15 de enero de 2025
Comentario destacado
Adverbs homework
Ya dije que el final de este libro es necesariamente imposible. Las páginas que siguen, y algunas anteriores, nunca fueron escritas. Se basan en unos apuntes inconexos y casi ilegibles agregados por Espósito, en hojas sueltas, a su cuaderno Leviatán. La idea de que la historia se escriba a sí misma lo había ido ganando en los últimos tiempos. "Nadie es realmente autor de su propio libro", pensaba, "y yo menos que nadie." Darle forma a lo que falta no es más que aceptar esa idea. Hubo una pausa. Bueno, mientras miraba empecé a darme cuenta de que no me sentía del todo bien, y pensé que era la desnutrición y mi estómago que no estaba preparado para la ricapischa y las vitaminas. Pero traté de olvidarme, y me concentré en la película siguiente, que empezó en seguida, hermanos míos, sin tiempo ni para respirar. Esta vez trataba de una jovendébochca a quien le daban el viejo unodós unodós primero unmálchico después otro después otro después otro, y ellacrichando muygronco por los altavoces, y al mismo tiempo se oía una música muy patética y trágica. Todo era real, muy real, aunque si uno pensaba bien en el asunto, no se podía imaginar que unaliuda aceptara que le hiciesen eso en una película, y si esto lo filmaban en nombre de la moral o el Estado no se podía imaginar que lo permitiesen sin intervenir. De modo que tenía que ser un trabajo muy hábil, lo que llaman armar, o montar, o cualquier otravesche por el estilo. Porque era muy real. Y cuando le llegó el turno al sexto o séptimomálchico, que se burlaba ysmecaba y se disponía a hacer la cosa, y ladébochcacrichaba comobesuña en la banda de sonido, comencé a sentirme mal. Me dolía todo el cuerpo, y tenía ganas de vomitar y al mismo tiempo no tenía ganas, y empecé a sentirme nervioso, oh hermanos míos, pues estaba atado y rígido en el sillón. Cuando terminó la escena,slusé lagolosa de este doctor Brodsky que decía desde el tablero de mando: -¿Reacción alrededor de doce punto cinco? Promisorio, promisorio. –Deberías escribirla otra vez. XI –Otro? No hay ningún otro. A mí nadie me abandona. Yo no soy mi padre. –Por qué te reís -preguntaste. –De puño y letra -volvió a explicar él-. Son mi pequeña vanidad. -Cartas, eran. Quería decir que eran cartas. Cartitas, dedicatorias, esquelas, servilletitas de papel, autógrafos, facsímiles, menús donde el valeroso militar o el concertista, el político o la danzarina moderna, el obispo o Mongo Aurelio expresaban, de puño y letra, la simpatía que les había despertado nuestro agrónomo coleccionista. -Y hasta el abanico de tía Teresita, con una cuarteta de Rubén. –¿Cómo se le ocurre eso, doctor? Si es un cumplido, es rarísimo. –Todo. Pero aún tenemos algunos puntos que aclarar -le indicás, por señas. Dije arriba que no sabía quién mató al vivo pero sí sé: un asesino omnipresente de psiquis tenebrosa y de incontables cabezas: Medellín, también conocido por los alias de Medallo y de Metrallo lo mató. –¡No! -le contesté con un no más rotundo que el planeta Tierra. Descendimos por el bulevar Marghanita y como no habíamilitsos patrullando por allí, cuando encontramos a unstarrioveco que venía del quiosco donde acababa decuperar lagasetta le dije a Toro: -Muy bien, Toro, adelante si así lo deseas. -En aquellos tiempos, cada vez con más frecuencia me limitaba a dar las órdenes yvidear cómo las cumplían. Toro se le echó encima y locracó , er er er, y los otros dos lo pisotearon y patearon,smecando todo el tiempo, y luego dejaron que se arrastrara gimoteando hasta donde vivía. –¡Lo pensás en serio! Y entonces qué. –¿Cuántos inodoros taponaron hoy, hijos de la gran puta? -les respondo con mi más amplía sonrisa, en español, y ellos creen que les estoy diciendo que están muy bonitos. –No hay ofensa para ti ni para nadie -dijo Georgie-. Se trata de saber quién tiene ideas. ¿Qué ideas tuvo el hombre? -y clavaba en mí losglasos muy fríos.- Pequeñeces,malencasvesches como lo de anoche. Estamos creciendo, hermanos. El silencio se apoderó entonces de mi casa y empezó a pesar sobre nosotros como la tapa de un ataúd..

Lou Nicholes
Presentando Family Times: Lou Nicholes

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¿QUÉ SACÓ DE TU TIEMPO DE SILENCIO HOY?

Esta es una pregunta que Jack Wyrtzen me hizo en una conversación telefónica hace muchos años. Me gustaría hacerte la misma pregunta. Me quedé sin palabras porque no tenía un plan para leer la Palabra de Dios todos los días y compartirla. Como resultado, esta pregunta cambió el curso de mi vida al leer la Palabra de Dios y compartir mis pensamientos con mi familia y otras personas todos los días. Si deseas recibir estos pensamientos, solo haz clic en el botón a continuación y es gratis .

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Somos una familia misionera que ha ministrado con Word of Life Fellowship desde 1962. Esta es una organización internacional de jóvenes fundada por Jack Wyrtzen, con sede en Schroon Lake, Nueva York. Lou Nicholes creció en una pequeña granja en el sureste de Ohio.

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