15 de enero de 2025
Comentario destacado
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–Oíme -murmuró. –¡Dónde están las putas llaves! -gritaba desesperado-. Se las llevó ese atracadorcito que durmió aquí con vos anoche. –Es demasiado hueso para que se lo coma un perro tan chico. Preferiría ir yo. Y el doctor Montoya, su memoria y conciencia, le corregía: "El presidente es usted, doctor Barco, no hay otro". "Ah… -decía él pensativo-. Entonces vamos a declarársela". "Ya se la declaramos, presidente". "Ah… Entonces vamos a ganarla". "Ya la perdimos, presidente -le explicaba el otro-. Este país se jodió, se nos fue de las manos". "Ah…" Y eso era todo lo que decía. Después tornaba a su obnubilación, a las brumas de su desmemoria. ya a publicar todo eso en el diario? Al presidente le va a dar un infarto. Verónica lo miraba como si lo viese por primera vez. –Qué comías -pregunté. –No, chango; es algo mucho más profundo. –Abuelita, ¿vos querés al abuelo? Como usted comprenderá nunca volvimos. Eso de que se vuelve al sitio son pendejadas de Dostoievsky. Volvería él cuando mató a la vieja, yo no. ¿Para qué? ¿Habiendo tanta cafetería en Medellín y tan atentas? En el pasillo apareció Santiago. Tuvo la suerte de que la dama estuviera en Buenos Aires y de que también a ella le pareciera escandaloso el manoseo político de Jesucristo. Conozco al abad, dijo. Es un hombre santo y, por eso mismo, es un inocente. No entiendo cómo pudo haber caído en semejante trampa. Sí, claro, voy a dar toda la ayuda que esté en mis manos, pero de ningún modo puedo trasladarme a Los Toldos. Imagínese, doctor Camargo. Son cinco horas de viaje en medio de esta sequía. No sé si usted conoce el casco de mi estancia en la Azotea de Carranza, a seis kilómetros del convento. Ahora tengo sólo dos sirvientes en esa casa y nunca se abren las ventanas de los cuartos hasta mediados de noviembre. Si a sus enviados no les importan las incomodidades pueden hospedarse ahí, no tengo el menor problema. Tal vez ni siquiera haya agua caliente para bañarse. Ah, pero si es una mujer la que viaja me facilita las cosas. Puedo llamar al abad por teléfono y decirle que se trata de una prima devota de la virgen negra que acaba de llegar de Europa. Y que la ubique en los reclinatorios de la familia, por supuesto. Para que estemos más seguros, voy a escribir una carta, ¿le parece? En una hora, sí, todo va a estar arreglado en menos de una hora. –Aníbal y Nora -les explico a ambos-, el amor de dos repartido entre tantos se vuelve muy poca cosa: a cada perro del albergue le toca muy poquito y ese poquito no le basta. La vida de un perro sin amo no tiene sentido. –El director de la película. En esa época, los actores podían improvisar muy poco durante la filmación. 1955. No tenés la más pálida idea de lo que era Hollywood en esos tiempos. Se dio vuelta a medias, sin mover el cuerpo; girando sólo la cabeza. El jujeño había salido. Estábamos solos. Sin parar pasamos a otrolontico de película, y esta vez era nada más que unlitso humano, una cara humana muy pálida que estaba sujeta, y a la que le hacían diferentesvesches podridas. Yo transpiraba un poco por el dolor en las tripas, y la sed horrible, y lagolová que me hacía zrob zrob zrob, y se me ocurrió que si novideaba esa película tal vez no me sentiría tan enfermo. Pero no podía cerrar losglasos, y aunque trataba no conseguía sacarlos de la línea de fuego de la película. Así que tuve que seguirvideando lo que pasaba, y oyendo las más atrocescrichadas que salían de eselitso. Sabía que no podía ser realmentereal,pero eso no cambiaba las cosas. Yo estaba retorciéndome, pero no podía vomitar, y vi primero unabritba que arrancaba un ojo, después cortaba la mejilla, y luego hacía raj raj raj aquí y allá, mientras elcrobo colorado inundaba el lente de la cámara. En eso comenzaron a arrancarle los dientes con un par de pinzas, y lacrichada y la sangre eran terroríficas. Aquíslusé la voz del doctor Brodsky que decía: -Excelente, excelente, excelente. –Padre -le pregunté entonces, tras de repetirle esta historia, al que había venido a reconfortar a Darío-: ¿no habrá respirado su colega, entre la que aspiró, mierda del espíritu Santo? Desarmaba el cigarro que yo torpemente le había armado y lo volvía a enrolar a su modo, con una habilidad y una rapidez pasmosas, como de cajero de banco contando millones..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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