15 de enero de 2025
Comentario destacado
English reflective essay examples
El artículo de Veja ha desaparecido del segundo cajón, pero entre la resma de papeles, ahora disminuida, él encuentra dos mensajes impresos que le llaman la atención. La mujer los ha copiado de Internet, tal vez porque necesita releerlos. El primero procede de un editor de Bogotá. Y está dirigido aella, no hay error posible: «Querida, entonces Río, si es lo que quieres. ¿Reservo el Palace de Copacabana, el Caesar de Ipanema? Te beso, te beso». Y el de ella, media hora más tarde:.Amor, te extraño ya. Elijo el Palace. Sin vos, no entiendo el sentido de mis días. Algo as(como no saber exactamente quién soy, dónde estoy, qué hora es.?Quiero recuperar ese sentido? ¿Puedo o es tarde, soy otra desde que soy con vos? ¡Me haces tan feliz! Lamento que la distancia no re permita ver la cara de idiota que llevo, prueba inequívoca del bienestar que da enamorarse. Nos vemos en el aeropuerto de Galeáo, entonces. Me sofoca el dolor del amor. Te besen». –¡Ah! -exclamaba el desquiciado con resoplido de alivio. La noche queél ha elegido para la filmación también está la pareja estorbándole el paso. El hombre tiene menos de cuarenta años y desentona con el desamparo en que vive. Sus brazos son fuertes, la mirada es rebelde y cobradora, y los ojos, siempre hinchados, observan el mundo con un desencanto tan hondo que tal vez sea anterior al mundo. Tanto a él como a su compañera se les han caído los dientes. A ella sólo le quedan tres incisivos de abajo; a él, un canino absurdo, que le desfigura los labios. La vagabunda lleva ya semanas enferma y el hombre pasa despierto la mayor parte de la noche, cuidándola y acariciándola. Ella es mucho mayor que él pero no tanto como para ser su madre. Tampoco se le parece en nada. Su cuerpo está cubierto de escaras: hay una sobre el omóplato, en especial, que se le abre como una segunda boca. Una noche, el sin techo ha salido corriendo en busca de una ambulancia y, como no le han permitido ir con la mujer al hospital, se queda esperando el amanecer de pie, como si al amanecer los hechos pudieran rehacer la realidad tal como era un día antes. Quién sabe dónde esos dos pobres seres han encontrado fuerzas para volver semanas más tarde y yacer otra vez en su cama de ruinas, la noche en que él lleva un gramo de fenobarbital dividido en cuatro sobrecitos y entra en el departamento de la mujer sin que nadie lo vea, como siempre. –¿Qué, entonces? -Una vez me prometiste que me acompañarías a ver a mi padre. Tengo que ir mañana. No quiero estar solo. –¿Y para qué diablos necesitaba la extremaunción? Si con cincuenta años de matrimonio o infierno no pagó en vida esa pobre victima lo que pudiera deber de purgatorio, entonces yo no sé con qué. Entonces, extrañado por ese comportamiento irracional mío me preguntó si me gustaban las mujeres. Le contesté que sí y que no, que dependía. "¿De qué?" "De sus hermanos". Se rió y me pidió que hablara en serio. Le expliqué, en serio, que por cuanto a la fisiología se refería, las únicas dos con que me había acostado sí, sí me habían gustado, pero que ahí acababa la cosa pues más allá no había nada porque para mí las mujeres era como si no tuvieran alma. Un coco vacío. Y que por eso con ellas era imposible el amor. –Tal vez, pero ya estoy acá. La voz desapareció. Ella había pensado en dejarse caer dentro del agua helada de la tina, después del punto final a su crónica implacable, que repetía los argumentos teológicos de la carta al abad. Quería salir aún húmeda del baño, envuelta en un par de toallas, y tenderse atontada e inútil en la inmensacama con mosquitero. Bastaba sentir la cama a sus espaldas, en el cuarto asfixiante que la oscuridad ni las baldosas del piso conseguían refrescar, para darse cuenta de que nadie había tenido allí jamás imaginaciones o sueños, sólo sopores ciegos como los que ella deseaba ahora para sí. La intromisión de Camargo le deshacía lo que aún quedaba de la noche. ¿Un par de horas, había dicho? Cuando salió del cuarto, ya los caseros de la Azotea de Carranza estaban sobre aviso. Tenían orden de arreglar el dormitorio mayor y poner la mesa para doce comensales. Camargo no vendría solo. El ser debía pesarle tanto que no soportaba su propia compañía ni por un segundo. Iba a llegar con un séquito, entonces: los editores, tal vez las secretarias para ir recogiendo las palabras que él dejaba caer cuando se movía, los celulares, los choferes, los faxes. –Yo hacía más, no se peleen -dijo Beatriz. ¿Qué es lo que está diciendo este vallenato que oigo por todas partes desde que vine, al desayuno, al almuerzo, a la cena, en el taxi, en mi casa, en tu casa, en el bus, en el televisor? Dice que "Me lleva a mí o me lo llevo yo pa que se acabe la vaina". Lo cual, traducido al cristiano, quiere decir que me mata o lo mato porque los dos, con tanto odio, no cabemos sobre este estrecho planeta. ¡Aja, conque eso era! Por eso andaba Colombia tan entusiasmada cantándolo, porque le llegaba al alma. No había reparado en la letra, yo sólo oía la carraca. Por este restico de año, por lo que falta, hasta año nuevo, Colombia seguirá cantando alegre, con amor de fiesta, su canción de odio. Ya después se le olvidará, como se le olvida todo. –«Reservados para la dama protectora y sus familiares»: es todo lo que explica. La voz de Verónica, unos pasos detrás de mí. Y si yo necesitaba algo para saber qué me estaba pasando desde que me quedé solo en aquella casa, esa palabra era suficiente. No sólo la palabra, el tono apagado de la voz, su sedoso imperativo de valva dorada. Lo que yo tenía era miedo. Me doy vuelta y la miro. Hay miradas y miradas. La mía pertenece enteramente a las del primer tipo. Es una mirada sorprendida, juvenil y tan kingdom by the sea, que, si no logro disimularla, voy a tener que tirarme a la calle por alguna ventana. –¡Qué! ¿Se embobaron? -les reproché-. ¡Nada de llorar! ¿No ven que el abuelito ya descansó? ¡De ustedes! –No tengo hombres, ni armas suficientes. Hasta un animal como Bedoya puede ganar una batalla como ésta. Conoce el lugar, tiene tres veces más gente que yo. –Nada. Una especie de puntada en la nuca. El diario, sin embargo, es lo de menos. Lo de más es la culpa que podrías sentir si te quedás. ¿No será mejor que viajés a Chicago? Maestro es ingenioso pero no organizado. Desconoce a la tropa, ignora cuál de los redactores se entera por el celular de lo que pasa en Olivos mientras almuerza en su casa con la familia. No se fía tampoco de los consejos de Sicardi. Vas a tener que darle una mano con las escaramuzas de mañana. Le sugerís que ponga a Remis tras las huellas del vice dimitente. Le dejás por escrito un detallado plan de operaciones: que a las ocho de la mañana lo encuentre en el café de la esquina de su casa, donde acostumbra tomar el desayuno; que siga paso a paso la escritura de la renuncia, el llanto de la esposa, las llamadas infructuosas desde Olivos tratando de disuadirlo, la conferencia de prensa en la que se despide, la soledad del hogar y la congoja de la gente. ¿Remis?, se extraña Maestro. ¿No estamos por echarla? Sí, y eso qué importa?, respondes. Lleva meses trabajando con negligencia y además robándonos. Mañana démosle la oportunidad de devolver lo que nos debe. Ocupate de que cumpla. Que Sicardi confirme de tanto en tanto si está en su puesto. Y no la dejés irse hasta que no hayas enviado al taller el último punto y aparte de la historia. Vos la quedas, Camargo, se atreve a decir Maestro. Hasta hace poco la seguías queriendo. Por eso mismo, contestás. Nunca permito que los sentimientos se mezclen con el trabajo. Todavía es útil. Sabe narrar con la destreza de Victoria Ocampo y es tan insidiosa como Patricia Highsmith. También es dañina. Cuando despertó eran más de las siete. La oscuridad de julio se abatía sobre la ciudad húmeda y las escuálidas luces de la calle Humberto Primo catan muertas al enfrentarse con la neblina..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar