15 de enero de 2025
Comentario destacado
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Una de lasúltimas tardes de papi estábamos la Loca, Darío, y yo y no sé quiénes más con él en el estudio acompañándolo, o mejor dicho viéndolo morir. La tarde se atascaba en el silencio, no fluía y nadie hablaba. Ni la Loca misma abría la boca para mandar. Yo volví a mi discurso interior, a estainterminable perorata que me estoy pronunciando desde siempre y que no acaba: que lo uno, que lo otro, que por qué si, que por qué no, que quién soy. Nada, nadie. Una barquita al garete en un mar sin fondo. Y he aquí que desde ese pozo de silencio quieto en el que el tiempo se podría empantanado empecé a oír por sobre el ronroneo de mis pensamientos los ajenos: «¡Eh, qué desgracia no poder mandar, maldita sea!», oí que se decía la Loca. Y oí a Darío diciéndose que él también dentro de poco se iba a morir. –Dieciocho, ¿eh? -dijo Pete-. Tan mayor ya. Bueno bueno bueno. Ahora tenemos que irnos -añadió, y le dedicó a su Georgina una mirada amorosa y oprimió una de susrucas entre las suyas y ella le devolvió una mirada igual, oh hermanos míos-. Sí -dijo Pete mirándome-, vamos a una pequeña fiesta en casa de Greg. Y volvió a su tema, su consabido tema, insultar a ese pobre país bobalicón y estúpido. Te calzaste las sandalias y entramos. –No fui yo, hermano, señor -dije, unmalenquito lloroso-. Defiéndame, señor, tan malo no soy. Señor, los otros me traicionaron y me llevaron por mal camino. En el cuarto de Darío había una cama, un closet y un escritorio: el closet lleno de la ropa de Carlos, el quinto hijo, mi cuarto hermano, que vivía perdido en las montañas con un amor del sexo fuerte; y el escritorio atestado de remedios, los costosos remedios para el sida que si sirven, pero para salvar del hambre a los sidólogos. Y en el cuarto mío una cama escueta y basta, eso era todo. De la biblioteca traje el sillón de la abuela (el sillón donde se sentó la abuela en sus últimos años a morir) y una silla para poner mi ropa. En cuanto al estudio de en medio, nada, vacío como mi alma. –¿Y por qué lo mataron, m'hijo? Desde el morro del Pan de Azúcar hasta el Picacho vuelan los gallinazos con sus plumas negras, con sus almas limpias sobre el valle, y son, como van las cosas, la mejor prueba que tengo de la existencia de Dios. Ahora, dos o tres veces por semana se quedaba a dormir en San Isidro, junto a la galería de geranios. Camargo no se había tomado la molestia de mover los retratos y las lencerías de lugar, de manera que Reina se acostaba de cara a un pasado donde las mellizas tocaban la viola y la esposa la saludaba en vestido de fiesta desde fotografías en marcos de plata. Aunque Brenda ya no viviría más allí, su ropa interior y sus vestidos de verano estaban todavía alineados en los armarios, y junto al dormitorio seguía intacto el pequeño gabinete donde se refugiaba a leer y a escribir cartas, entre paisajes del lago Torch y fotografías de la madre junto a nubes de pájaros. Luz de sala. Yo tengo que irme. En cualquier momento esto se llena de amazonas y elefantes. A eso de las dos de la tarde, ves a Momir paseándose inquieto por la calle donde van y vienen los corredores de bolsa y los operadores de las mesas de dinero. El área está sembrada de policías y, como ni su compañera ni él tienen documentos, teme que los detengan. Uno de los asistentes de Sicardi te entregará los pasaportes en la esquina de Corrientes y Reconquista dentro de quince minutos. Has confirmado por teléfono que la falsificación es perfecta: sellos, marcas de agua, firmas sobre las fotos, perforaciones, cada detalle es impecable. Te complace ver que el lento movimiento del tiempo acrecienta la angustia de Momir y aplaca su arrogancia. Cuando vayas a su encuentro, ya lo tendrás derrotado e implorante. –Te cegó la oscuridad, porque era demasiado visible -dijo Camargo. Entonces lo vi, sobre una de esas mesas, uno más entre esos cuerpos inertes, fracasos irremediables. Ahí estaba él, Wílmar, mi niño, el único. –Lo hizo una mezcolanza de azar con semen y babas -le contestaba yo furioso. Yendo por la carrera Palacé entre los saltapatrases, los simios bípedos, pensando en Alexis, llorando por él, me tropecé con un muchacho. Nos saludamos creyendo que nos conocíamos. ¿Pero de dónde? ¿Del apartamento de los relojes? No. ¿De la televisión? Tampoco. Ni él ni yo habíamos salido nunca en la televisión, o sea que prácticamente ni existíamos. Le pregunté que para dónde iba y me contestó que para ninguna parte. Como yo tampoco, bien podíamos seguir juntos sin interferimos. Cuando le abrieron la puerta entró sin saludar, subió la escalera, cruzó la segunda planta, llegó al cuarto del fondo, se desplomó en la cama y cayó en coma. Así, libre de si mismo, al borde del desbarrancadero de la muerte por el que no mucho después se habría de despeñar, pasó los que creo que fueron sus únicos díasen paz desde su lejana infancia. Era la semana de navidad, la más feliz de los niños de Antioquia. ¡Y qué hace que éramos niños! Se nos habían ido pasando los días, los años, la vida, tan atropelladamente como ese río de Medellín que convirtieron en alcantarilla para que arrastrara, entre remolinos de rabia, en sus aguas sucias, en vez de las sabaletas resplandecientes de antaño, mierda, mierda y más mierda hacía el mar. Cuentan que poco antes de mi regreso a Medellín pasó por esta ciudad destornillada un loco que iba inyectando en los buses cianuro a cuanta perra humana embarazada encontraba y a sus retoños. ¿Un loco? ¿Llamáis "loco" a un santo? ¡Desventurados! Dejádmelo conocer para darle más de lo dicho y un diploma al mérito que lo acredite comomiembro activo de la Orden del Santo Rey. Ah, y una buena provisión de jeringas desechables, no se le vayan a infectar sus pacientes..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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