El fuego semiapagado del vivac se reanimó de golpe, con un fulgor hipnótico y antiguo. Más allá de las lanzas, un cerro, iluminado por un relámpago, se instaló en la nada con la solidez sosegada de lo que siempre ha estado ahí. El tiempo es una ilusión, pensó Esteban, una ilusión humana. La naturaleza es pura contemporaneidad, es el testigo indiferente de los amores, los juegos y las guerras y las locuras de los hombres. Bastaría situarse en el mundo con la naturalidad de ese cerro, para saber de qué hablan en este mismo momento el abuelo y Estanislao López. El pie de Estanislao acaba de hacer rodar un tronco hacia el fuego, y el fuego se encrespa como el pelo airado de una mujer de sueño. El abuelo piensa que más le valiera estar en su cama con Aasta que conversando con este santafecino zaino y avieso. "Un tratado es un tratado", dice López, "yyo he firmado la paz con Buenos Aires." "Lo que vos has hecho es aceptar treinticinco mil vacas de Rosas", dice Laureano. "Las vacas no son para mí, sino para mi provincia", dice con mucha calma Estanislao, "ningún pueblo ha sido tan castigado como el mío en esta guerra." Laureano piensa en Jujuy, en las casas ardiendo, en el éxodo. Se lo dice. "Bueno", sonríe López, "vos sabes tan bien como yo que Jujuy no es lo que yo llamo una provincia, es como si dijéramos el norte de Salta, y Salta es una estancia de Güemes." El abuelo se pone de pie. "Era una broma", dice López, "sentate." "Vea, general", dice el abuelo, "va a ser mejor que dejemos de tutearnos." "No veo la razón", dice López. "Larazón",dice el abuelo, "es que yo no me tuteo con cabrones." ¿Saben a quién le dieron, adonde desvió sus balas mi señora Muerte? A otra señora, embarazada. Le entamboraron de plomo la barriga y allí mismo, en pleno Junín, falleció con su feto. ¿Y los de la moto, se fueron? Ja! Se fueron con el impulso de la muerte rumbo al derrumbadero de la eternidad: por sus respectivos occipitales, cuando huían, Alexis les voló la cabeza. Y otra vez a irnos yendo entre el tropel, entre el escándalo, en esta ciudad tan alharacosa y caliente. Y ese olor espantoso de fritangas con aceite rancio… –Eso ya lo sé. Y qué más. Me devolví a constatar la identidad del caído, pero me fue imposible llegar: el cerco de curiosos, festivo, jubiloso, se había acabado de cerrar, y no había arrimadero ni para un inspector de policía que viniera a levantar un cadáver. Cuadras adelante me encontré con Wílmar y estaba radiante, jubiloso, riéndose de felicidad, de dicha. Con una dicha que le chispeaba en sus ojos verdes. Mi niño era el enviado de Satanás que había venido a poner orden en este mundo con el que Dios no puede. A Dios, como al doctor Frankenstein su monstruo, el hombre se le fue de las manos. "¡Qué frío tan hijueputa!", por ejemplo, quiere decir: ¡qué frío tan intenso! "Es un tipo de una inteligencia la hijueputa" quiere decir: muy inteligente. Pero "hijueputas" a secas como nos dijo ese desgraciado, ah, eso ya sí es otra cosa. Es el veneno que te escupe la serpiente. Y a las serpientes venenosas hay que quebrarles la cabeza: o ellas o uno, así lo dispuso mi Dios. –Es extraño, ese tono de voz me da escalofríos. Quizá nos hemos conocido antes. -Y frunció el ceño, tratando de recordar. Yo tendría que andar con cuidado, oh hermanos míos. D. E. da Silva dijo: Tan mal se le llegaron a poner las cosas a Darío por causa de sus salidas de órbita que él mismo un día, motu proprio, se planteó el dilema de qué vicio dejar, si el aguardiente o la marihuana. Y su decisión fue: ninguno. Y para refrendar sus firmes propósitos agarró el vicio de moda, el de los jovencitos, el basuco o cocaína fumada,que «acaba hasta con el nido de la perra» como decía mi abuela, pero con el verbo en plural y a propósito de sus ciento cincuenta nietos. En cuanto a mí, a mí el sida no se me da, no se me pega porque el sida no entra por los ojos. Si no ya se habría acabado la humanidad. Eso no era paraél, jamás sería: había nacido a salvo del error. Cualquier cosa podía pasar al día siguiente, y para todo estaba preparado. Para todo, menos para lo que finalmente sucedió. Entamborada siempre, llueva que truene, truene que diluvie, a perpetuidad, la desvergüenza de esa barriga loca sólo tenía un punto posible de comparación: su lengua soez que hijueputiaba a marido, hijos, vecinos, policías, curas, lo que se le atravesara: –Tampoco le sienta el sexo -dice, distraído. Angustiado, desesperado, sin saber qué hacer, tratando de aclarar la cabeza y de conservar la calma, mientras Darío se perdía en el vacío me ponía a repasar la lista de sus posibles males: histoplasmosis, toxoplasmosis, criptosporidiosis, criptococosis, coccidiomicosis, blastomicosis, aspergilosis, encefalitis, candidiasis, isosporidiasis, leucoplaquia… Cualquiera de ésas o varias de ésas o todas juntas, más las bacterias y los virus y el sarcoma de Kaposi. Lo único que podía asegurar con certidumbre era que en los cimientos del imponente edificio médicopatogénicoclinico en que se había convertido mi hermano lo que había era un sida. Que era como explicar todos los misterios del universo con Dios. Y mandando a Dios al diablo y a la puta mierda, ¡a darle al moribundo antiparasitarios y antimicóticos al cálculo! Lo cual a su vez era como tirarle a un pájaro en noche cerrada con escopeta. –Bastián -dijo Espósito. –Que me llama mucho la atención lo que ha dicho, doctor. Que estoy como conmovido. Que usted no se imagina lo que me pasó mientras lo oía. Casi que me tomaría alguna cosa. –No es así, no es así. Si quiere, alguna vez lo hablamos. Un día menos difícil que hoy..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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