15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Agarrada de nuevo la jarra yo también cedí: ¡para qué prohibirle que fuera a la Amazonia! Si no lo mataban sobrio los bichitos de la selva, lo mataban borracho las fieras de Bogotá. Que fumara, que tomara, que fornicara, que viviera que para eso estaba. ¡O qué! ¿Va a dejar uno de vivir por cuidar un sida? La vida es un sida.Si no miren a los viejos: débiles, enclenques, inmunosuprimidos, con manchas por todo el cuerpo y pelos en las orejas que les crecen y les crecen mientras se les encoge el pipí. Si eso no es sida entonces yo no sé qué es. El domingo 20 de agosto, a las dos y media de la tarde, Antonio Marcos Pimenta Neves, de 63 años, asesinó de dos balazos a Sandra Gomide, de 32 Ambos trabajaban en el mismo diario y habían sido amantes durante tres años. Desde hacía meses, Sandra quería romper la relación, pero el obsesivo Pimenta, enfermo de desesperación y de despecho, no se lo permitía. Imaginaba que ella se había enamorado de otro hombre más joven, y para sorprenderla, abría el correo de su computadora, la perseguía -ciego de celos- en automóviles que iba estrellando por las calles, vigilaba las sombras de su casa por las noches, como james Stewart en La ventana indiscreta. Las lanzas de la verja de fierro, iluminadas por el fuego, parecían moverse. Como una larga línea tendida para una batalla. No era difícil imaginar al abuelo galopando de un extremo a otro ("lo aprendió de los indios", dirá Verónica) arengando a aquellos gauchos inmóviles que no entendían ni necesitaban entender sus gritos. El caso es que una mañana de1821 el abuelo pasó por encima del ejército de Lamadrid y una semana más tarde lo corrió a Bustos hasta el límite de Córdoba, y en alguna pausa de aquella carnicería se entrevistó a solas con Estanislao López, que todavía era su amigo, y allí recibió la primera sorpresa. Algo pasó y nose entendieron. La segunda sorpresa la recibió en Ojo de Agua. Laureano volvía sobre Córdoba para unirse, o eso creía, con los montoneros de Ramírez y en ese momento se le apareció la mujer, Aasta. Bajó muerta de risa de una especie de calesa, vestida y enjoyada como para una función de la Ópera de Estocolmo y le dijo algo así como que quería ver con sus propios ojos en qué correrías andaba Laureano. "¿Y el chico dónde quedó?", preguntaron Esteban y Laureano. "Con mi familia, en Salta", contestaron Verónica y Aasta. Pero Esteban no debía imaginar que esa llegada era algo tan romántico o fuera de lo común, en la Argentina de aquellos tiempos bárbaros. La Delfina, sin ir más lejos, se ponía un uniforme de dragón y lo acompañaba a Ramírez en las batallas. Cómo que quién era la Delfina. "Era la portuguesa, la mujer de Pancho Ramírez", explicó Verónica, "vos sosignorante en serio; en aquel tiempo todo el mundo peleaba acompañado por una mujer. Mira Damasita Boedo, o Juana Azurduy." Flor del Alto Perú, dijo Esteban, en este mismo momento estoy oyendo la zamba. Y miró hacia la casa. Vos acababas de llegar a la puerta de entrada, el señor alto había desaparecido de la ventana. Vio, en cambio, la silueta de Bastían… Por Alexis volví pues a Sabaneta, acompañándolo, la mañana que siguió a la noche en que nos conocimos. Puesto que las peregrinaciones son los martes, nos tuvimos que conocer un lunes: en el apartamento de mi lejano amigo José Antonio Vásquez, sobreviviente de ese Medellín antediluviano que se llevó el ensanche, y cuyo nombre debería omitir aquí pero no lo omito por la elemental razón de que no se pueden contar historias sin nombres. ¿Y sin apellido? Sin apellido no te vayan a confundir con otro y por otras cuentas después te maten. –¿Vas a venir a Michigan?, -le preguntó. No tuvo corazón para decirle que no. –¿Cuántos inodoros taponaron hoy, hijos de la gran puta? -les respondo con mi más amplía sonrisa, en español, y ellos creen que les estoy diciendo que están muy bonitos. –Un buen caldillo con pimienta -dijo Santiago-. Y medio litro de vino de Mendoza, que da sueño. Te despenas con otro caldillo, que da sed. Y otro medio litro. Y así,sine termino.Una especie de carrera de Aquiles y la tortuga a la criolla. Le compré una casetera y él se compró unos casetes. Una hora de estrépito aguanté. "¿Y tú llamas a esta mierda música?" Desconecté la casetera, la tomé, fui a un balcón y la tiré por el balcón: al pavimento fue a dar cinco pisos abajo a estrellarse, a callarse. A Alexis le pareció tan inmensoel crimen que se rió y dijo que yo estaba loco. Que no se podía vivir sin música, y yo que sí, y que además eso no era música. Para él era música "romántica", y yo pensé: a este paso, si eso es romántico, nos va a resultar romántico Schónberg. Envolviendo con su manto las altas paredes de la biblioteca, la Muerte se reía desde el techo. –¿Nunca se te ha antojado casarte, m'hijo? -me preguntaba. –¡Cuidado! -dijo Santiago. –Te das cuenta o no -dijiste. –Mañana? Siempre me ha parecido ridícula esa palabra. Mañana es nunca. Y en mi interior acongojado me consolaba de la muerte del perrito diciéndome que ya no habría de sufrir más, que se había librado del peso de la existencia. Hace diez días alquiló el departamento donde está ahora porque las ventanas del único ambiente se enfrentaban con las del dormitorio de la mujer como un espejo. Ella aparece siempre a la misma hora, lo que facilita la rutina del observador. Nadie podría decir que es una belleza. Tiene labios finos y tal vez demasiado estrechos, la nariz erguida hacia una punta redonda y gruesa, la barbilla enhiesta y desafiante. Cuando se ríe alza tanto el labio superior que la franja de las encías queda a la vista. Los tobillos son gruesos y en las pantorrillas se le forman músculos de futbolista. Los pechos, demasiado pequeños, son sin embargo capaces de ondulaciones de medusa. Si se la cruzara en la calle, tal vez no se le ocurrirla detenerse a mirarla. Pero su imagen irradia, sobre todo cuando queda enmarcada por la ventana, una libertad de gata, una indiferencia inconquistable, algo mercurial que la coloca lejos de todo alcance..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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