15 de enero de 2025
Comentario destacado
Essays on writing by writers
Impulsado por su vacío esencial Alexis agarra en el televisor cualquier cosa: telenovelas, partidos de fútbol, conjuntos de rock, una puta declarando, el presidente. El otro día se estaba rasgando este maldito las vestiduras porque dizque unos sicarios habían matado a un senador de la República. ¡Ay, de la República! Como si aquí hubiera senadores de los departamentos, tonta. Esto no es los Estados Unidos. Además los senadores en Colombia tampoco son unas peritas en dulce. Que les va a cargar a los que lo mataron "todo el peso de la ley", dice la original. Como si supiera quién. ¿Y hoy qué? Hoy dandoparte a la nación porque veinticinco mil soldados habían dado de baja al presunto capojefe del narcotráfico, contratador de sicarios. Que no prevalecería el delito, como si el delito con sus hermanos contratos no le pisara la cola. –Una idiotez, mamá. Una pelea en el trabajo. –Usted no pensará… -dijo la señorita Etelvina. Lo de la belleza de Darío fue más grave porque la cuchillada que la belleza le mandó casi le llega al corazón: se la detuvo el esternón o una costilla. ¿Que cómo me enteré? Van a ver. íbamos por la Carrera Séptima de Bogotá, en un regreso mío posterior al que acabo de contar, cuando al llegar a la Terraza Pasteur, conseguidero de soldados y malvivientes, parada obligada diaria en nuestro diario viacrucis, nos tropezamos con su belleza. Y que le dice Darío. El rezumaba humedad y malicia. Acababa de salir de la ducha y olía al mismo perfume suave y recóndito que lo seguía por todas partes. Llevaba en la mano la carpeta de papeles que había traído de Buenos Aires. –Bien, bien -dijeron los dos, y volvieron la página. Era como el retrato de una de esas aves grandes ybolches llamadas pavos reales, con todas las plumas desplegadas, mostrando vanidosa todos los colorines-.¿Sí? -dijo uno de estosvecos. –Sí, sí, sí, llámelos, protéjame de estos viejos locos. -Observé que elveco empleado no tenía muchas ganas de meterse en ladratsada ni de salvarme de la rabia y la locura de esosvecosstarrios; de modo que enderezó para la oficina, o para el lugar donde estaba el teléfono. Ahora los viejos jadeaban mucho, y me pareció que si les daba un empujón se irían al suelo, pero me dejé sujetar, muy paciente, por todas esasrucasstarrias, cerrando losglasos y sintiendo los débilestolchocos en ellitso, yslusando también las viejasgolosas jadeantes y agitadas quecrichaban: -Puerco joven, asesino, matón, bandido, liquídenlo. -En eso recibí untolchoco realmente doloroso en la nariz, así que me dije al diablo al diablo, abrí losglasos y empecé a pelear para librarme, lo que no fue difícil, hermanos, y me fui corriendo ycrichando a la especie de vestíbulo que estaba fuera de la sala de lectura. Pero losstarrios vengadores vinieron detrás, jadeando como moribundos, alzando las garras animales que trataban de clavarse en Vuestro Amigo y Humilde Narrador. Allí tropecé y caí al suelo, y me patearon otra vez, y entoncesslusé lasgolosas de unosvecos jóvenes quecrichaban: -Está bien, está bien, basta ya -y comprendí que había llegado la policía. –Que por lo menos sirva para eso ese pasquín. –Oh -dijo, todo agitado-. ¿De veras? Ah, comprendo. -Y siguió mirándonos, y se encontraba en medio de un grupo muy sonriente y cortés. Tampoco le compré la moto. ¿Me pueden ver a mí, con esta dignidad, con estos años, abrazado a él de "parrillero" en una moto envenenada, todos vendados? No, que ni lo soñara. "Así que me va apagando ese radio, señor taxista, que hoy no ando pa discusiones". Y santo remedio, lo apagaban. Algo oían en mi tono de perentorio, la voz de Thánatos, que les quitaba toda gana de disentir: o lo apagaban o lo apagaban. ¡Qué delicia viajar entre el ruido en el silencio! El suave ruido de afuera entraba por una ventanilla del taxi y salía por la otra purificado de agresiones personales, como filtrado por el silencio de adentro. –¿Qué pasa, hermano? Seguro que puedo caminar adonde tenga que ir. -Pero el veco replicó: No muevas nada, Enzo, ordenás. Que todo quede tal como lo hiciste. Armaste una primera página impecable. Nada del otro mundo va a pasar esta noche. El vice, si renuncia, va a esperar que el presidente recapacite y lo llame a su lado. El que está en líos, Enzo, soy yo. Vas a tener que relevarme por un par de días. ¿Ahora, Camargo? ¿Cómo vas a hacer eso? Te banco lo que quieras, pero yo no soy vos y los lectores lo van a notar. No me queda otra, le contestás. Ángela está peor. Aunque Brenda no quiere admitirlo, sé que mi hija puede morir de un momento a otro. Tendría que haber volado ya a Chicago, pero no tengo coraje. Tampoco tengo fuerzas para ver a nadie. Voy a estar a tu alcance, en el teléfono, y vendré al diario si hay alguna emergencia. La de mañana es una crisis cantada, Enzo. Hasta podría dictarte el título: El vicepresidente entregó / su renuncia indeclinable. No hay mucho que imaginar.Sólo tenés que enviar a un cronista a Olivos para que narre cada balido del presidente, mientras algún otro sigue al vice desertor a donde quiera vaya. Le ponés un moño al paquete con un par de análisis de la crisis, y ya está. Va a ser un día traslúcido, puro oxígeno. Si la historia sucede como la estás contando, Camargo, a lo mejor sí, todo es simple. Podría sin embargo desviarse hacia un atajo, enloquecer. Fijate en el extraño curso que hoy tomaron los hechos: amanecimos con la calda de Milosevic y al empezar la noche nuestro anodino presidente rompió los cristales de su gabinete. Un momento después yo conocía la historia. Madura profesora enamorada de alumno canalla. Cómo no se me había ocurrido antes. La señorita Etelvina tiene el tipo exacto para ese género de catástrofes. La imagino guardando violetas aplastadas entre las páginas de Bécquer; casi puedo verla, durante las clases, mirando furtivamente a un previsible desalmado que por lo visto, se parecía a mí. "Total, que se enamoró como una retardada", dice Verónica sin contemplaciones mientras la señorita Etelvina, a mis espaldas, simula reírse de sí misma con un cloqueo capaz de partir en dos una piedra basáltica. "Y el muy turro", dice Verónica, "jugó una apuesta y se acostó por fin con ella", pero cuando lo dice la pobre señorita Etelvina ya se ha ido y el boceto está terminado. Verónica y yo estarnos solos en la casa vacía. –Bueno. El próximo muerto de Alexis fue un vivo en el cementerio. En el Cementerio de San Pedro donde yacen descansando todas las notabilidades de Antioquia menos yo. El vivo muerto era el joven guardián de una tumba, y la tumba un mausoleodiscoteca con casetera sonando a todas horas para entretener en su vacío eterno, esencial, a una temible familia de sicarios allí enterrada, cuyos miembros fueron cayendo, uno por uno, uno tras otro"sacrificados", según rezaban sus lápidas pero sin decir por qué causa, por la blanca causa de la coca. El domingo 20 de agosto, a las dos y media de la tarde, Antonio Marcos Pimenta Neves, de 63 años, asesinó de dos balazos a Sandra Gomide, de 32 Ambos trabajaban en el mismo diario y habían sido amantes durante tres años. Desde hacía meses, Sandra quería romper la relación, pero el obsesivo Pimenta, enfermo de desesperación y de despecho, no se lo permitía. Imaginaba que ella se había enamorado de otro hombre más joven, y para sorprenderla, abría el correo de su computadora, la perseguía -ciego de celos- en automóviles que iba estrellando por las calles, vigilaba las sombras de su casa por las noches, como james Stewart en La ventana indiscreta. –Ponga en fila a esos hombres con sus martillos, a las mujeres con sus cazuelas, a los presidiarios con sus herramientas, a los enfermos con sus camas, a los niños con sus cuadernos, haga una fila que pueda dar varias veces vuelta al planeta, imagínese usted recorriéndola, inspeccionándola;y llega al final de la fila preguntándose: ¿Se puede saber qué sentido tiene la vida?.

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar