15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Vos seguías mirando empecinadamente una de las grandes ventanas que daban al cerro. Sólo que ahora estabas de pie. Dijiste que en seguida regresabas y fuiste hacia la ventana. –Sí. No vamos a vernos, entonces. –Eso está bien. La marihuana abre el apetito y adormece el espíritu. De vos, Camargo, no ha quedado ahí ninguna huella: estás seguro. Tal como en la noche de la filmación, también esta vez vaciaste los cartones de jugo en la pileta de la cocina, dejando que corriera el agua un largo rato, y metiste los envases vacíos en una bolsa que arrojaste luego en la calle. Ya nada se podía hacer para eliminar la sangre. Que la mujer imaginara lo que le diera la gana. No te importó tampoco que Momir usara las toallas del baño para limpiarse. ¿Quién podría identificar al vagabundo Witold Witkiewicz, ciudadano polaco que dentro de tres horas se embarcaría rumbo a Santiago de Chile, con el miserable que había asaltado a una periodista reconocida? Era improbable que la mujer denunciara el hecho a la policía. Ni siquiera podía estar segura de que la hubieran violado. No había visto a nadie. Quizás hasta se sintiera culpable. Había olvidado cerrar con traba la puerta del departamento y llamar a un cerrajero para que colocara un mecanismo de seguridad, tal como Sicardi le había aconsejado. Iría al médico: eso era previsible. Los análisis de sangre revelarían que estaba infectada. Cuando llegara ese momento, ¿cómo haría para contárselo al amante? Y él, ¿qué haría? Si Camargo estuviera en el lugar de ese hombre, oiría la historia con desconfianza. Era una idiotez tomar en serio a una mujer que se desnudaba delante de una ventana sin cortinas, exponiéndose a miradas intrusas, y que mecía el cuerpo de manera provocadora. ¿Se puede confiar en una mujer así? –Yo tampoco. Nadie sabe. Todos estamos aprendiendo. ¿Por qué te fuiste temprano de Los Toldos? Es imperioso que no te arrastre su cólera. No, Camargo. Debes respirar muy hondo, no para acallar dolor alguno sino para que el aliento, cuando te llegue a la profundidad de las entrañas, reconozca la justicia de todo lo que has hecho e impregne tu voz de la serenidad que necesitás para decir: Bajé con Carlos tras los camilleros. Arriba de la escalera, por la que nunca bajaba para no tener que subir después, miraba la Loca irse, para siempre, a su sirvienta. XIV Al final, me cuentan sus amigos, se había vuelto egoísta, lo que nunca fue. Que escondía hasta la marihuana, que no vale nada. Entonces por asociación de ideas recordé la furia que le entró un día de esos últimos años (cuando el sida aún no le explotaba) a la simple mención del nombre de un conocido suyo que le había quitadoun muchacho. Me gustaba que mi hermano me llamara«loco» transponiendo lo suyo a mí. Pero como «loco» es también el trato en Bogotá entre basuqueros, ¿no sería que Darío estaba fumando basuco? Y la duda infernal me entraba. –Me alegro por él. Que haga mucha caridad. –En La Quiaca se han visto cosas peores. Hombre vea, yo le digo, vivir en Medellín es ir uno rebotando por esta vida muerto. Yo no inventé esta realidad, es ella la que me está inventando a mí. Y así vamos por sus calles los muertos vivos hablando de robos, de atracos, de otros muertos, fantasmas a la deriva arrastrando nuestras precarias existencias, nuestras inútiles vidas, sumidos en el desastre. Puedo establecer, con precisión, en qué momento me convertí en un muerto vivo. Fue un anochecer, bajo las lluvias de noviembre, yendo con Alexis a lo largo de una avenida del barrio Belén por cuyo centro corría una quebrada descubierta, uno de esos arroyos de Medellín otrora cristalinos y hoy convertidos en alcantarillas que es en lo que acaban todos, arrastrando en sus pobres aguas la porquería de la porquería humana. –Más -insistí, sin moverme-. Quieroslusar más. Laureano no la miró. Habló con mucha lentitud..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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