15 de enero de 2025
Comentario destacado
Business plan hotel sample
Cuando eructé erc erc un par de veces para aliviar mi pobre e inocente estómago, me puse a elegir losplatis del día en el guardarropa, al mismo tiempo que encendía la radio. Había música, un hermoso ymalenco cuarteto de cuerdas, hermanos míos, por Claudius Birdman, una pieza que yo conocía muy bien. Pero no pude menos quesmecar, recordando lo que habíavideado cierta vez en uno de esos artículos sobre la Juventud Moderna, sobre cómo ella estaría mucho mejor si pudiese fomentarse Una Viva Apreciación de las Artes. Se decía que la Gran Música y la Gran Poesía tranquilizarían a la Juventud Moderna y conseguirían Civilizarla. Civilización de misyarboclos sifilíticos. La música siempre me excitaba, oh hermanos míos, haciéndome sentir como si fuera el propio y viejoBogo en persona, listo para descargar rayos y centellas y tener a losvecos y lasptitsascrichando en mi ja ja ja poder. Y una vez que mechisté un poco ellitso y lasrucas y terminé de vestirme (misplatis de día se parecían al traje estudiantil: los viejos pantalones azules con suéter con la A de Alex) me pareció que tenía tiempo al menos deitear a la disquería (y tambiéndengo , pues me abultaba en los bolsillos) y ver si había llegado la obra pedida y prometida hacía mucho tiempo, la Número Nueve de Beethoven (es decir, laCoral) en estéreo, registro Masterstroke por la Sinfónica Esh Sham conducida por L. Muhaiwir. Y para allí marché, hermanos. –Vení -agrega, cuando ya entra en su pieza-. Préndetele a unas jodidas yerbas… Sí -dice después de escuchar un rato, sentado ahí en su cama-. Sí. Como nadar en un barrizal, pesadamente. -Se ríe y me alcanza un mate. –Carajo -dije sentándome de golpe contra el espaldar. –Pensaba -dijiste. Acercaste tu cuerpo hacia mí por encima de la mesa. Muchacha en la cama, acurrucándose Me invadió de pronto una invencible ternura y me dejé arrastrar por ella, qué podía perder. Un caballero angelical con cara de mandioca, tal vez algo loco, había realizado un mínimomilagro. Hay en vos, pensé, zonas claras e infantiles que me desconciertan y que acaso temo mucho más que a las otras. Y en las otras para qué pensar. Y vos dijiste: -Cosas oscuras, no sé. Tenés pozos de resentimiento y hasta de maldad. No hagas caras, es cierto. Y a veces, como hace un momento, cuando hiciste esa morisqueta, es como si salieras de un lugar tormentoso a otro de transparencia. No te rías. –¡Ay Darío, lo que son las cosas, tan cerca uno del cielo y suspirando por él! –Bien jodido -pensaba yo-. Llevado de la hijueputa. –Muchachitas, me voy, hasta más tarde. A las diez viene una belleza del Central Park a visitarnos. ¡Y dejen la pichadera que ya no caben y se acabó el arroz! Me iba entonces, tranquilizado al respecto, al sótano, a ver en qué andaba Sam y a darles comidita a mis hermanas las ratas. –What sign are you, super? -me preguntó Evelyn. Lerdo se acercó a ladébochca, que seguía haciendo crich crich crich, y le sujetó lasrucas a la espalda, mientras yo le desgarraba esto y aquello, y los otros largaban los ja ja ja, y vimos que tenía unos buenosgrodosjoroschós, que exhibían unosglasos sonrosados, oh hermanos míos, entre tanto yo me sacaba los pantalones y me preparaba para la zambullida. Mientras me zambullia pudeslusar los gritos de sufrimiento, y alveco escritor lleno de sangre que Georgie y Pete sostenían y que casi se soltaba, aulIando comobesuño las palabras más sucias que yo conocía y algunas que él estaba inventando. Después de mí era justo que le tocase el turno al viejo Lerdo, y lo hizo resoplando y jadeando como una bestia, sin que se le moviera un centímetro la máscara de Pebe ShelIey, mientras yo sujetaba a lafilosa. Después hicimos cambio de parejas, el Lerdo y yo aferramos al baboseanteveco escritor, que ya no luchaba casi, y apenas musitaba algúnslovo aquí y allá, como si estuviese muy lejos, en el bar donde sirven la leche-plus, y Pete y Georgie tuvieron lo suyo. Luego, todo se serenó, y nosotros estábamos llenos de algo parecido al odio, de modo quecracamos lo que todavía quedaba sano -la máquina de escribir, la lámpara, las sillas- y el Lerdo, como era ya típico en él, apagó el fuego orinando y se disponía a cagar sobre la alfombra, pues por allí abundaba el papel, pero yo dije no. -Fuera fuera fuera -aullé. Elveco escritor y suchina no estaban realmente en sus cabales, lastimados, ensangrentados, y haciendo ruidos. Pero vivirían. –Una señorita preguntó por usted -oí, en el hotel. –Y cómo estás vivo. Cómo no quedaste idiota o lisiado. –Se nota -sonreía. Se rascó la mejilla con un gesto, rápido, una especie de tamborileo. -Por tu modo de hablar ahí adentro. Los autodidactas son tipos curiosos, ¿no? Quiero decir, raros. Saben cosas, muchísimas. Hablan y hablan. Como si necesitaran demostrar, no sé, algo. Me parece. Me miraron extrañados y dejaron de pensar. Entonces el tiempo volvió a ponerse en marcha y oí afuera lo que los ilusos llaman «la realidad»: los carros pasando por la calle, los pájaros cantando en el jardín… Un instante más de «realidad» e iba a llegar la Muerte. Así lo sentí. Venía a caballo de latarde que había vuelto a fluir, montada en el tiempo infame. –Acabe de una vez y desde ya le advierto que no le creo.,Quién es, Sicardi? Se acercó, familiarmente. Parecía otra vez reconciliada y segura, dispuesta a darme una explicación de persona adulta. Era su papel y le gustaba; yo acepté el mío..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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