15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Estoy por preguntarle quiénes somos nosotros, pero me he quedado pensando en algo. Ella se apartó del paso y él, al avanzar, le tomó la mano. Ella no se la quitó. –Adiós, joven -dijo el arquitecto. Verónica apareció junto a Esteban. Con los años he descubierto que el varón le llama a esto conquistar a una mujer. No sé qué imaginaba entonces al respecto pero me recuerdo subiendo al dormitorio de Verónica con la botella en una mano, un vaso tintineante ensartado en el pico de la botella y, en la otra mano, el vaso que, en esos tiempos, yo era capaz de beber subiendo una escalera. O encuentro el modo de sentir que estoy manejando esta situación, o encuentro el modo de escaparme decorosamente de esta casa. Supongo que lo pensé. Sólo la más innoble de las petulancias masculinas, esa presuntuosa estupidez de poder que el machoha conferido a sus quince o veinte centímetros ilustres, puede haberme puesto en esta situación. Verónica es hermosa, me atrae como la piedra imán al barco de Simbad, ya he conseguido, por alguna razón que ignoro, puesto que estas cosas siempre ocurren fuera de mí, convencerla de que ella tiene ganas de acostarse conmigo. Muy bien, qué necesidad de ir más lejos. Ya está. Lo sustancial y metafísico del acto se ha cumplido. Por qué debo someterme a la violencia de sacarme zapatos, medias, enjuagarme lugares quizá destinados a dar un nuevo ejemplar a la raza humana, si lo que más megusta de esta mujer es su voz, la armonía de las líneas de su cuerpo, el modo que tiene de mover los brazos. El anacoreta que hay en mí me susurra al oído que mi destino es comer langostas y miel silvestre, y hasta me dice que la miel es un placer excesivo, una concesión a la sensualidad y al desorden. Cierto lúbrico enano con testuz de chivo, que también me habita en circunstancias como ésta, me trata de impotente cretino, me ordena que agarre de una vez una buena porción de esa mujer que se ha detenido ante la puerta del dormitorio y haga algo inolvidable o escandaloso con ella, merecuerda que deben ser más de las cuatro y que la rapidez nunca fue nuestro fuerte. Ya es un poco tarde casi para cualquier cosa, acota uno de mis habitantes objetivos, el peor. Me he pasado la vida enfrentado conmigo mismo como ante varios antagonistas simultáneos, emperrados, astutísimos contrincantes que me acorralan, como ahora, en los momentos más inesperados. –Que cuando terminábamos el pan ya no teníamos ganas de comer budín. El resto de los diálogos y el resto de la historia también se parecen a los otros, porque Laureano arguyó que la derrota era inevitable y que, estando la mujer ahí podía ser un obstáculo para su propia salvación, la de Laureano, o no se daba cuenta de que si lo derrotaban iba a tener que huir hacia el oeste yque esa gente se iba a divertir en cortarle la cabeza delante de ella. –Ah -dijo esteveco-. Mira esto -arañazos a la nariz- y esto -retorcimiento de oreja-, y esto otro -feo pisotón en lanoga derecha- pues no me gusta la gente como tú. Y si quieres responder de algún modo, empieza, por favor empieza. -Entonces comprendí que tenía que andar verdaderamentescorro y sacar labritba filosa antes que se me apareciese aquella náusea espantosa, convirtiendo la alegría de la batalla en el sentimiento de que era mejor contenerse. Pero, oh hermanos, cuando miruca buscó labritba en elcarmano interior, miglaso mentalvideó a estecheloveco insultante, y ahora me pedía compasión, y elcrobo rojo rojo le corría por larota, y apenas había aparecido esta imagen cuando llegaron las náuseas, la garganta seca y los dolores, y comprendí que tenía que cambiar muyscorro lo que sentía por este podridoveco, de modo que busqué cigarrillos o dinero en loscarmanos, y entonces, oh hermanos míos, como no tenía ninguna de las dosvesches, le dije, medio tembleque y balbuceante: El doctor Branom se marchó. Me quedé tendido en la cama pensando que estaba en un verdadero paraíso, y me dediqué a leer algunas de las revistas que me habían dejado:Deportes Mundiales, Sinyma(ésta dedicada a películas) yMetas.Luego, volví a recostarme y cerré losglasos y pensé qué agradable era volver a ser libre, Alex, quizá con un trabajito lindo y fácil durante el día, porque ahora era demasiado viejo para la viejascolivola, y después tal vez juntara una nueva banda para lanaito, y el primerraboto sería echarle la mano al Lerdo y a Pete, si ya no los habían apresado losmilitsos. Esta vez tendría mucho cuidado de que no melovetaran. Me daban otra oportunidad, a pesar de que había matado, y no era justo que me dejaralovetar de nuevo, después que se tomaban tanto trabajo para mostrarme las películas que harían de mí un muchacho realmente bueno. En realidad, yo estabasmecando realmentejoroschó de la inocencia de los tipos, y seguíasmecando cuando me trajeron el almuerzo en una bandeja. El veco era el mismo que me había llevado almalenco dormitorio cuando llegué por primera vez almesto, y me dijo: –Leer los qué, ¿los diarios? -dice Lalo-. No, gorda. Cada fin de año miro el número especial deLa Gacetade Tucumány me entero, con orden, de todo lo que pasó en el país. Cada veinte, compro un libro de historia. Fijate cómo será que en el 46 no me tocaba y vine a enterarme de la caída de Berlín el año pasado. Cuando salí a la calle a festejarlo, íbamos por el milagro alemán. No se puede estar al día. El señor Ripul pensó. –Nadie me quiere aclarar lo que sacaré de todo esto. Torturado en la cárcel, echado de mi casa por mis propios padres y ese inquilino roñoso y prepotente, golpeado por los viejos y casi muerto por losmilitsos… ¿qué será de mí? Tomaba Artensol para bajarse la presión, pero como el Artensol le bajaba también el potasio, entonces se subía el potasio con jugo de naranja y bananos. –Basta de esa charla sobre losmilitsos -dijo P. R. Deltoid con voz cansada, pero siempre meciéndose. -El mero hecho de que la policía no te haya atrapado últimamente no significa, como tú lo sabes muy bien, que no hayas estado cometiendo algunas fechorías. Hubo una peleíta anoche, ¿no es cierto? Un encuentro connochos, y cadenas de bicicleta, y cosas por el estilo. Uno de los amigos de cierto joven gordo fue recogido por la ambulancia cerca de la central eléctrica y hospitalizado, y tenía heridas bastante desagradables, sí. Se mencionó tu nombre. La noticia me llegó por las vías usuales. También aparecen mencionados algunos de tus amigos. Según dicen, anoche se cometieron delitos bastante variados. Oh, nadie puede probar nada acerca de nadie,como de costumbre. Pero te lo advierto, pequeño Alex, porque como siempre soy tu buen amigo, el único miembro de esta maltrecha y enfermiza comunidad que desea salvarte de ti mismo. –Remis. Qué haces acá. Llegás tarde. Ya ha pasado todo lo que tenía que pasar. Él prefería el hospital y yo también. ¡Que se tire desde el décimo piso! terna cala enferma, quedaba abandonada en su camastro y debía levantarse para procurar su propia comida. Ni hablar de las defecaciones y orinas regadas por todas partes. El tercero y el quinto de los reportajes aparecieron en la primera página del diario y fueron luego reunidos en un libro, El abandono, que se convirtió en un clásico y fue usado en lasescuelas de periodismo, junto con Operación Masacre y el Manual de español urgente de la agencia EFE.).

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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