15 de enero de 2025
Comentario destacado
Dictionary thesis
Traía una toalla anudada en el cuello y un mate en la mano. Habló sin detenerse ni mirarme. Creo que en aquel momento comprendí por qué ese hombre me gustaba. Vagamente el jujeño me recordó a mi padre. El parecido residía en su sonrisa. Una sonrisa, o mejor una especie de sonrisa, apenas dibujada. Una sombra o un eco de sonrisa que no tiene nada que ver con la alegría y hasta puede nacer en algún rincón de lo vivido donde siempre estuvieron excluidos sentimientos como la alegría, la felicidad, la dicha. En muy pocos hombres la he visto y siempre me ha dado no sé qué idea de madurez,de adultez serena y en algún sentido protectora. Un gesto que no tiene acaso equivalente en una mujer. Ninguna mujer sonríe así. Con piedad, puede ser; hasta con caridad y con secreta ironía, en el mejor de los casos. Pero en ellas se adivina casi sin remedio el lugar común de las hormonas, elfamoso sentido maternal. Órgano enigmático que debe de estar situado por la zona del ombligo, como si tuvieran allí una oreja o un ojo, algo raro, que se manifiesta en cada momento de su relación con el varón, y sobre todo en la cama, de tal modo que mientras más lo aman con más fuerza tratan de volverlo al origen, como si intentaran parirlo al revés. La sonrisa que digo, en cambio, no nace en el cuerpo, ni siquiera en los sentimientos. Es menos generosa, más dura. Nos deja lejos, solos ante nuestra propia libertad, pero hay en ella una sabiduría esencial y condescendiente, un poco socarrona, ya de vuelta de todas las cosas, que tal vez por eso nos autoriza y nos confirma. Como si en cierta manera todo estuviese hecho o prefigurado desde mucho antes en el destino de otro hombre, y por lo tanto fuera más fácil conseguirlo, o intentarlo. –Puta si me pasó -dijo Santiago-. En el fondo, era una hermosura. El chofer que le había asignado Camargo supuso que podría orientarse sin ayuda en aquellas soledades de polvo. La arrogancia lo perdió. Dos veces se internó en caminos bloqueados y en uno de los regresos estuvo a punto de caer en un pantano. Reina llegó al monasterio con diez minutos de atraso. Desde la lejanía,oyó que los monjes habían empezado a cantar el Magnificar. La capilla era simple, sin ornamentos, pero se alzaba en lo alto de una loma casi invisible: esa elevación en la nada de llanura parecía una respiración de Dios. Fue lo que le dijo el monje que acudió a recibirla: «Desde acá se oye el aliento de Dios», a lo que ella respondió con la única frase que sabía en latín: «Deuspro nobis». Entró a los rezos de Vísperas con la cabeza baja. Ocupó uno de los reclinatorios de la izquierda, porque el presidente estaba solo en el de la derecha, y respondió a su ligera inclinacióncon otra que fingía pudor, recelo, virtud, todo a un tiempo. Después, cada vez que se ponía de pie ose arrodillaba, siguiendo las cadencias de la liturgia, aprovechaba para observarlo. Estaba vestido con uno de esos trajes de seda lustrosos que resumían su idea de lo que debía ser la elegancia, y una camisa de color mostaza, sin corbata. El fastidio de la oración le acentuaba las ojeras. Iban por el segundo salmo y aún faltaban la epístola y el Salve Regina. El presidente debía de estar rogando en silencio que el tormento eclesiástico se acabara de una vez para volver a la soledad de su celda y entretenerse con los game boys electrónicos que siempre llevaba en el equipaje. 1 –Ah… No se ve como bien. –Ponga en fila a esos hombres con sus martillos, a las mujeres con sus cazuelas, a los presidiarios con sus herramientas, a los enfermos con sus camas, a los niños con sus cuadernos, haga una fila que pueda dar varias veces vuelta al planeta, imagínese usted recorriéndola, inspeccionándola;y llega al final de la fila preguntándose: ¿Se puede saber qué sentido tiene la vida? –¿Por qué esos párrafos, justamente? Son lo mejor del artículo. Si quiere, los corrijo y digo que la idea era de Laughton. –Excelente -crichó este doctor Brodsky-. Está yendo muy bien. Una más y hemos terminado. –Darío. Obsesionado con ese pájaro escurridizo e inarmónico que no se dejaba ver y que le hablaba en algo así como uraloaltaico, vivió Darío los Últimos días medio tranquilos que tuvimos: luego la sulfaguanidina dejó de funcionar, la diarrea se le declaró de nuevo, y se acabó la tregua que nos concedió la Muerte. Enel manicomioinfierno presidido por la Loca explotó el pandemónium. –La evidencia de los viejosglasos -sonrió Billyboy-. No nos guardamos nada en la manga. Aquí no hay trucos,drugo. Empleo para dos que ya están en edad de trabajar. La policía. –Pastafrola. Dos. Y vas a tener que pagármelas porque no tengo con qué. Ya estaba un poco desesperada. Tuve que pedir la otra para ganar tiempo. –Lloverán bigornias -dijo-. Van a llover bigornias de punta. –No podes molestar a Camargo por una boludez así -dijo Durán-. Si te puso al mando de esta nota fue para que vos tomes las decisiones. Verónica y vos juntas en un ángulo del bar. Vos hablabas por teléfono. La Cavarozzi en el baño, llorando quizá por el barómetro fluorescente. Santiago, frente a mí pero como si estuviera muy lejos, fumaba y bebía. Hay que aprovechar esta especie de soledad para hacer algo con Cantilo. –¿Quién es usted, amigo? ¿Dónde consiguió esa llave? Afuera, antes de que le aplaste la cara. Salga y golpee. Explique qué lo trae, pronto. –Oh, pero tenemos mucho apetito. Oh, cómo podríamos comer. -Y la otra agregó: -Sí, ella lo dice, y así es. -De modo que contesté: .

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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