15 de enero de 2025
Comentario destacado
Hedge fund business plan template
–¿Y él? Ladébochca vaciló un poco, y luego dijo: -Espere. -Se alejó, y mis tresdrugos habían bajado en silencio del auto y se acercaronjoroschó furtivos, y ya se estaban poniendo las máscaras, de modo que me puse la mía; y aquí fue suficiente meter la viejaruca y soltar la cadena, pues como había ablandado a estadébochca con migolosa de caballero, ella no cerró la puerta como tenía que haber hecho, pues éramos gente desconocida, que venía de la noche. Los cuatro entramos como una tromba, el viejo Lerdo haciéndose elschuto como de costumbre, dando cabriolas y canturreandoslovos sucios, y era una bonita ymalenca casita, debo reconocerlo. Entramos todossmecando en el cuarto donde había luz, y ahí estaba esadébochca como acobardada, un pedacito defilosa con unosgrudos verdaderamentejoroschós, y con ella estecheloveco también joven, conochicos de montura de carey, y sobre una mesa una máquina de escribir y papeles por todos lados; pero además una pequeña pila de papel que seguramente era lo que ya había dactilografiado, así que aquí teníamos otro inteligente, estilo hombre de libros como el que habíamostolchocado unas horas antes; peroéste escribía, no leía. Bueno, empezó a hablar: Estaba vestida con la misma ropa deslucida de la mañana: un suéter de cuello volcado y un blue jean demasiado estrecho. Camargo le indicó una silla al otro lado del escritorio y volvió la mirada hacia los televisores. Era tanta su perfección y su belleza que empiezo a creer en la existencia de Dios. Se llamaba Andrés. –Tenía esa idea -continuó el min-. Era una amenaza. Lo encerramos para su propia protección. Y también -dijo- para la tuya. Había tendido largamente a sus tres mil hombres y bajándole las riendas al caballo galopó de un extremo a otro de la línea, y los arengaba. El indio que había en Laureano, remoto salvaje comedor de carne cruda, y el conquistador que había en Laureano, bárbaro cristiano salido de un ducado o de una cárcel de España, con la estirpe del sol incásico y del Toro en la discordia de su sangre apenas amansada en largas tardes del colegio Monserrat, subidos a un caballo, dieron esto: una cruza de gaucho y de soldado, un patrón de estancias que era a la vez general patriota, asesino, señor feudal, galopando a los gritos ante una guerrilla de hombres curtidos y silenciosos que lo miraban como a un dios o como al arquetipo casual de cualquiera de ellos. Dios lar o arquetipo inacabado, pero en sí mismo bárbaramente hermoso, ahí, bajo el fulgor colorado de los cerros. Laureano clavó el caballo y desmontó. Acantonó cien hombres en el campamento del mangrullo y, mientras daba instrucciones acerca del camino por el que debían escoltar a la muchacha hasta Salta, si pasaba algo, pidió otro caballo. "El moro me lo reservo para una más grande", dijo sonriendo. Pensaba en Rosas; no sabía que estaba hablando de la muerte. No esperó el amanecer, dijo Lalo, y ésa fue una equivocación. El caso es que volvió a montar, enfiló hacia la loma, vio ponerse en movimiento a las tropas de López y ordenó cargar. La resistencia de los santafesinos entraba en los cálculos del abuelo; pero no semejante resistencia. Aquellos hombres, sabiéndose apoyados por el ejército de Bustos que marchaba sobre Laureano desde algún lugar de Córdoba, sabiendo que ni Ramírez ni Carreras existían ya, y contando a las espaldas del jujeño con los blandengues y dragones de Lamadrid, peleaban como contentos, como si aquella guerra ya estuviera decidida o sólo fuera cuestión de tiempo. Dos horas después del amanecer, Laureano, injuriado por aquella resistencia, ordenó abrir sus tropas a derecha e izquierda y él mismo cargó por el centro con lo mejor de su caballería. Cuando López seretiró, la gente del abuelo lo persiguió un rato, no mucho, y más bien como de lujo, porque Laureano sabía que el norte significaba alejarse de Buenos Aires y de las tropas entrerrianas que, según confiaba, venían hacía el centro del país para marchar sobre la Capital. El camioncito se había alejado hacia el poniente por una calle ondulada y sinuosa. De vez en cuando volvía a verse, un poco más diminuto, en algún recodo o en una loma. De un momento a otro iba a regresar; mientras tanto, oír sólo el rumor de los truenos y de los animales que ingresaban en la noche, era como unatregua. Te pedí que me hablaras de tu adolescencia. –Se llama Cantilo. –Oh, pero tenemos mucho apetito. Oh, cómo podríamos comer. -Y la otra agregó: -Sí, ella lo dice, y así es. -De modo que contesté: –Camargo se va a negar -dijo Maestro, socarrón. –Siempre se exceden -dijo el veco, secando un plato con aire distraído-. Pero la intención esencial es el pecado real. El hombre que no puede elegir ha perdido la condición humana. Qué bueno que Darío se murió y se escapó del recalentamiento planetario. –¿Sí te acordás, Darío? Me miraron extrañados y dejaron de pensar. Entonces el tiempo volvió a ponerse en marcha y oí afuera lo que los ilusos llaman «la realidad»: los carros pasando por la calle, los pájaros cantando en el jardín… Un instante más de «realidad» e iba a llegar la Muerte. Así lo sentí. Venía a caballo de latarde que había vuelto a fluir, montada en el tiempo infame. –Vos tómalo como quieras -dije-, pero te pareces a Ligeia, una Ligeia que fuera, al mismo tiempo, un gato siamés. –Oíme -me oí preguntar de pronto-, ¿alguna vez te sentiste…? –Eres uncheloveco grande y fuerte -afirmé-, como todos nosotros. No somos niños, ¿verdad, Georgie querido? Vamos, dime, ¿qué pensabas hacer? El Lerdo largó la vieja música labial, y yo mismo tuve quesmecar . Así que comencé a rasgar las hojas y desparramar los pedazos por el suelo, y elveco escritor se volvió casibesuño y se me tiró encima rechinando lossubos y sacando las uñas como garras. Era el momento de la acción para el viejo Lerdo, y se movió sonriendo, y haciendo eh eh y ah ah ah apuntó el puño a larota temblorosa delveco, primero el puño izquierdo y después el derecho, de modo que nuestra viejadruga la colorada -la colorada que brota igual por todas partes, como producida por la misma antigua y gran empresa- comenzó a derramarse y manchó la linda alfombra nueva, y los pedazos del libro que yo continuabarasreceando . Aquí ladébochca, la amante y fiel esposa, estaba como paralizada al lado de la chimenea, y ahora había empezado a largar menudos ymalencoscrichos , como acompañando la música de los puñetazos del viejo Lerdo. Entonces aparecieron Georgie y Pete, viniendo de la cocina, los dos masticando, aunque con las máscaras puestas; no era necesario quitársela para comer. Georgie con unalapa fría de algo en unaruca , y media hogaza deklebo ymaslo encima en la otra, y Pete con una botella de cerveza que echaba espuma, y un trozojoroschó de tarta de ciruelas. Comenzaron a hacer ja ja ja cuandovidearon al viejo Lerdo que bailoteaba y descargaba puñetazos sobre elveco escritor, y elveco escritorplacaba que le habían arruinado la obra de su vida, y hacía buu juuu juu con larota toda ensangrentada; pero las risas de Georgie y Pete eran el jo jo jo medio ahogado del que está comiendo, y hasta se podían ver trozos de lo que comían. No me gustó la actitud, porque era sucia y babosa, así que dije: –Muy bien, señora. Si no quiere ayudarme, llevaré a otro lado a mi doliente amigo. -E hice un guiño a misdrugos para que se estuviesen calladitos, mientras yo seguía hablando: -Está bien, viejo amigo, seguro que encontraremos en otro sitio alguna buenasamantina . Quizá no sea justo censurar a esta anciana señora que se muestra tan suspicaz, con tantos granujas y vagabundos que andan por la noche. No, realmente no podemos criticarla. -Esperamos nuevamente en las sombras, y yo murmuré: -Bueno, vol- vamos a la puerta. Me alzo sobre losplechos del Lerdo. Abro la ventana y entro. Luego le tapo la boca a la viejaptitsa y abro a los demás. Sin problemas. -Yo estaba demostrando que era el líder y elcheloveco que tenía ideas.- Vean -dije-. Sobre la puerta hay unjoroschó reborde de piedra, justo para misnogas . -Todos lo videaron, se me ocurrió que con admiración, y dijeron y afirmaron cierto cierto cierto en la oscuridad..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar