15 de enero de 2025
Comentario destacado
Case study in social research
–¡Fuera! -repite ella. De cáscara gruesa que se pelaba fácil y cascos repletos de botellitas jugosas, las naranjas ombligonas de Santa Anita me endulzarán cada que las necesite y hasta el día del juicio, en que mi señor Satanás se servirá llamarme a su reino, el recuerdo. –Yo te alcanzo -dijo Lalo. –No hay. En esta casa no hay ni frijoles. INTRODUCCIÓN –Mañana, amiguito, fuera fuera fuera. -Y movieron el viejo pulgar, como apuntando a la libertad. Y elveco de chaqueta blanca que me habíatolchocado, y que seguía trayéndome bandejas depischa y me escoltaba todos los días a la tortura, me dijo luego: -Pero todavía te falta un día importante. Será el examen de salida. -Y elvecosmecó con una sonrisa recelosa. –De veras, muchachos. Claro que los vimos siempre ahí. Dios los bendiga, chicos -y seguían dándole al trago. de Villa del Mar –Me parece que Verónica la está llamando -dijo Espósito, y la señorita Cavarozzi pareció despertarse. Colorada todavía como un pinzón. Dio un saltito y ya no estaba más. Un pinzón que se equivocó de rama, -Querés que te diga una cosa, Bastían. En esos meses leí casi todos los cuentos de Cortázar, dos novelas horribles de Barbara Cartland, los poemas completos de Benedetti que me habían regalado para mi cumpleaños, las antimemorias de Malraux, y también leí los cuatro evangelios, de punta a punta. Fíjese qué mescolanza. Los evangelios eran una asignatura pendiente que me quedaba de las misas de los domingos, donde los curas los explicaban en una dirección y yo los entendía en otra. Veía sinsentidos donde nadie más los veía, aunque en esa época a los sinsentidos yo los llamaba misterios. Teníamos clases de religión con la hermana superiora y allí cometí un error fatal. El día anterior había estado distrayéndome con la genealogía de Jesús que está al comienzo del Evangelio de san Mateo y cuando la monja dijo que, de acuerdo con las sagradas escrituras, el mesías debía descender en línea directa del rey David, uno de esos sinsentidos me saltó a la mente. Según san Mateo, Abraham es el padre de Isaac, y éste es padre de Jacob. La sucesión familiar llega en línea recta al rey David. Después hay otros veintidós varones que se van transmitiendo el sagrado linaje masculino hasta un punto que todavía recuerdo de memoria: «Nathan engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo». Levanté la mano, sin pensar en lo que estaba por decir. «Profesora: David es antepasado de José, ¿verdad?» «Así es como debe ser», respondió ella, impaciente. «2Cómo es posible entonces», dije, «que Jesús descienda de David si es hijo de Maria, no de José?». La monja alzó los ojos al techo y suspiró: «La fe sigue caminos que no conocemos, Reina. No hay que discutir ni averiguar. Hay que aceptar». En ese momento tendría que haberme sentado con cara de sumisión. Pero seguí de pie y dije: «En el evangelio está clarísimo, hermana. O Jesús era hijo de José y la virgen no era virgen, o Jesús no era el mesías». Esa blasfemia la sacó de quicio. Me dejaron encerrada en la dirección hasta que mi padre fue a buscarme. La superiora creía que me había vuelto loca. Si quiere seguir en este colegio, dijo, tiene que copiar mil veces en el cuaderno la frase «Nuestro Señor Jesucristo es el mesías hijo de una virgen inmaculada y descendiente directo del rey David». Pasé la tarde llorando mientras escribía mi penitencia. La habré copiado cuarenta, cincuenta veces, hasta que me di cuenta que era una injusticia atroz y no quise seguir adelante. Preferí que me expulsaran. Mi padre me golpeó, mi madre fue a la iglesia a rezar por la salvación de mi alma, pero no di el brazo a torcer. Tuve que estudiar el quinto año libre, en mi casa. Al día siguiente de las exequias, que congregaron a los presidentes de Argentina, Chile y Venezuela, asistí a la lectura del testamento, depositado en la sucursal del Banco de Santander. Se había previsto que la ceremonia fuera estrictamente privada y tuve que movilizar todas mis influencias para que nos permitieran entrar a Brenda y a mí. Fue una precaución vana, porque los enviados de televisión de quince países forzaron el frágil cordón de seguridad e invadieron el salón Embajador del hotel donde estábamos reunidos los abogados, un trío de escribanos, la primera esposa del difunto con su único hijo y sus nueve hermanos, además de un número escaso de testigos. Como el presidente suicida seguía aún casado con la actriz de telenovelas, se descontaba que esa mujer irla a reclamar al menos la mitad de los bienes. No estaba allí, sin embargo. La representaba su padre, un hombre pálido, delgado, que fumaba con avidez un cigarrillo tras otro. –Adonde ibas -pregunté. A eso de las ocho de la mañana, las radios anunciaron que el presidente se retiraba a meditar a un convento en medio de la pampa. Llevaba consigo el crucifijo milagroso y dejaba las terrenales contrariedades del gobierno en manos de su hermano menor, que era el mandamás del Senado. Los noticieros de televisión querían transmitir imágenes del limonero sagrado, pero la custodia de Olivos no permitió entrar a nadie. Hasta los periodistas más recelosos decían que, después de una experiencia sobrenatural, lo único sensato era lo que el presidente estaba hacienda: rezar y retirarse en soledad. Aquí no hay inocentes, todos son culpables. Que la ignorancia, que la miseria, que hay que tratar de entender… Nada hay que entender. Si todo tiene explicación, todo tiene justificación y así acabamos alcahuetiando el delito. ¿Y los derechos humanos? ¡Qué "derechos humanos" ni qué carajos! Ésas son alcahueterías, libertinaje, celestinaje. A ver, razonemos: si aquí abajo no hay culpables, ¿entonces qué, los delitos se cometieron solos? Como los delitos no se cometen solos y aquí abajo no hay culpables, entonces el culpable será el de Allá Arriba, el Irresponsable que les dio el libre albedrío a estos criminales. ¿Pero a Ése quién me lo castiga? ¿Me lo castiga usted? Mire parcero, a mí no me vengan con cuentos que yo ya no quiero entender. Con todo lo que he vivido, visto, "a la final" como bien dice usted, se me ha acabado dañando el corazón. ¡Derechitos humanos amí! Juicio sumario y al fusiladero y del fusiladero al pudridero. El Estado está para reprimir y dar bala. Lo demás son demagogias, democracias. No más libertad de hablar, de pensar, de obrar, de ir de un lado a otro atestando buses, ¡carajo! Pulcro, agrónomo. Correctas rayitas jaspeadas. Cuarenta y tantos años. Roque Cantilo, esposo de Verónica. Especialista en algo que entendí como posturas intensivas, pero que resultó ser pasturas. Sin ningún esfuerzo imaginé que se sujetaba las medias con ligas. Gordura discreta, reloj y corbata discretos. Todo haciendo juego y en el lugar exacto. Anteojitos. Nada de marcos negros; color carey. En vez de saludarlo daban ganas de decirle qué limpio está usted. Mi primera impresión fue que se parecía a una farmacia o a un inodoro flamante. –No tenés que decir nada. No tenés que pensar nada. Soy yo el que ha dicho todo. –Dónde están los otros? -preguntó. Entonces Leonel me manda, con su bendición, la lluvia: una lluviecita traviesa, irresponsable, anizada, con un saborcito indeciso entre aguardiente de Antioquia y aguardiente de Caldas. Con el borde de la cobija entre los dientes, comencé a ponerme los pantalones debajo de las sábanas. Santiago seguía atentamente mis movimientos. Canturreó:.

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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