15 de enero de 2025
Comentario destacado
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–¿Y ahora qué pasa, eh? –Bueno, Georgie querido, ¿qué estás pensando? -Oh -dijo Georgie-, esta noche no. Por favor, no estanaito . –Sigan pariendo, cabrones, que aquí nosotros vamos dando cuenta de lo que salga. –Eso es cosa del Lerdo -dije-. El Lerdo no puede pasarse toda lachisna haciéndose el niñito. -Y miré con dureza a Georgie. El Lerdo habló, y ahora elcrobo estaba aflojando: –¿No creía usted que el presidente iba a mirarme las piernas? Empiece a desilusionarse desde ahora. Llevo una pollera de monja. Estoy sin maquillaje. Pocas veces me he sentido menos atractiva en la vida. Cuanto más imagina uno cómo van a suceder las cosas, más diferentes son. Voy a llamarlo a las ocho, doctor, cuando todo haya terminado. ¿Hubo alguna reacción del Vaticano? El desafinado eraél, su alma. Fue autor de diez sinfonías, cinco poemas sinfónicos, misas solemnes, caprichos, conciertos para violín y piano, sonatas, tocatas, tronatas. Pero su obra máxima era la cantata «Edipus Rex» (Edipo Rey), obra suprema, summa cum laude, de lo que no hay, para orquesta berlioziana y coro de ciento cincuenta voces cada cual por su lado, con su tema polifónicamente hablando, y en la que Edipo compite en ceguera con don Roberto en sordera. Cuando don Roberto se murió le hicieron en su pueblo de Santuario un homenaje, ¿y saben qué le tocaron? ¡El Réquiem de Mozart le tocaron!¡Como si al Ingres mexicano José Luis Cuevas se le metieran los ladrones a su casa y en vez de llevársele sus cuadros le robaran un Botero! Cuando ya no querés a una persona deja de gustarte todo lo que hace, y Brenda, que aún llamaba la atención de los demás hombres, no le movía a Camargo ningún músculo de importancia. Los primeros síntomas de su desagrado empezaron una mañana de hacía doce años. Las mellizas estaban aprendiendo a caminar ylloraban por turnos durante la noche. Brenda tuvo un ataque súbito de histeria y se le hincharon dos venas que le formaban una y en la frente. Quizá le había sucedido antes pero era la primera vez que Camargo lo notaba. De pronto no entendió por qué se había casado con ella ni qué hacían los dos allí, compartiendo la cama y un par de hijas que no los dejaban dormir. Al día siguiente también le molestaron sus bostezos, el olor a leche cuajada de su piel, las pantuflas de conejo con las que preparaba el desayuno. Brenda era algo que le había sucedido a un ser que ya no era él. Perosepararse era una incomodidad peor que la de seguir viviendo como hasta entonces. Tampoco lo haría más libre de lo que era. Pero no se estaba haciendo: simplemente el citomegalovirus le había borrado el caset. En fin, subí y me di el baño caliente, y elveco me trajo un piyama y una bata para que me los pusiese, todo calentado al Iado del fuego, y un par detuflos muy gastados. Y ahora, hermanos, aunque tenía dolores y puntadas por todas partes, me pareció que pronto me sentiría mucho mejor. Bajé las escaleras y vi que elveco había preparado la mesa en la cocina con cuchillos y tenedores, y una magnífica hogaza deklebo, y también una botella de salsa, y en seguida sirvió un lindo plato de huevos fritos,lonticos de jamón y salchichas gordas y grandes, y unasbolches tazas dechai con leche. Era bueno estar sentado ahí al calor, y comiendo, y descubrí que tenía mucha hambre, así que después de los huevos y el jamón comí unlontico tras otro deklebo conmaslo y jalea de frambuesas de un frasco grande ybolche. -Mucho mejor -dije-.¿Cómo podré pagarle todo esto? –Ahora -tanteás-: después de tu excursión a las pólvoras colombianas. Esa tarde en el balcón, mirando en el vacío, vi ponerse el sol estúpido por entre las montañas, y salir de entre las montañas la estúpida luna. En la oscuridad, de súbito, al unísono, se encendieron tras la luna los infinitos focos de los infinitos barrios de la ciudad, y sumando su luz a la luz de ella, en lavasta bóveda negra me iluminaron la Muerte: con sus alas deleznables de ceniza, aleteando, descendía sobre Medellín y mi casa el gran pájaro ciego. Barrio de Manrique, barrio de Aranjuez, barrio de Boston, barrio de Enciso, barrio de Prado, barrio de Laureles, barrio de Buenos Aires, barrio de La América, barrios de San Javier, de San Joaquín, de Santa Cruz, de San Benito, de Santo Domingo Savio, de El Salvador, de El Popular, de El Granizal, de La Esperanza, de La Francia, barrios viejos, barrios nuevos, barrios míos, barrios ajenos, barrios, barrios, barrios, proliferando, reproduciendo en la ceguedad de unos genes la plaga humana convencidos de que el que se reproduce no muere porque sobrevive en su descendencia. ¡Pendejos! El que se murió se murió y tus descendientes son los gusanos, que se comen lo que dejes. Déjales deudas. Gástate lo que tengas en lo que sea, en putas, en yates, en compact discs, que tu recuerdo día a día se lo irá comiendo el tiempo, el último sepulturero. De la posteridad no esperes nada: unas flores, si acaso, en tu ataúd, con las paletadas de tierra en el entierro, y después polvo de olvido. Que hereden mierda. ¡Carajo, cuánto borracho por mi carril llevándome la contra! Todos, todos errados. Oh Muerte justiciera, oh Muerte igualadora, comadre mía, mamacita, barre con esta partida de hijos de puta, no dejes uno, con tu aleteo bórralos a todos. –Tu nombre, Reina, ¿de dónde sale? La música de Vivaldi, en decreciente jalea, había ido a parar a la mermelada de eso que llaman rock lento. La luz había bajado. Como detrás de un tul, Espósito vio girar unas parejas. Lalo y Flor de Loto. Lentos peces en un acuario, lentos bailarines de un planeta ingrávido. Toda la casa era un poco de otro mundo. La mujer del arquitecto parecía inquieta. –Después minga. Después vas a tener que comer las de loneta. Yo probé una. Era como morder una alpargata rellena con un cuento de Lovecraft. Ay, perdón, por ahí te gusta Lovecraft. –No, no, ahora no se trata de eso -dijo, y nos acomodamos cordiales ydrugos, y se oyó el viejo crac crac crac de los huevos y el crac crunch crunch de las tostadas oscuras, y frente a nosotros habíabolches tazas dechai con mucha leche-. No, estuve telefoneando a varias personas..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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