15 de enero de 2025
Comentario destacado
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–¿Y eso -pregunté. Bruscamente has escondido las manos. -Son marcas -dije. –Qué manera de hablar más rara, ¿verdad? -dijo ladébochca entre risitas. –Sí -dije yo-. Pero explicame lo otro, lo de cómo te casaste con Camilo. Porque apolíneo no es. Y así y todo es mucho más lindo que talentoso. –Perra, perra -siguió el anciano-. ¿Y ahora por qué no te pusiste los guantes del hospital, eh? ¿Ya no te da asco tocarme? –Estás borracho -dijo Espósito-. Levántate. Había en Santa Anita un naranjal y en el naranjal un naranjo que producía unas naranjas fantásticas, las «ombligonas», así llamadas por un botón arrugado como un ombligo que tenían en la cáscara. Dulces, dulces, dulces. Según mi abuelo, que era un hombre necio, sólo se podían cortar con la«medialuna» (un alfanjito filudo encajado en un palo que guardaba en su cuarto), y al atardecer: no arrancándolas a tirones con la mano bajo el solazo porque se secaba el naranjo. Para probarle que no, que no se secaba, y de paso que no nos iba a imponer su voluntad, con la indicada mano las arrancábamos a tirones bajo el indicado solazo. ¡Ay abuelo, las iras que te hacíamos dar por cariño! Te sofocabas, te sulfurabas, te calentabas, se te subía la adrenalina y se te bajaba la bilirrubina. Y con la adrenalina arriba y la bilirrubina abajo, congestionada la cara, sudorosa la frente, perdida la cabeza, echando chispas por los ojos y babaza por la boca se te salía lo Rendón. En uno de esos berrinches tremebundos te dio la embolia que te paralizó el lado izquierdo. Basuqueros, buseros, mendigos, policías, ladrones, médicos y abogados, evangélicos y católicos, niños y niñas, hombres y mujeres, públicas y privadas, de todo probó el Ángel, todos fueron cayendo fulminados por la su mano bendita, por la su espada de fuego. Con decirles que hasta curas, que son especie en extinción. Echó la silla hacia atrás y puso los pies en el escritorio. La voz se le volvió más pausada. En los momentos de meditación se le aflojaba la mandíbula y se demoraba en cada palabra. Quiero una cabeza fresca, dijo, alentado por un inesperado pálpito. Llamen a Reina Remis. Esa chica escribe derecho toda la teología que está torcida. –Muy bien, hijo -dijo mi papapa-. Las cosas se harán como tú digas. Pero ahora cúrate. –No me acostumbro a nada -te dice, a la vez que ordena con displicencia un whisky doble, con un dedo de agua-. De noche, cuando vuelvo, la calle está desierta. Sólo veo mendigos arrastrándose. No nos damos cuenta, Bitte, pero Buenos Aires está mutando. Es una mariposa que vuelve a su estadode larva. corazones de fuego, transportados, extáticos, Se han detenido. El doctor Cantilo se quita pausadamente los anteojos, los limpia, se los vuelve a colocar. –¿Qué decías acerca del pecado, eh? Así, de sopetón, con la rotundidad de un rayo que cae sin decir agua va es como damos las noticias los que fuimos educados en una casa de locos por una loca. Qué le vamos a hacer, así hemos sido y somos y seguiremos siendo; el árbol torcido no lo endereza nadie. Claro que con esa forma de dar uno las noticias a veces uno mata al que las recibe, pero eso está bien, ya no cabemos, hay que controlar como sea el desenfreno de la población. –Con razón los caballos. Resignado, esperas que se vaya retirando la noche: es lenta, lenta, se mueve con pesadez de mula. Ni por un instante el sueño viene en tu socorro. A ratos te tendés en el catre del cuarto que has alquilado en la calle Reconquista. Temés que, afuera, algún hilo de la realidad se te escape y volvés una vez y otra al telescopio Bushnell, con una ansiedad que no podés controlar. Al fin, poco antes de las siete y media de la mañana, la mujer sale rumbo al café donde desayuna el vicepresidente con sus acólitos. Poco antes, un emisario de Sicardi ha despertado a Momir y a su pareja para fotografiarlos. Lleva la consigna de seguirlos a dondequiera vayan y asegurarse de que, al caer la tarde, se pongan a tu alcance. Has vuelto a encender los celulares por distracción y, mientras espiás a la empleada de la limpieza, una llamada te sobresalta. Ya no es la voz de Brenda la que te sale al cruce sino alguien que habla con sequedad, en un inglés escueto: Como muerto que estoy, planeando desde este techo sobre este cuarto y la vida mía, dejo por mi soberana voluntad y real gana el Admiral Jet para volver con Darío una noche cerrada a Colombia el matadero. Por una de esas carreteritas fantasmagóricas del país de Thánatos por las que de noche no transita un vivo porque lo matan y lo sacan de sufrir, vamos en ese Studebaker nuestro cargado de muchachos subiendo de curva en curva rumbo al Alto de Minas, una cumbrecita cualquiera de los Andes perdida en la vastedad de mi recuerdo. Los faros delanteros horadan la niebla y le abren dos huecos de luz al fantasma en la panza, pero por las ventanillas laterales nada se ve: sabemos que a lado y lado de la carretera está el abismo esperándonos. Pues medio siglo después ahí sigue el desgraciado en lo mismo, esperándonos, porque por más aguardiente que tomara, a Darío jamás se le iba la mano. Manejaba con pulso firme y por ciencia infusa, supervisado por el espíritu Santo. Curva a la derecha, curva a la izquierda, otra curva a la derecha, otra a la izquierda, y así, de curva en curva ascendiendo por la espiral empinada. Ya arriba, uf, por fin, en el abrupto Alto de Minas, coronada montaña, paramos para tomarnos un aguardiente y nos bajamos del carro. Pasa la botella de boca en boca, de muchacho a muchacho, y mientras el licor bendito se va acabando nos va encendiendo el alma..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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