15 de enero de 2025
Comentario destacado
Hm case study
A través del telescopio, la ves moverse como si obedeciera el libreto que has escrito. Se desviste con esa morosidad de geisha que aún enciende tu deseo, se descalza, se quita la falda y ensaya, la muy puta, un desperezo sensual ante el espejo. Da un salto inesperado, abre la puerta de la heladera y bebe un largo sorbo del cartón de jugo que estaba abierto, en el que has vertido casi tres gramos de fenobarbital. Tal vez haya sentido alguna aspereza en el paladar porque la ves examinar con desconfianza la fecha de vencimiento en el borde superior del cartón y arrojarlo a la basura. Al invadir eltorrente sanguíneo, la droga le acentúa la sed. Abre el cartón de jugo de manzana, llena un vaso, observa al trasluz la transparencia del líquido y, satisfecha al fin, bebe con avidez. El efecto del fenobarbital es más rápido ahora que la vez anterior. La mujer se tambalea, va hacia la cama, y se deja caer en ella con la blusa puesta. Aún mareada, vacila. Trata de encender la computadora que está a pocos pasos, quizá porque espera un mensaje del amante, pero los músculos se le aletargan y pierden fuerza. Ahora va a dormir un día o dos, sin controlar sus nervios ni sus esfínteres. Cuando todo termine, antes de salir de allí, vas a obligarla a beber un vaso de agua, para que no se deshidrate. Si lo vomita, no será tu culpa. Pero no se estaba haciendo: simplemente el citomegalovirus le había borrado el caset. El aguardiente se aprovechó pues de mi hermano viéndolo tan desforzado de voluntad. Débil del cuerpo, sin embargo, no estaba: era un roble seco. Y el roble seco se subía a pie sin paradas las cuatro cuadras de escalera del Planetario, la pendiente de la Veintisiete y los cinco pisos de su apartamento. Al llegar, sin quele faltara el aire, como si nada, se prendía un cigarrito de marihuana, un «vareto», que se escribe con «v» o con «b», aún no se sabe porque aún no lo ha aceptado la Academia. "Pues si eso es lo que se necesita y procede, apreciadísimo señor doctor -le contesté-, yo no lo llevo: lo lleva usted". Y me di media vuelta y fui saliendo tirándole en las narices la puerta. En sus sucias narices por las que el asqueroso se suena. –Yo iba peinada con dos trenzas. Acordate, por favor. Y me asomé a la ventanilla del coche al pasar. –El gobierno está podrido, él no. Tiene el defecto de la lealtad, y lo exagera. Le lamía los zapatos al presidente. Ahora va a lamer los míos. –Pete, ah, sí, Pete -dijo el Lerdo-. Me parece recordar el nombre. -Vi que estábamos saliendo de la ciudad, y pregunté: –¿El mismo qué? Había tresdébochcas juntas frente al mostrador, pero nosotroséramos cuatromálchicos , y en general aplicábamos lo de uno para todos y todos para uno. Las pollitas también estaban vestidas a la última moda, con pelucas púrpuras, verdes y anaranjadas en lasgolovás , y calculo que cada una les habría costado por lo menos tres o cuatro semanas de salario, y un maquillaje haciendo juego (arcoiris alrededor de losglasos y larota pintada muy ancha). Llevaban vestidos largos y negros muy derechos, y en la parte de losgrudos pequeñas insignias plateadas con los nombres de distintosmálchicos . Joe, Mike y otros por el estilo. Seguramente los nombres de los diferentesmálchicos con los que se habían toqueteado antes de los catorce. Miraban para nuestro lado, y estuve a punto de decir (por supuesto, torciendo larota ) que saliéramos apolear un poco, dejando solo al pobre y viejo Lerdo. Sería suficientecuperarle un demi-Iitre de blanco, aunque esta vez con algo desynthemesco ; pero la verdad es que no habría sido juego limpio. El Lerdo era muy fiero y tal cual su nombre, pero un peleador de la gran siete, de verasjoroschó y un as de la bota. –Papi está prácticamente muerto. Los médicos le recetaron cáncer del hígado, y que ya no hay nada que hacer. Que dizque tiene para unas horas o días, si acaso. Te lo venimos a avisar para que estés enterado. –Gracias por venir -dijo Verónica. –No puede evitarlo -replicó el doctor Branom-. El hombre destruye lo que ama, como dijo el poeta-prisionero. Quizás hemos encontrado el factor personal de castigo. Esto seguramente complacerá al director. Los escribanos se resistieron a leer el testamento hasta que se despejara el salón Embajador, pero los móviles de la televisión estaban decididos a que los actos póstumos del ex presidente fueran tan poco solemnes como habían sido los de su vida. El suegro fumador quería marcharse de una vez, por lo que el jefe de los escribanos, acatando esa urgencia, abrió el sobre lacrado que contenía el documento. La sombra vertiginosa del suicida se posó por un instante sobre nosotros y, en vez de infundirnos pavor, nos preparó para una revelación alevosa. La tuvimos. Con una voz de impropia monotonía, el escribano anunció que la fortuna del ex presidente ascendía a trescientos ochenta y nueve millones seiscientos veintiséis mil dólares en propiedades, depósitos en bancos europeos y caribeños, acciones de la bolsa, bonos al portador y empresas confiadas a testaferros, en vez de los modestos dos millones ochocientos mil dólares que había declarado como único capital al dejar el gobierno. «Yo sabia, yo sabía», se oyó decir a la primera esposa. «Muria como vivió, engañándonos a todos.» Pero mi optimismo tambaleante decidió ipso facto que era cirrosis, que iba a vivir diez años y que yo me iba a morir antes que él, y con concisión telegráfica redacté el anuncio para El Colombiano: «Gracias Espíritu Santo porque fue cirrosis y no cáncer del hígado». Y firmado familia tal. Y volví a entrar al cuarto invadido de una felicidad rabiosa. –Yo te alcanzo -dijo Lalo. –Mi hotelero es una excelente persona. Se llama Ripul. Da la impresión de vivir colgado, pero es porque usa tiradores. Te informo, de paso, que eso que estamos escuchando se llamaSegún pasan los años.¿Cuánto tiempo me esperaste en ese café? «Pobre Valenti», dijo el presidente en voz alta. «Qué injusticia se ha cometido con ese hombre.» Llevaba alzado el cuello del sobretodo y respondía a los abrazos y apretones de manos sin interés, la mirada vacía, como si estuviera con nadie. Sólo pareció animarse cuando se le acercó Camargo. Lo tomó del brazo y lo llevó aparte: –Darío..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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