15 de enero de 2025
Comentario destacado
Chicken farming business plan
Traducción de Aníbal Leal Y en mi interior acongojado me consolaba de la muerte del perrito diciéndome que ya no habría de sufrir más, que se había librado del peso de la existencia. –¿No tendría la gentileza, señor taxista, de apagar ese radio? Estoy harto, hasta la coronilla, de Pastrana. Por no oír a ese marica le pago el doble de lo que marque el taxímetro. Entonces me desperté verdaderamentescorro, el corazón me hacía bap bap bap, y por supuesto sonaba una campanilla brrrr, y era el timbre de la puerta de calle. Pensé hacerles creer que no había nadie en casa, pero ese brrrrr seguía sonando, y entonces oí unagolosa a través de la puerta: -Vamos, ábreme de una vez, sé que estás en la cama. -En seguida reconocí lagolosa. Era P. R. Deltoid (unnaso verdaderamenteglupo), lo que ellos llamaban Asesor Postcorrectivo, unveco sobrecargado de trabajo, con centenares de tipos en su lista. Grité bueno bueno bueno, congolosa de sufrimiento, bajé de la cama y me vestí, oh hermanos míos, con una hermosa bata de símil seda, toda estampada con dibujos de las grandes ciudades. Luego me calcé en lasnogas unostuflos de lana muy cómodos, me peiné losglorias y me consideré listo para recibir a P. R. Deltoid. Cuando abrí la puerta elveco entró bamboleándose, con un aspecto gastado, el maltrechoschlapa sobre lagolová , el impermeable sucio. -Ah, Alex, muchacho -me dijo-. Me encontré con tu madre, sí. Dijo algo acerca de que sufrías no sé qué dolor. Por lo tanto no fuiste a la escuela, sí. –¿Tan grave es que no podés esperar tres horas? Y moviendo ollas, vasos, tazas, platos, rompiendo con su ruido su silencio angustiado empecé a buscar el café y a maldecir de la Loca y su insania: no había. En esa casa de un país que había apostado su destino a esa maleza y que la producía por millones de toneladas no había ni un miserable paquete de café. Claro, como la Loca no tomaba café… ¿Por qué habríamos de tomar entonces nosotros? Y como la Loca de paso tampoco comía porque le había dado por ponerse a dieta… ¡Que aguantáramos hambre también! Su inteligencia no ha perdido los reflejos geniales del pasado, pero la realidad ya no le interesa: sabe que las noticias de un día serán barridas por las noticias del siguiente, y que casi ninguna se detendrá en la memoria, porque también las tragedias del mundo están condenadas a morir tarde o temprano, como los seres vivos. Ahora prefiere pasar el tiempo en la sala de videos, junto a la galería de geranios, repasando en DVD las películas de Hitchcock, Fellini, Visconti y Buñuel que nunca había podido volver a ver. Una tarde juntó fuerzas y puso en el aparato La noche del cazador, de Charles Laughton, pero aunque desde el comienzo le siguió pareciendo una obra maestra, detuvo la proyección en la escena del sermón de Robert Mitchum sobre el Amor y el Odio, y arrojó el pequeño disco a la basura. A veces prefiere leer: no pasa por alto una sola novela de la joven literatura inglesa, en especial las de Ishiguro y McEwan, y se ha aficionado a los ensayos de un filósofo francés, Gilles Deleuze, suicida y desdichado como Louis Althusser, por cuya historia criminal siente tanta fascinación. A ratos perdidos, corrige las crónicas que piensa agregar a su libro ya clásico, El abandono. Leopoldo Marechal,Adán Buenosayres Acababa de encontrar uno cuando, a las diez y media de la noche, Camargo llegó a la Azotea de Carranza con un ímpetu de diez de la mañana. Era un hombre taciturno y reservado, pero esa noche estaba resplandeciente, como si hubiera viajado hacia su propia juventud. El chofer principal de El Diario lo seguía, ceremonioso, con una enorme bandeja de comida y dos botellas decabernet francés. –¿Quién es usted, amigo? ¿Dónde consiguió esa llave? Afuera, antes de que le aplaste la cara. Salga y golpee. Explique qué lo trae, pronto. –No sé, cómo puedo saberlo. Te das cuenta, Esteban. –Ya sé que se llamaEl boulevard de la Desilusión. Déjame escuchar. –¡Malos hijos de mala patria! -les gritó-. ¡Síganse matando los unos con los otros en cumplimiento de su destino de asesinos asesinados! Amén. Ite missa est. ¡Qué bien te acordaste, hermano! Te evoco ahora con ella a mi lado de niños en el corredor delantero de Santa Anita florecido de azaleas y geranios, y en sus zunchos colgantes el heno, las alegres melenas, que se mecían al vaivén de la furia de la tierra que no era más que la sinrazón del cielo. –No quiero la guerra ni la paz. Ni aspiro siquiera a que se haga justicia. Mi ambición no va tan lejos. Sólo quiero que la gente sepa, como yo, que algo huele a podrido en Buenos Aires. Tratando de no pensar, de no oír, de no ver, ya estaba a punto de zafarme de mí mismo cuando empezó a temblar, a sacudirse la tierra como si se quisiera liberar de nosotros aventándonos a la eternidad. –Carajo -dije sentándome de golpe contra el espaldar. No había pensado hasta ahora que la soledad tiene un peso, un centro de gravedad, una tensión que empuja hacia el abismo. Está sintiéndola en su carne y no sabe cómo sacarla de allí. Podría llamar a Germán, pero ¿qué le diría? ¿Que alguien ha entrado en su casa por la noche, y ella no tiene conciencia de lo que ha sucedido? La han violado, está segura de eso, y le han manchado de sangre las sábanas, aunque no ha podido encontrarse ninguna herida, sólo un ardor atroz en el vientre. Germán pensará cómo un acto tan terrible no la ha despertado. No sé, le dirá ella, cal desmayada. La explicación es inverosímil. De codos modos, ¿cómo no va a llamado? Sabe que su teléfono, en Bogotá, está lejos del dormitorio, en el estudio, y que a esa hora sólo podría dejarle un mensaje. ¿Qué le digo?, se repite. Piensa en frases que no expliquen demasiado pero que, a la vez, transmitan su deseo imperativo de verlo, de refugiarse en sus brazos. El le ha prometido una y mil veces que volará a su lado cuando lo necesite. «Siempre», le ha dicho,,«siempre,». Reina sonríe cuando recuerda la extrañeza de sus adjetivos: «Qué berraco es el amor que siento por ti, muchacha, qué amor tan tenaz». ¿Por qué no usar, entonces, el mismo lenguaje? «Mi amor tenaz», le dice, apenas le abren paso los bips bips de la máquina, «¿podrías viajar ya mismo a Buenos Aires? Cuanto antes. Hoy, por favor: en el primer vuelo. No es un capricho, Germán. No es sólo porque me haces falta. Eres la única persona con la que cuento en el mundo y ha pasado algo terrible. Contéstame, contéstame. Voy a estar casi todo el día en casa, desde las diez o las once de la mañana. Te quiero»..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar