15 de enero de 2025
Comentario destacado
Creative writing short story
–Lo mismo que en Nueva York, ni más ni menos, hacé de cuenta el tramo elevado de Queens. ¿Si te acordás de las fiestas que armábamos con Salvador en Queens, en su burdel de muchachos? Vamos, ya es hora, dice Camargo. Desde que ha llamado a Reina por teléfono, sólo puede pensar en la imagen de ella abriéndole la puerta y diciéndole: Volvamos a estar juncos. Hagamos de cuenta que nada ha sucedido. Dividir su inteligencia entre la mujer y el diario lo debilita. Ha caído una o dos veces en distracciones imperdonables. Jamás en el trabajo. Allísólo está irritado y menos tolerante, pero su talento sigue intacto. Ha reescrito con pasión una crónica sobre el choque de dos avionetas en el cielo de Chacabuco, la ciudad de llanura que atravesó la noche en que iba al encuentro de Reina, en la Azotea de Carranza. Ha logrado que uno de sus periodistas entreviste a Vladimiro Montesinos, el monje negro del Perú, en el avión donde regresaba a Lima desde su exilio panameño. Cuando examina las ediciones de El Diario por la mañana, confirma cada día que ha derrotado a El Heraldo. No, no es allí donde su ingenio trastabilla. Es en el orden de las pequeñeces cotidianas: a veces se olvida de quién es la persona con la que debe almorzar cuando ya está camino del restaurante. Ha vuelto a inutilizar otro de los automóviles del diario: esta vez, por inadvertencia, lo ha dejado caer en un pozo de reparaciones eléctricas. El tren delantero se ha hecho pedazos. Lo desespera el deseo de regresar cuanto antes al departamento de la calle Reconquista. A cada rato examina el celular donde recibe las llamadas personales para verificar si hay algún mensaje de la mujer. Nada. Lo único que le ha deparado el lunes es la voz de Diana, para preguntarle cuándo volverá a verlo. En Navidad, le ha respondido. Antes de Navidad, hijita, te lo prometo. Este apartamento mío está rodeado de terrazas y balcones. Terrazas y balcones por los cuatro costados pero adentro nada, salvo una cama, unas sillas y la mesa desde la que les escribo. "¡Cómo! -dijo Alexis cuando lo vio-. ¿Aquí no hay música?" Sigamos adelante. El resto del mundo recibió sus ejemplares a través de Gran Bretaña, y por eso la mayoría de las versiones (ciertamente las traducciones francesa, italiana, rusa, hebrea, rumana y alemana) tienen los veintiún capítulos originales. Ahora bien, cuando Stanley Kubrick rodó su película, aunque lo hizo en Inglaterra, siguió la versión norteamericana, y al público fuera de los Estados Unidos le pareció que la historia acababa algo prematuramente. No es que los espectadores exigieran la devolución de su dinero, pero se preguntaban por qué Kubrick había suprimido el desenlace. Muchos me escribieron a propósitode eso; la verdad es que me he pasado buena parte de mi vida haciendo declaraciones xerográficas, de intención y de frustración de intención, mientras que Kubrick y mi editor de Nueva York gozaban tranquilamente de la recompensa por su mala conducta. La vida, por supuesto, es terrible. –Dijo algo, o me pareció -le pregunto a Verónica. Hombre, fíjese usted, que me viniera a dar el destino acabando lo que me negó en la juventud, ¿no era un disparate? Alexis debió llegarme cuando yo tenía veinte años, no ahora: en mi ayer remoto. Pero estaba programado que nos encontráramos ahí, en ese apartamento, entre relojes quietos, esa noche, tantísimos años después. Después de lo debido, quiero decir. Sí señor, Medellín son dos en uno: desde arriba nos ven y desde abajo los vemos, sobre todo en las noches claras cuando brillan más las luces y nos convertimos en focos. Yo propongo que se siga llamando Medellín a la ciudad de abajo, y que se deje su alias para la de arriba: Medallo. Dos nombres puesto que somos dos, o uno pero con el alma partida. ¿Y qué hace Medellín por Medallo? Nada, canchas de fútbol en terraplenes elevados, excavados en la montaña, con muy bonita vista (nosotros), panorámica, para que jueguen fútbol todo el día y se acuesten cansados y ya no piensen en matarni en la cópula. A ver si zumba así un poquito menos sobre el valle del avispero. –¡Mayiya cornuda! –Mi marido te dejó saludos -dijo Verónica-. Qué hacían vos y mi marido, uno a cada lado del nogal. –¿En Washington? Primera noticia -atinó a decir ella-. Ya que lo averiguás todo, andá a Chicago. También desde ahí me podés seguir los pasos. Caminó hacia el fondo sintiendo la hostilidad a medida que avanzaba: a cada paso, el aire se retiraba y sólo quedaba la hostilidad. Quería saber qué estaba pasando y no tenía demasiado tiempo para averiguarlo. Dos horas, le había dicho Camargo. Quedaba menos de hora y media. –No estaba escuchando -dijo Santiago-. Perdón. "Vamos por partes", le contesté. Uno: "¿Era el guardaespaldas suicidado una bellecita?" Que él no sabía, que él no se fijaba en esas cosas. "Pues te tienes que fijar, Difunto, ¿o para qué te dio Dios esos ojos si no es para ver y el corazón para latir al sentir la belleza? Que la pinta no era gran cosa. "Entonces no se perdió gran cosa". En cuanto a lo segundo, que no se preocupara, que las balas rezadas no bien tocaban mi sagrada túnica, mi ropa santa se desintegraban. Entonces surgieron los de la moto de entre una nube de polvo y la multitud disparando. No importa que tu abuelo fuera analfabeto y chanchero en España, o que uno de los míos, el fraile dueño de esta mesita, haya sido un arquetipo de Lombroso, vos conseguite un apellido y en vez de farmacia decí botica y te entierran envuelto en la bandera. Te aclaro que no me río del pasado, me río del presente. Aquellos bestias no querían descender de nadie, queríanser,descender es lo mismo que bajar. Yo no tengo gran simpatía por Bartolomé Mitre, aunque tuvo un lindotapage noctuinecon mi tía abuela, pero ¡qué diferencia con ahora! Vos te imaginas a un general de éstos traduciendoLa Divina Comedia,qué digo traduciendo, te los imaginas leyéndola, qué digo leyéndola. ¿Te imaginas algo cuando pensás en un general? Encienden un pucho en el puesto número uno de Campo de Mayo, ven el resplandor y gritan: Guerra, arriba el escuadrón, atentado peronista. Perón, en el fondo, nos había hecho un favor. Nos hizo sentir históricos. La Segunda Tiranía, caramba. No habremos tenido doce Césares pero tuvimos dos tiranos. Hitler casi borró a Europa del mapa pero era uno solo. Ya no seremos el granero del mundo pero nos dimos el gusto de bombardear nuestra propia Plaza de Mayo. Para Lalo, éramos al mundo como los rosarinos a los porteños, éramos los rosarinos del mundo. Después dijo que lo perdonáramos pero que no asistiría al cierre del interesante acto académico en la Universidad. Medía un metro ochenta y cinco y era un hermoso ejemplar de animal macho. Cualidad, para Lalo, que no existía al estado puro, sin el aporte de lo femenino. E hizo el gesto insólito y amaneradísimo de cazar una mariposa en la frente de Inés tomándole las alas con la punta de los dedos. No iría a la Universidad, repitió, porque estaba hasta los bolorcios de esta manía que nos había dado ahora de querer ser argentinos y tenerWeltanschauunge indagar el ser nacional. Pero decime un poco, le preguntó a Verónica, en qué se parece tu salvaje aborigen de Jujuy, pongo por caso, al agrónomo de tu santo marido. Y yo creí sorprender una mirada equívoca de Verónica o acaso sólo recordé una mirada similar de la noche anterior y el gesto duro e impenetrable de Santiago. O el joven literato de ningún apellido, dijo señalándome, al tío Patricio o al repelente Bastían o al resto de la colección de la que te dije..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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