15 de enero de 2025
Comentario destacado
Case vignettes
–Soy tu amigo, Camargo. Soy lo más parecido a un amigo que vos podes tener. Traía una toalla anudada en el cuello y un mate en la mano. Habló sin detenerse ni mirarme. Creo que en aquel momento comprendí por qué ese hombre me gustaba. Vagamente el jujeño me recordó a mi padre. El parecido residía en su sonrisa. Una sonrisa, o mejor una especie de sonrisa, apenas dibujada. Una sombra o un eco de sonrisa que no tiene nada que ver con la alegría y hasta puede nacer en algún rincón de lo vivido donde siempre estuvieron excluidos sentimientos como la alegría, la felicidad, la dicha. En muy pocos hombres la he visto y siempre me ha dado no sé qué idea de madurez,de adultez serena y en algún sentido protectora. Un gesto que no tiene acaso equivalente en una mujer. Ninguna mujer sonríe así. Con piedad, puede ser; hasta con caridad y con secreta ironía, en el mejor de los casos. Pero en ellas se adivina casi sin remedio el lugar común de las hormonas, elfamoso sentido maternal. Órgano enigmático que debe de estar situado por la zona del ombligo, como si tuvieran allí una oreja o un ojo, algo raro, que se manifiesta en cada momento de su relación con el varón, y sobre todo en la cama, de tal modo que mientras más lo aman con más fuerza tratan de volverlo al origen, como si intentaran parirlo al revés. La sonrisa que digo, en cambio, no nace en el cuerpo, ni siquiera en los sentimientos. Es menos generosa, más dura. Nos deja lejos, solos ante nuestra propia libertad, pero hay en ella una sabiduría esencial y condescendiente, un poco socarrona, ya de vuelta de todas las cosas, que tal vez por eso nos autoriza y nos confirma. Como si en cierta manera todo estuviese hecho o prefigurado desde mucho antes en el destino de otro hombre, y por lo tanto fuera más fácil conseguirlo, o intentarlo. –Lo que pasa -lo interrumpió tranquilamente la rubiecita- es que no estamos de acuerdo con lo que usted dijo anoche en el Paraninfo. Pe y eme se quedaron como petrificados, y pudevidear que no habían leído lagasetta, y recordé entonces que lagasetta llegaba cuando papapa ya había salido para el trabajo. Pero entonces eme dijo: -Oh, te fugaste. Huiste. ¿Qué haremos ahora? Vendrá la policía, oh oh oh. Oh, muchacho perverso y malvado, que así -nos avergüenzas. -Y créanlo o bésenme los scharros, comenzó la función de buuu buuu. Así que empecé a explicar la cosa,podían telefonear a lastaja si querían, y mientras tanto el desconocido estaba ahí sentado, frunciendo el ceño y mirando como si pudiera aplastarme ellitso con el puño peludo,bolche y carnoso. Así que dije: –¿Nuevo estilo? -repetí-. ¿Qué es eso de nuevo estilo? Seguro que se habló mucho a mis durmientes espaldas. Déjenmeslusar un poco más. -Y medio crucé los brazos y me apoyé cómodamente contra la derruida baranda, siempre más alto que ellos, los que se llamaban misdrugos, en el tercer escalón. –Para qué estar despierta, digo yo. Este mundo es sólo maldad y sufrimiento, sufrimiento y maldad. Se alojaron en el mismo hotel de la calle M que tan malos recuerdos les traía. Reina creyó que iba a suceder otro desastre cuando oyó que les asignaban un cuarto idéntico en el mismo piso, pero Camargo la sentó en los sillones del vestíbulo apenas la camarera los dejó solos y le dijo que, aunque él no tuviera los veinte años menos que habría querido, ya era horade que ella aceptara la fatalidad de que se casarían tarde o temprano. Durante todo el viaje la trató con una delicadeza tan extrema que parecía de mentira. La llevó a ver un programa doble de películas viejas que daban en un cine de la avenida Pennsylvania, le compró un collar de esmeraldas en la joyería de Georgetown a la que Grace Kelly le había encomendado la diadema de su casamiento, le prometió felicidad eterna ante las caídas de agua de la National Gallery y no quiso aprobar dos de los títulos principales del diario antes de que ella diera también su parecer. A Reina la conmovió tanto esa voluntad de enmienda que no se atrevió a decirle «Tendrías que ir a verla hoy mismo» cuando Brenda volvió a llamarlo por teléfono para decirle que Ángela sufría una hemorragia interna en pleno cuarto ciclo de la quimioterapia. Estaban sólo a dos horas de Chicago y esa mañana había no menos de cuatro vuelos desde los aeropuertos de la capital. «No puedo, Brenda», le oyó decir. «No te das cuenta que no puedo?» Al colgar, se volvió hacia Reina y le pidió, con cara inocente, que se abrigara bien porque iban a pasar la tarde en el zoológico. –¿Cómo es que se llamaba, hermano? Su voz es extraña. Yo empiezo a sentirme como un enano vestido de terciopelo. Un pescadito de color en exposición. Sólo que la voz de la señorita Cavarozzi no sólo es extraña sino vagamente patética. Tal vez no soy el único que ha bebido un poco de más. Me doy vuelta para mirarla: no la reconozco. Tiene la boca torcida y me mira como si caminara de espaldas hacia el pasado. De pronto vuelve de allá, con mil años encima. Qué vieja es, pienso. –Pete, ah, sí, Pete -dijo el Lerdo-. Me parece recordar el nombre. -Vi que estábamos saliendo de la ciudad, y pregunté: Yo antes había dicho: Entonces te vi. Sentada en la penumbra del café ante un vaso que no era daikiri ni calvados ni pernod, vestida totalmente de negro, a mediodía, con el largo pelo sobre la cara, pero sentada ante un gran vaso de leche, rodeada de ningún misterio, en una mesa desde la que se podía vigilar la puerta de entrada a mi hotel, terminando de comer algo que en el mejor de los casos podía ser torta de manzanas y, en el peor, una porción de pizza. En silencio me senté a tu lado. Pero si Alexis no conoce el mar para qué lo menciono. No conoce ni siquiera el Cauca que está aquí abajo, el río de mi niñez que tiene una "u" en medio. Ese río es como yo: siempre el mismo en su permanencia yéndose. Alexis sólo conoce arroyos turbios, desaguaderos. "Señálame, niño, tu barrio, ¿cuál es?" ¿Es acaso Santo Domingo Savio? ¿O El Popular, o La Salle, o Villa del Socorro, o La Francia? Cualquiera, inalcanzable, entre esas luces allá a lo lejos… Ha de saber usted y si no lo sabe vaya tomando nota, que cristiano común y corriente como usted o yo no puede subir a esos barrios sin la escolta de un batallón: lo "bajan". ¿Y si lleva un arma? Se la "bajan". Y bajado el fierro le bajan los pantalones, el reloj, los tenis, la billetera y los calzoncillos si tiene o trusa. Y si opone resistencia porque éste es un país libre y democrático y aquí lo primero es el respeto a los derechos humanos, con su mismo fierro lo mandan a la otra ribera: a cruzar en pelota la laguna en la barca de Caronte. Usted verá si sube. –Sí. Mañana. Otro día..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar