15 de enero de 2025
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–Ignacio. Bastián. –Estábamos preocupados -dijo Georgie-. Estuvimos esperando ypiteando el viejomoloco acuchillado, y pensamos que tal vez estabas ofendido por algunavesche, de modo que vinimos a tu casa.¿No es cierto, Pete, eh? –Me gustaría darte un cigarrillo, hermano, pero parece que no tengo. -Y elveco me dijo: Y dejándolo en su etérea hamaca que flotaba en el humo de la cannabis salí a la calle. –Bueno. No empecemos. –¿Está solo? -preguntó Reina. terna cala enferma, quedaba abandonada en su camastro y debía levantarse para procurar su propia comida. Ni hablar de las defecaciones y orinas regadas por todas partes. El tercero y el quinto de los reportajes aparecieron en la primera página del diario y fueron luego reunidos en un libro, El abandono, que se convirtió en un clásico y fue usado en lasescuelas de periodismo, junto con Operación Masacre y el Manual de español urgente de la agencia EFE.) –Parece que si, parece que no. El polvo no dejó ver Sigamos. Parada frente a La Perla del Once, sintió que la gente clavaba la mirada en ella y la reconocía por la foto publicada en la tapa de El Diario. Tuvo ganas de releer su crónica del monasterio bebiendo un capuchino en una de las ilustres mesas de La Perla, donde ochenta años atrás Borges había aprendido las lecciones de idealismo de Macedonio Fernández, para quien no había materia duradera detrás de las apariencias del mundo ni un yo que percibiera las apariencias. Allí mismo solían citarse los Montoneros a comienzos de los años setenta, desafiando a los escuadrones de la muerte, para escribir sus gacetillas de prensa clandestina, y algunos músicos de rock habían imaginado junto a la ventana las primeras letras de escarnio contra la dictadura. Nada de todo eso queda en pie, se dijo Reina al descubrir una mesa de formica libre pero aún sucia de medialunas y diarios cortados en tiritas. Los que gastaban la mañana eran desocupados ojerosos, que volvían de formar filas inútiles antes del amanecer en las escasas oficinas con vacantes, o padres de familia en busca de alguien que les ofreciera una changa para pagar el almuerzo, cualquier cosa, desde gestiones en la aduana a buscar botones raros en las mercedas. Lo que más abundaba, sin embargo, eran los mendigos. Se colaban bajo las sillas como los gatos, a la caza de algún mendrugo suelto, esquivando la cólera de los mozos. También aquella Perla del Once se había convertido en la capital de la desdicha -capitale de la douleur, diría Paul Eluard-, enun país que se cata a pedazos. Las mesas en las que Xul Solar había inventado un castellano práctico, pero impronunciable e ilegible, sólo registraban ahora historias de menesterosos. Ni siquiera eran las mismas mesas: la noble madera había sido reemplazada por viles caballetes de plástico y aluminio, que se ladeaban fatalmente por más soportes que se pusieran bajo las patas. El capuchino que le llevaron a Reina estaba frío y las moscas se posaban sobre las páginas del diario con terquedad de lectoras. Prefirió marcharse cuando iba por el tercer párrafo de su articulo y había echado apenas una ojeada a los balbuceos de Insiarte, relegados a la página siete. –Yo sí sigo siendo. No creo ni en el polvo de esta casa que respiro. Mirá esos libreros lo limpios que están. –No sé si te entiendo. –Ya que vas p'abajo, hacéme en la cocina un juguito de naranja con banano picado -le mandaba al que tuviera a la mano. –Acaso usted sufra efectos secundarios desagradables -le advierte-: anemia, un poco de ansiedad, algo de fiebre. –¿Y dónde, para irlo a buscar? –Sorprendido, ¿eh? -y el viejo Lerdo largó la vieja risotada que yo recordaba tanjoroschó.- Ju ju juju. –Yo puedo arreglar eso. Puedo decirle a –No. Yo quiero experimentar por mí mismo lo que es viajar en Metro en Medellín. –Yo sí sigo siendo. No creo ni en el polvo de esta casa que respiro. Mirá esos libreros lo limpios que están..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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