15 de enero de 2025
Comentario destacado
Business plan executive summary
Y ahora, en esta sonriente mañana de invierno, me bebo elchai muy fuerte conmoloco y cucharada tras cucharada tras cucharada de azúcar, porque me gusta todo muysladquino , y saco del horno el desayuno que mi pobre y vieja eme había dejado para mí. Era un huevo frito, y nada más, pero me preparé unas tostadas, y comí huevo y tostadas y compota, saboreándolo todo mientras leía la gasetta. Traía lo habitual acerca de la ultraviolencia, las huelgas y los asaltos a bancos, y los futbolistas que paralizaban de miedo a todo el mundo amenazando no jugar el domingo próximo si no obtenían aumento de sueldo, de puromálchicos perversos que eran. También había más viajes por el espacio y televisores estereofónicos mayores, y ofertas de paquetes gratis de jabón en polvo a cambio de etiquetas de sopa en conserva, sorprendente ganga por sólo una semana, que me hizosmecar . Había unbolche artículo sobre la Juventud Moderna (es decir yo, de modo que hice una reverencia, riendo comobesuño ) escrito por uncheloveco calvo y muy inteligente. Lo leí con cuidado, hermanos míos, mientras bebía el viejochai, vaso tras taza traschascha , masticando mislonticos de tostada oscura cubiertos de compota y huevo. Esteveco erudito decía las cosas habituales, acerca de la falta de disciplina de los padres, y de la escasez de maestros auténticos yjoroschós que zurraran sin piedad los inocentes traseritos y obligaran a gritar bujujujú clamando compasión. Todo esto eraglupo y me hacíasmecar, pero era bueno enterarse de que uno seguía siendo noticia en el mundo, oh hermanos míos. Todos los días se publicaba algo acerca de la Juventud Moderna, pero la mejorvesche que jamás editaron en la vieja gasetta fue el artículo de unstarrio que llevaba un collar de perro y opinaba reflexivamente, y aquí nosgoboraba como hombre deBogo, que EL DIABLO ANDABA SUELTO, y comenzaba a insinuarse en la carne joven e inocente, y la culpa era del mundo de los adultos, un mundo de guerras, bombas y demás estupideces. Lo cual estaba muy bien. Sabía lo que decía, pues era hombre de Dios. Y nosotros, los jóvenes e inocentesmálchicos, no teníamos la culpa de nada. Cierto cierto cierto. Tiempo al tiempo. Tu demencia por ahora es estupidez juvenil. Sopa de letras. Retórica. Sólo que ahí justamente podría anidar el peligro. El charlatanismo y la falta de seriedad son también rasgos profundamente nacionales, con los que veremos de forjar, a su tiempo, el gran disparate. El alma argentina. Y son, llevados a su más alto límite, la esfera que, en las cumbres de la actividad nerviosa superior, nos pertenece. La del Logos. La del Verbo. Cumbres friísimas donde duerme un Serafín, al que despertará (o no) un gran fuego. Después volveremos sobre esto. Por ahora tu locura es puro ingenio. Y algo de miedo. Te fascina la retórica de manicomio como te fascina la retórica del amor y la de Dios. Sólo que ahí aparezco yo. Silencio, querido. No me olvido, me acuerdo perfectamente de tus precoces y habilidosos arabescos de teólogo, acerca, por ejemplo, de cómo Judas fue traicionado por Jesús. O de por qué las tres personas de la Santísima Trinidad son cuatro. ¿Lo recordamos? El Padre piensa en sí mismo y con sólo ese acto engendra al Hijo, al que ama, y con sólo ese acto de amor engendra al Espíritu. Pero el pequeño Esteban pensaba: Y el Hijo, ¿no ama? Hay por lo tanto un amor paterno que va y un amor filial que vuelve, por decirlo así. Hay dos espíritus, y por eso el Tetragramaton tiene cuatro letras. JHVH. Dos de estas letras son aspiradas, idénticas, son el amor que va y viene. La Santísima Trinidad son cuatro, como los Tres Mosqueteros. Cómo olvidar la preocupación en los ojos del buen padre Molina, nuestro Consejero Espiritual, su lento movimiento de cabeza, su mano en nuestro hombro. Tal vez sí, hijo, tal vez hay dos espíritus y uno es espejo terrible del otro, pero a tu edad mejor no pensar en eso.Oía et Labora.Calla lo que sabes, cantó el Antiguo. ¿Evocamos alguna otrademostrado,algún comentario odisputado,algún otro cachondeo quodlibetal, un cierto apólogo? ¿Evocamos con cuánto libertinaje un musculoso romano menoscabó junto a una fuente cierta vagina, y cómo el carpintero de la zona tuvo piedad y cuernos, cargó con todo en un borrico, y la niña parió en Belén? –¿Por qué dijiste eso? Cerraste los ojos. O porque de pronto pensaste "justamente". Justamente. Queél se arrojara. ¿O no bastaba con pegarle un empujón? Cosa que lo hubiera decidido con cierta velocidad a convocar a los cien mil arcángeles soliviantados, o a flotar con gracia divina sobre los olivos. O a hacerse humanamente mierda contra el piso. Se le pidió una decisión a él, dentro de él, no una prueba de circo. ¿Acaso el Diablo podía ignorar si era o no hijo de Dios? Seamos serios. Cualquier antisemita nocturno, dándole una patada en el culo, sin ánimo de probar nada, pudo haberlo lanzado por el aire obligándolo al milagro o al papelón teológico. Por favor. A él se le exigió, anagógicamente, un salto voluntario al vacío. No se precisaba ser el Hijo de Dios para negarse a saltar. Cualquier pequeño judío, manso de espíritu y cargado de familia, oyendo una proposición semejante, se hubiera sentado a reír barriga en mano ante el infierno en legión, pegándose palmadas en los muslos, y se hubiera caído solo de ese techo. Y tengo la sospecha de que habría volado. La cláusula exigía y exige otro tipo de saltos. El Demonio no hace más que señalar el abismo. Todo contra nada. Sólo aquel que se arroja sabrá si los angelitos lo soliviantan. Todo contra nada. O rendir examen para el Banco de la Provincia. O planearLa Divina Comedia a la salida de la oficina. O pegarse honradamente un tiro. O fabricar caudalosos libretos de televisión, vengándose, con caca, de una sociedad que arroja a sus brillantes muchachos a esas cunetas; cosa que la sociedad acabe por sepultar a todos bajo un Himalaya de mierda. O pegarse honradamente un tiro. O tironear a la In mortalidad de la pollera, los domingos y feriados, en presencia de la familia reunida, en el intervalo que va de sonarle los mocos al menor de los Espósito a departir sobre el precio del mondongo con el padre de la Virgen de San Sixto. Y, no sin algún cariño, pasarle una franelita al long play de la Novena Sinfonía por aquello de que, donde hubo fuego, cenizas quedan.O pegarse honradamente un tiro. Despertar al querubín, en cambio, es una volición natural. Como la vida. La manera menos infame de aceptar la vida. Y ganarás ese pan con el sudor de tu frente. No pretenderás, mastuerzo, que le haya gritado Nonserviam!a Dios para conchabarme de mecanógrafo tuyo. No te sirvo. Mi existencia puede, no obstante, serte útil. Sólo que hay que comenzar por aceptarla. Algo así como la sonrisa de Santiago, pero en otra dirección. Mi teoría finalmente es ésta. Todo organismo pensante es, en potencia, genial. La buena nueva consiste en llegar naturalmente a serlo por una inexorable decisión. Cada uno solo, eligiéndose único entre todos los hombres y al mismo tiempo autorizando a todos los hombres por ese solo acto. Arrojándolos a la más sola de las soledades, desnudos, como él, ante su implacable conciencia. Pero preparados para cuandovenga Miguel, con su lindo escudo brillante, gritando Quién como Dios. Ese miércoles, el viaje protocolar del presidente a España y las noticias de Montesinos que siguen llegando desde Lima han obligado a Camargo a modificar dos veces la portada de El Diario. Puede concentrarse en más de una realidad a la vez, pero los acontecimientos que suceden fuera de él no le interesan porque se desplazan solos, sin necesidad de su control. Es verdad que, al narrarlos, los modifica. ¿Qué valor tiene eso? Les prestaría atención si también lo modificaran a él, pero nada en el mundo altera el hierro de su sustancia, nada lo obliga a ser lo que no quiere. Salvo la mujer: eso lo saca de quicio. En el orden de la historia, ella es mucho menos que una variación atmosférica, un color que se destiñe, el aleteo de una foca. Pero en el orden de su vida ocupa un espacio que lo asfixia y que no le permitirá ser él hasta que no lo reduzca a su verdadero tamaño de nada, loconfine en la playa más remota de sus pensamientos. Si la mujer acepta, se casará con ella: poseerla como un objeto, pintarla en la pared, lo dejará en paz. Y si se niega? Pero no hay razón alguna para que se niegue. Es una persona en ruinas y él le ofrece reconstruirla, rehacerla desde cero. ¡Cuál muchacho! ¡Cuál belleza! El negro Dick, Dick el negro: que se le había vuelto a taponar el inodoro. Sonreíste y dijiste que intentara. Después tomaste los paquetitos de azúcar de mi plato y, cuidadosamente, comenzaste a desenvolverlos. Parecías absorbida por aquella operación. Satisfecha, echaste uno de los terrones en mi taza. Yo dije que mi intención había sido llamar a tu casa pero que ya tenía el teléfono en la mano cuando recordé que no sabía tu número (movimiento afirmativo de cabeza), lo cual me puso en una situación incómoda ante el señor de la caja registradora (gesto de no entender el problema) porque soy de esas personas enfermizamente tímidas (mirada neutra) que no loparecen. Nadie pide prestado un teléfono, levanta el tubo y vuelve a colgar sin marcar ningún número. Vos dirías que mucha gente lo hace (afirmación), ya que uno tiene todo el derecho del mundo de arrepentirse, pero justamente mi problema es que no soy como mucha gente (mirada neutra) de modo que cuando tengo un teléfono en la mano y alguien me mira, o hasta si nadie me mira, siento el impulso irrefrenable de hacer algo con él (¿por ejemplo?), metérselo en el culo a la señora de esa mesa que no se pierde palabra de lo que digo (tos en la otra mesa) de modo que llamé al único número de Córdoba que recordaba, el de mi hotel, y pregunté por mí, calculando que me dirían que no estaba y todo volvería a la normalidad. Proust era víctima de sus ideas fijas, y las iba dejando como un tatuaje a lo largo de su libro. Las ideas fijas son, en verdad, el libro, piensa Camargo. El mundo sería nada sin las ideas que siguen en pie, obstinadas, sobreviviendo a todas las adversidades. –Uno se siente realmentedobo -dijo Pete. Sevideaba que el pobre y viejo Lerdo noponimaba un cuerno de lo que pasaba, pero no hablaba por miedo de que lo llamaranglupo y cabeza de melón. Bueno, doblamos la esquina para ir a la avenida Attlee, y encontramos abierto el negocio de golosinas ycancrillos . Hacía casi tres meses que no andábamos por ahí, y en general todo el barrio había estado muy tranquilo, y por eso losmilitsos armados o las patrullas demilitsos no rondaban demasiado, y más bien se los veía al norte del río. Nos pusimos las máscaras: unas cosas nuevas, realmentejoroschós , lo que se dice bien hechas. Eran caras de personajes históricos (te decían el nombre cuando las comprabas); la mía era Disraeli, la de Pete representaba a Elvis Presley, Georgie tenía a Enrique VIII, y el pobre y viejo Lerdo andaba con unveco poeta llamado Pebe Shelley; eran disfraces auténticos, con pelo y todo, fabricados con unavesche plástica muy especial, que cuando uno se la quitaba se la podía enrollar y meter en la bota. Entramos tres, y Pete quedó dechaso afuera, aunque en realidad no había por qué preocuparse. En cuanto nos metimos en la tienda nos acercamos a Slouse el encargado, unveco como un montón de jalea de oporto quevideó en seguida la que se le venía encima y enfiló derecho para la trastienda, donde estaba el teléfono y quizá lapuschca bien aceitada, con las seis mierdosas balas. El Lerdo dio la vuelta al mostrador,scorro como un pájaro, haciendo volar paquetes decancrillos y aplastando un gran letrero de propaganda en que unafilosa les mostraba a los clientes unossubos relampagueantes, y bamboleaba losgrudos anunciando una nueva marca decancrillo. Lo que se videó entonces fue una especie de pelota grande que rodaba por el interior de la tienda, detrás de la cortina, y que era el viejo Lerdo y Slouse trenzados en algo así como una lucha a muerte. Seslusaban jadeos, ronquidos y golpes detrás de la cortina, yvesches que caían, y palabrotas y el vidrio que saltaba en mil pedazos. La vieja Slouse, la mujer, estaba como petrificada detrás del mostrador. Calculamos que se pondría acrichar asesinos si le dábamos tiempo, así que pegué la vuelta al mostrador muyscorro y la sujeté, y vaya paquetejoroschó que era, todanuqueando a perfume y con losgrudos flojos que se bamboleaban como flanes. Le apliqué laruca sobre larota para que dejase de aullar muerte y destrucción a los cuatro vientos celestiales, pero la muy perra me dio un mordisco grande y perverso y yo fui el quecrichó , y ella abrió la bocaza chillando para atraer a losmilitsos. Bueno, hubo quetolchocarla como Dios manda con una de las pesas de la balanza, y después darle un buen golpe con una barra de abrir cajones, y ahí le salió la colorada como una vieja amiga. La tiramos al suelo y le arrancamos losplatis para divertirnos un poco, y le dimos una patadita suave para que dejara de quejarse. Y al verla ahí tendida, con losgrudos al aire, me pregunté si lo haría o no, pero decidí que eso era para después. De modo que limpiamos la caja, y las ganancias de la noche fueronjoroschó , y después de servirnos algunos paquetes de los mejorescancrillos, hermanos míos, nos largamos a la calle. El pelo se le ha caído hacia uno de los lados de la cara. Los labios se abren y dejan ver, pálidas, las encías. La nuca queda al descubierto y distinguís el lunar que has besado tantas veces, latiendo suavemente. Pero ella ya no es ella: es un error que se ha desprendido de tu cuerpo. –No tengo, me la robaron. Mientras cruzaba bajo las alamedas los jardines de la Ciudad Universitaria me pareció oír, cóncavo y horrendo, el rugido de un león. Cosa bastante extraña, ya que ni Hemingway debió de oír un rugido auténtico. Nada más raro que ese bramido sobrenatural que enmudece a los pájaros, paraliza hasta a los elefantes y hace que los monos se abracen con las monas en las altas ramas. Por alguna razón, Santiago ya no venía conmigo. Podía haberme equivocado de camino, pero no tanto como para estar en África. A menos que esta fuera la famosa selva oscura. Idea que aunque estúpida me desagradó profundamente. Lo más probable es que por ahí cerca hubiera un zoológico, sies que el zoológico no era esto, muchachos con aire de futuros boticarios y viejas gallinetas que pasaban a mi lado cacareando sobre el Amadís. Pregunté por el Pabellón España. Allá estaba. Una especie de pórtico; detrás, un patio andaluz, donde todo el mundo estaría sintiendo al mismo tiempo la obligación de hablar con inteligencia y casi a gritos. Me fue fácil imaginar, Graciela, con inexplicable ternura al principio, que vos estarías allí, hastiada y tal vez algo ausente mirando hacia el sitio por el que yo debía llegar, e imaginé cómo, al verme, adoptarías un gesto ostensiblemente atento en cualquier gran mono culto de los que sin duda te están rodeando mientras yo vengo a tu encuentro por las alamedas y siento un repentino deseo de volverme. Porque ahora ya no te pensé con ternura sino con irritación. Te imaginé entre todos esos cretinos: adoptabas ese aire típico de mujer que ha leído tres libros, esa actitud asexuada de híbrido intelectual, sin advertir que los grandes monos cultos que te escuchan con atención, asintiendo, preguntándote qué pensás del psicoanálisis o de la revolución cubana o del concilio ecuménico, están, desde hace un buen rato, imaginándote en la cama. (*) Cada término de la jerga "nadsat " ha sido vinculado digitalmente a su significado en español, establecido en el glosario; tales vínculos no han sido destacados, para mantener el formato original. De cerca, la puerta diluyó su ambigua amenaza de sirena. Sin embargo, aquello había estado ahí y acaso aún estaba, acechándome, y supe que al correr hacia vos lo hacía también en otra dirección, pero, ¿en qué dirección? –Qué hago acá yo, entonces -dijo Insiarte-. ¿Me voy para Jáchal, me voy para La Unión? Lo mejor es que llame a Camargo por el celular. XII Verónica y los demás, en el patio andaluz, rodeaban al doctor Urba y al padre Cherubini. Vi a Inés, muy cerca de la puerta. Me miraba con más alarma que de costumbre..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

¿Por qué no te comprometes a tener devociones diarias con nosotros todos los días de este año? Regístrate al final de la página para recibirlas en tu correo electrónico todos los días. ¡Deja que Dios haga algo especial en tu vida! 

¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

  • Te llegará por correo electrónico diariamente o una vez a la semana, según elijas.
  • Le llevará a través de la Biblia en 6 años, frase por frase o tema por tema.
  • Llega a ti en pequeños fragmentos de unos pocos versículos cada día.
  • Podrás elegir cualquier versión de la Biblia que quieras leer con un solo clic.
  • Después de leerlo puedes escribir tus pensamientos y aplicaciones si así lo deseas.
  • Luego puedes hacer clic en mi comentario que incluye una explicación sencilla del contenido, una ilustración práctica y una aplicación personal.
  • Hay una página de oración y alabanza de los misioneros que cambia semanalmente.
  • Hay un versículo para memorizar semanalmente que corresponde con lo que estás leyendo.
  • Hay un lugar donde puedes escribir tus pensamientos o hacer preguntas diariamente.

Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

Continuar