15 de enero de 2025
Comentario destacado
Good power point presentation
¡Fuego! La voz le salía de muy adentro, de unas honduras que ella no había visto ni adivinado. A veces le daban ganas de ponerle la cabeza sobre la falda y acariciarlo. –¿Qué se podía hacer? Desaparecías. Faltaste más de tres días sin avisar. No te encontrábamos por ninguna parte. –Dame fuego. Qué querías preguntarme. Acabada la misa el viejo hijueputa volvió a subir la escalera, entró al cuarto, pasó al baño, y de la repisa del baño tomó el Eutanal. ¿Y saben qué hizo? Con algodón que empapó en alcohol desinfectó el tapón de caucho del frasco. ¡Como si el Eutanal fuera un remedio! ¡Y como si los muertos se pudieran infectar! Escéptico, Camargo bajó los pies del escritorio y tomó de la biblioteca, a sus espaldas, un ejemplar de la Biblia de Jerusalén. Reina levantó la cabeza y d tiempo dejó de moverse. Mojó con la punta de la lengua el carbón de un lápiz y marcó tres versículos de la Epístola a los Tesalonicenses más un capítulo entero del Evangelio de Mateo. Una mañana sulfurosa en que el astro rey calentaba, le dio al doctor Espinosa por bañarse en la mitad del río y un remolino lo agarró. Por la cintura lo agarró, y lo puso a girar como un trompo. Y girando, girando, girando al doctor Espinosa, Espinosa en redondo, lo iba jalando el río hacía el fondo, hacía el fondo hasta hacérselo tocar por irrespetuoso con las patas. ¡A quién se le ocurre meterse a bañar en la mitad del San Carlos! Unos segundos después, digamos cinco o seis, volvía a salir el doctor Espinosa a la superficie y gritaba: Te besé. Pasó un momento antes de que cerraras los ojos. Sentí otra vez el pavor de tu cuerpo y el rechazo instintivo de tu boca. Después, como se siente crecer una Ola, sentí que te abandonabas a mis manos con desesperación y desafío. Te aparté. Amaneció martes y yo vivo y él abrazado a mí y radiante la mañana. "¿Qué día es?" me preguntó abriendo los ojos el ángel. "Martes", le contesté. De él fue entonces la idea de que fuéramos a Sabaneta adonde María Auxiliadora. "¿A qué vas? -le pregunté-. ¿A dar gracias, o a pedir?" Que a ambas cosas. Los pobres son así: agradecen para poder seguir pidiendo. Mientras estaba en eso, entró un malenco enanito, vendiendo lasgasettas de la mañana, unprestúpnicograsño y deforme con lentes gruesos de armazón de acero, losplatis del color de un budín de grosellasstarrio y rancio.Cuperé unagasetta, con la idea de meterme otra vez en lachisna normalvideando lo que pasaba en el mundo. Me pareció que era unagasetta del gobierno, pues en la primera página sólo se hablaba de la necesidad de que losvecos volviesen a elegir al gobierno en la próxima elección general, que según decían se haría en unas dos o tres semanas. Habíaslovos muy sonoros acerca de lo que el gobierno había hecho, hermanos míos, en el último año o cosa así, con el aumento de las exportaciones, y la política exterior realmentejoroschó y el mejoramiento de los servicios sociales y toda esacala. Pero de lo que en realidad más se alababa el gobierno era de que en los últimos seis meses había mejorado la seguridad en las calles para todos losliudos amantes de la paz que andaban de noche, y esto gracias al aumento de los sueldos de la policía y al hecho de que la policía procedía ahora con mano dura contra los jóvenes matones, los ladrones, los pervertidos y toda esacala. Lo que interesó bastante a Vuestro Humilde Narrador. Y en la segunda página de lagasetta había una fotografía borrosa de alguien que me pareció muy conocido, y que en definitiva no era otro que yo yo yo. Tenía una cara sombria y como atemorizada, pero eso era realmente por los fogonazos que hacían pop pop todo el tiempo. Debajo de mi foto se decía que yo era el primer graduado del nuevo Instituto Estatal de Recuperación de Criminales, curado de los malos instintos en sólo una quincena, y ahora un buen ciudadano temeroso de la ley y toda esacala. Después vi que había un artículo muy elogioso sobre la Técnica de Ludovico, y de lo inteligente que era el gobierno, y toda esacala. Después venía otra foto de unveco que me pareció conocido, y era este ministro del Inferior o Interior. Parece que había estado vanagloriándose un poco, y pronosticando una época sin delitos, en la que nadie tendria miedo a los cobardes ataques de los jóvenes matones y pervertidos y ladrones y toda esacala. Así que hice ajjjjj y tiré al suelo lagasetta, y fue a cubrir las manchas dechai derramado y los gargajos horribles de losvonosos animales que venían al cafetín. –Bueno -explicó ella-, tenía muchas fracturas y golpes, conmoción grave, y había perdido mucha sangre. Tuvieron que arreglarle todo eso, ¿no es así? Como su rabia impotente de niño no podía alcanzarnos (con un cuchillo de carnicero, por ejemplo, para degollarnos), cual alacrán que al verse cercado por el fuego vuelve la cola contra si mismo y la ley de Dios y se clava la ponzoña, así Gonzalito Rendón Rendón se partía contra el embaldosado duro y frió de Santa Anita la cabeza, su cabecita dura, dura, loca, loca. Entonces le gritábamos: –No. Las Malvinas eran un lugar secreto del parque, en la casa vieja. Pero no importa lo que eran, sino lo que pasó. Pero una vez que las parejas empiezan a desbarrancarse no hay manera de retroceder, aunque sea sólo uno el que está cayendo. Al diálogo infortunado de la noche siguió la noticia fatal de la mañana siguiente. Ángela llamó a su padre por el celular y le anunció que la abuela había muerto de la peor manera posible. Dos semanas atrás -con[ó-, el médico le había permitido abandonar elhospital y volver al caserón del lago Torch. Para no dejarla sola, a Brenda se le ocurrió pasar algunos días allí con las mellizas. La noche anterior habían ofrecido a los vecinos una fiesta pantagruélica, en la que todos se hartaron de truchas, tilapias, pollos al ajo y vinos del valle Napa.A medianoche se acostaron tan extenuadas que dejaron abiertas las puertas del granero y olvidaron cubrir las jaulas de los zorzales. La abuela, que tenía el sueño frágil de un recién nacido, se levantó antes del amanecer y descubrió un estropicio de plumas ensangrentadas y pájaros sin cabezaentre las parvas de comida. Ángela contó que sólo mucho más tarde los tramperos del lago Torch reconstruyeron lo que había sucedido. Durante la noche, dijeron, la casa y el granero fueron invadidos por animales depredadores: acaso bandas de gatos salvajes que anidaban en el bosque o esa comadreja asesina que en Estados Unidos se llama opossum y que hace estragos en las huertas. El terror debió de paralizar la garganta de los pájaros y la matanza sucedió en silencio. Pero no lo sabían cuando la abuela apareció como un fantasma en el cuarto de las mellizas y se desplomó sobre la camade Ángela, segada por el relámpago de dos infartos consecutivos. –Vos no podes ser así -dijo Verónica-. Vos un poco te haces. Los hijos de estos hijos de mala madre cambiaron los machetes por trabucos y changones, armas de fuego hechizas, caseras, que los nietos a su vez, modernizándose, cambiaron por revólveres que el Ejército y la Policía les venden para que con el aguardiente que fabrican las Rentas Departamentales se emborrachen y se les salgan todos los demonios y con esos mismos revólveres se maten. Con el dinero que le producen las dichas rentas, el aguardiente,el Estado paga los maestros para que les enseñen a los niños que no hay que tomar ni matar. Y no me pregunten por qué este contrasentido. Yo no sé, yo no hice este mundo, cuando aterricé ya estaba hecho. ¿Y la policía? ¿No hay policía en el país de los hechos? Claro que la hay: son "la poli", "los tombos", "la tomba", "la ley", "los polochos", "los verdes hijueputas". Son los invisibles, los que cuando los necesitas no se ven, más transparentes que un vaso. Pero el día en que se corporicen, que les rebote la luz en sus cuerpos verdes, ay parcero, a correr que te van a atracar, a cascar, a mandar para el otro toldo. Un japonesito que vino a industrializar a Colombia murió así, sin poderlo creer. ¿Y una industrica? La industria aquí está definitivamente quebrada: para todo el próximo milenio. ¿Y el comercio? Los asaltan. ¿Y servicios? ¡Qué servicios! ¿Poner una casa de muchachos? No los pagan. El campo también es otro desastre. Como está tan ocupado en la procreación, el campesino no trabaja. ¿Y de qué viven? Viven del racimo de plátanos que le roban al vecino, hasta que el vecino no vuelve a sembrar. No, el amor aquí no tiene alicientes. Es una chimenea sin leños que se mantiene como por milagro, ardiendo apagada. .

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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